Una rabina no es un rabino, como una mujer no es un hombre

rabinamujerokHay una diferencia entre igualdad de género y equidad de género; debemos aceptar y apreciar la diversidad en vez de tratar de homogeneizar a la humanidad.

Me gustaría unirme al coro de felicitaciones enviadas el viernes al diario Haaretz a las ocho mujeres que están recibiendo ordenación Ortodoxa como rabinas. El lugar que ocupan estas mujeres como pioneras de la historia judía no debe ser subestimado.

Aun así, desafortunadamente, cuando leo descripciones de estas mujeres como "rabinos femeninas", siento cierta confusión.

Una rabina no es un rabino femenina. Una rabina es una rabina. Un rabino es una autoridad de la Halajá masculina. Una rabina es una autoridad de la Halajá femenina. Llamar a una rabina, rabino femenina es como llamar a una mujer hombre femenino. Un hombre, de hecho, es un humano masculino, y una mujer es un humano femenino.

El Feminismo Ortodoxo es a grandes rasgos un movimiento que busca asegurar la dignidad de aquellos en ambos lados de la Mejitzá, no intenta eliminar o minimizar la distinción o las diferencias entre las personas de cada lado. Yo dejé el Movimiento Conservador en el que crecí, en parte por sus intentos de lograr uniformidad de género.

La idea de celebrar en vez de intentar minimizar nuestras diferencias, mientras se asegura dignidad y oportunidades para todos, marca una diferencia filosófica crítica entre aquellos que defienden una humanidad homogénea, y aquellos que celebran la diversidad con dignidad. Esta dicotomía concierne no sólo a la forma en la que abordamos el género, pero también a la forma en la que abordamos la raza, religión, nacionalidad, sexualidad, y un sinnúmero de temas, y la base de la dificultad está al decidir cómo llamar a las autoridades Ortodoxas de la Halajá femeninas.

Sean llamadas rabinas / rabbot o maharats / maharot, sin duda no son rabinos. Su rol en la comunidad continuará desarrollándose como un trabajo en progreso, pero el mundo Ortodoxo continuará reconociendo su rol como distinto del de los rabinos, como lo hace con otras clasificaciones de roles. Tome el Cohanim como ejemplo. Su rol y e importancia no se confunde con el de los Levitas u otras tribus. Lo mismo va para los Sefaradíes y judíos Ashkenazíes –son étnicamente diferentes y siguen diferentes tradiciones. Hasta en las comunidades Ortodoxas modernas, donde las mujeres son llamadas a la Torá y dirigen algunos segmentos de servicios religiosos, hay muchas veces otros segmentos reservados para hombres, y todavía otros reservados para el Cohanim.

Aunque las Feministas Ortodoxas luchan con el desafío de asegurarle dignidad a todos, la uniformidad no es necesaria. La humanidad está mejor servida cuando se acepta y celebra la diversidad sin intentar eliminarla. Debemos aceptar aquellos que son diferentes a nosotros, ya sea de diferente raza, cultura, religión, nacionalidad, o aún si son de diferente género, o diferentes de cualquier otra forma. Debemos alentar a cada individuo para que siga su camino único, sin intentar homogeneizar a la humanidad.


El mundo debe aceptar las diferencias entre las ideas de igualdad de género y equidad de género, para reconocer la dicotomía entre los defensores de uno u otro, y aceptar la legitimidad de aquellos que eligen equidad.

Si se hiciera una encuesta para ver que clase de personas apoyan las divisiones de género en deportes, asumo que encontraríamos aquellos "feministas" que tienden a apoyar el progreso únicamente de competencias de mujeres. Aunque estamos muy atrasados en celebrar e invertir en deportes femeninos al igual que celebramos e invertimos en deportes masculinos, el aumento de las competencias de deportes de mujeres no está visto como un relegar a las mujeres a un estatus secundario. Por lo contrario, los deportes de mujeres son típicamente vistos como el dar oportunidades a las mujeres para demostrar y defender las únicas habilidades propias. El tener competencias de deporte del mismo sexo, en muchos casos, reducirían las oportunidades para las mujeres.

En las Olimpíadas de Sochi de 2014, Martina Sabilkova ganó la medalla de oro en la competencia femenina de patinaje de 5000 metros, con un tiempo de 6 horas 51 minutos y 54 segundos. Si hubiera estado compitiendo con hombres en el mismo evento, su marca de tiempo la hubiera puesto en el último lugar.

Está bien para los hombres y las mujeres ser diferentes. Somos diferentes. Nunca voy a dar a luz ni amamantar. Somos diferentes física y mentalmente, y está bien ser diferentes religiosamente.

Me ofendería si alguien le dijera a un zurdo que escriba con su mano derecha, o que le digan a una persona predispuesta a ser artista que se dedique a la ciencia. Es inapropiado criticar la escritura de una persona disléxica o preguntarle a una persona ciega cómo se ve algo. Me siento ofendido cuando aquellas personas de otras religiones desean convertirme, y no les hago proselitismo. En la misma rama, me siento insatisfecho cuando se confunde la distinción entre rabino y rabina.

Baruch Stein tiene una licenciatura en Ciencias Políticas de la Univiersidad Penn State. Luego de dejar el Movimiento Conservador en el que creció, se afilió con instituciones Haredi-led pero a partir de eso se volvió hacia el ala más liberal de la Ortodoxia Moderna.

Fuente: Haaretz.com

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