La Gran Paradoja Judía en Washington D.C.

bibikotelokLos discursos de Netaniahu llegan en un momento en el que a nivel mundial el pueblo judío tiene un poder como nunca antes se había visto, pero en un momento de frágil vulnerabilidad para los judíos.

Los discursos que dio el primer ministro Biniamín Netaniahu esta semana en Washington (ante una Conferencia de Políticas del AIPAC que tuvo un exceso de solicitudes de personas que querían concurrir, y ante el Congreso de los Estados Unidos) destacan la paradoja judía más grande de nuestra época: que el pueblo judío tiene más poder que nunca, pero a la vez sigue siendo muy vulnerable.

Nunca antes en nuestra historia fue tan bueno el hecho de ser judío. Israel es fuerte, seguro y desarrollado. La amplia mayoría de los judíos de la Diáspora viven en países libres y prósperos dentro de comunidades que cuentan con protección, que son respetadas y que ejercen su influencia, siendo la colectividad judía estadounidense la colectividad más fuerte de la Diáspora. Se sumerge en el mundo de la Torá un número récord de judíos, y ha alcanzado el pueblo judío una capacidad, que hasta ahora no se podía creer, de realizar un aporte cuantitativo a la condición humana mundial. Sin embargo, puede ser que esté llegando a su apogeo el poder y la influencia del pueblo judío.

Un nexo de desafíos se encuentra en Israel. El sionismo aspiraba a que ese retorno y autodeterminación en Sion pudiera resolver el problema del antisemitismo y de la vulnerabilidad de los judíos. Efectivamente, sucedió tal repatriación masiva durante el siglo pasado. No obstante, muchos líderes israelíes sostienen que Israel está sujeto a amenazas existenciales que están surgiendo contra su existencia física, por parte de los estados árabes y musulmanes nucleares, o que está sujeto a que se vea amenazada su existencia política, por el constante control de la población palestina y del Movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones. Al mismo tiempo, la sociedad israelí sufre profundas desigualdades y otras injusticias, y su sistema político trata de salir del paso con los temas de corrupción, frivolidad y mediocridad, estando lejos de la antigua esperanza de poder llegar a ser una sociedad modelo.

Otro nexo de desafíos yace en la Diáspora. La resiliencia y el relativo bienestar económico de los judíos se construyó sobre su alfabetismo universal, sobre una excepcional interconectividad por todo el mundo dentro de una red mundial de comunidades, y sobre un sistema legal unificado para todos. En las últimas décadas y en las venideras, no es que solo la humanidad y otros países se estén igualando, sino que también muchos judíos se están descomprometiendo de este ADN social. A su vez, se han extendido la asimilación y los matrimonios mixtos, las divisiones sociales entre los judíos son profundas, y desafía a los judíos por individual, a las comunidades de la Diáspora y a Israel una nueva ola de antisemitismo mundial, que a menudo se ve propagada por los musulmanes con la ayuda de los grupos radicales de la izquierda liberal y de la derecha. Por tanto, el sionismo e Israel no han erradico el antisemitismo, sino que más bien lo avivan.

Los Estados Unidos, principal aliado estratégico de Israel y hogar de alrededor del 80 por ciento de los judíos de la Diáspora, hace de nexo entre esos dos conjuntos de desafíos, con el profundo impacto que tiene sobre los judíos. La debilidad de la gobernanza de los Estado Unidos y su profunda crisis social multigeneracional de una deuda que se avecina y de déficits masivos son nubes negras que se ciernen sobre el horizonte del pueblo judío. Mientras tanto, las potencias emergentes del mundo, principalmente la India y la China, cuentan con una escasa presencia judía y con una asociación mucho más débil con los judíos o con el Estado de Israel. Además, no solo la asimilación masiva desgasta la base demográfica de la colectividad estadounidense, sino que Israel ha dejado de ser un centro de interés, de lealtad y de atención para muchos judíos estadounidenses. La confluencia de estas tendencias es sumamente preocupante: un Israel, que se lo percibe como poco motivador y enfangado en las cuestiones éticas, políticas y de seguridad, se está volviendo cada vez más un tema que genera divisiones partidarias entre las personas de los Estados Unidos que no son judías, un tema que les quita las ganas a muchos judíos y que es motivo para que se alejen de entre sí muchas comunidades judías.

El tema de la longevidad es la gran diferencia entre Israel y la Diáspora. Casi todos los judíos están seguros de que el pueblo judío va a perdurar, evolucionar y que se va a adaptar a estos desafíos, tal como lo ha hecho anteriormente. Tanto es así que la mayoría de los judíos cree que el pueblo judío va a sobrevivir a toda nación existente, mientras sabe que algún día los astronautas judíos van a estar "encendiendo las velas de Shabat en Marte". Tal certeza no se aplica a la existencia de Israel. Nuestra historia sostiene que los judíos no pudieron mantener la soberanía en tres oportunidades. A su vez, cuatro de los últimos primeros ministros de Israel expresaron preocupaciones existenciales sobre el futuro del país, a pesar de los espectaculares logros.

Por consiguiente, es el sionismo y el Estado de Israel los que deben levantarse. Los notables éxitos de Israel lo colocan en una posición que afecta fundamentalmente a la historia judía. En los albores del siglo XXI, en medio de un caos e inestabilidad mundiales raramente vistos, Israel se enorgullece de los éxitos extraordinarios que ha tenido en todos los ámbitos de la vida contemporánea, incluidos la economía, la tecnología, lo militar y la sociedad, así como también se enorgullece de una cultura judía y hebrea floreciente, y de un próspero mundo de Torá. Actualmente, compite para llegar a ser la comunidad judía más grande y que más rápido crezca, dado que más de la mitad de los niños judíos nacen como israelíes, y alberga a la colectividad más diversa que pudiera llegar a vivir en un solo estado. El hecho de que aumente o que disminuya tendrá un impacto dramático en el judaísmo, en la sociedad judía y en la historia.

El drama de esta semana es realmente histórico. Las ambiciones nucleares de Irán que van madurando, un Estados Unidos fatigado que va en declive, una colectividad estadounidense dividida, un vínculo eclipsado entre Estados Unidos e Israel y un desorden en el sistema político israelí constituyen una mezcla tóxica. Ante este telón de fondo, el primer ministro Netaniahu tendrá que ser muy cuidadoso: exigir el acuerdo con Irán por lo que es sin distanciar al gobierno estadounidense, desafiar a la administración norteamericana sin causar mayor polarización entre los judíos estadounidenses, dirigir en nombre del pueblo judío y no verse comprometido por la política.

La foto en la que aparece en el Congreso, con la ausencia del vicepresidente en señal de protesta, captará de forma emblemática un punto máximo del poder de los judíos. La historia mayor captará su vulnerabilidad, sus preocupaciones y su dependencia. La Gran Paradoja Judía de nuestra época tiene lugar esta semana en Washington, D.C. frente a nuestros ojos.

Gidi Grinstein es el fundador del Reut Institute y el autor del libro que se ha publicado recientemente, Flexigidity: The Secret of Jewish Adaptability and the Challenge and Opportunity Facing Israel.

Fuente: Haaretz.com
Traducción al español: Rodrigo Varscher

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