¿Puede haber un diálogo entre sionistas y musulmanes? Las razones para la existencia de la MLI.

shalomhartmannokLa Muslim Leadership Initiative (MLI, Iniciativa de Liderazgo Musulmán) patrocinada por el Instituto Shalom Hartman, ha sido objeto de gran controversia en la comunidad musulmana estadounidense y más allá de ella.

El Instituto Shalom Hartman comenzó la Muslim Leadership Initiative (MLI, Iniciativa de Liderazgo Musulmán) a petición del imán Abdullah Antepli de la Universidad de Duke. Él creía que el conflicto palestino-israelí genera toxicidad y desconfianza mutua entre los musulmanes estadounidenses y las comunidades judías. El prolongado conflicto ahoga toda posibilidad de entablar una relación significativa y saludable entre estas comunidades monoteístas que comparten una rica tradición de fe.

En lugar de trabajar juntos para promover los valores compartidos, el conflicto a menudo inspira un antisemitismo casual y sentimientos anti-israelíes extremos. Lamentablemente, yo también he sido testigo de cómo este conflicto ha inspirado a los miembros de mi comunidad a participar en la intolerancia anti-musulmana y anti-palestina, que creo que traiciona lo mejor de nuestros valores judíos.

El imán Abdullah creía que el Instituto Shalom Hartman, un centro de investigación y educación influyente, plural y políticamente no alineado que atiende a Israel y a las comunidades judías norteamericanas sería un socio ideal para ayudar a conectar a las comunidades musulmanas y judías estadounidenses.

Uno de los objetivos centrales del Instituto Shalom Hartman es la creación de un judaísmo ilustrado, un judaísmo abierto al mundo y a las mejores ideas de la modernidad. En el Instituto, trabajamos muy duro para reconocer, enfrentar y superar la estrechez, la intolerancia y los defectos morales dentro de la comunidad judía. En la MLI observé la existencia de gente abocada a una búsqueda similar y sentí una profunda afinidad con ellos.

El imán Abdullah y quienes lo respaldaban planteaban el siguiente desafío: ¿Podría una institución judía y sionista abrir sus puertas, sus tradiciones y su narrativa a un grupo de líderes musulmanes interesados en pensar con más maticas acerca de quiénes son en su relación con el judaísmo e Israel? Mi respuesta fue: "Si ustedes vienen, estamos dispuestos a intentarlo".


Desafiando un mantra musulmán sobre Israel

Pero, ¿qué constituye "una forma con más matices", y cuál sería la naturaleza del plan de estudios y sus objetivos? Cuando se trata de antisemitismo, el tema es relativamente simple. En mi opinión, por definición, cualquier musulmán norteamericano que venga a estudiar en una institución judía e israelí no es un antisemita. Las intolerancias de cualquier tipo se alimentan de la ignorancia y el aislamiento.

Nuestra meta educativa era ampliar la familiaridad de cada participante con las ideas y los valores esenciales del judaísmo para ampliar su conocimiento y permitirles conducir a los musulmanes norteamericanos a entablar una relación más profunda con el judaísmo y la comunidad judía norteamericana.


Cuando se trata de hacer entablar a los participantes una relación con Israel, sin embargo, la cuestión es mucho más compleja. La esperanza del Instituto Shalom Hartman nunca fue crear sionistas musulmanes, y sabemos que los musulmanes de Norteamérica no abandonarán su firme apoyo en pro de los derechos palestinos.
Nuestro reto en el Instituto Shalom Hartman era ver si podíamos cumplir con el encargo del imán Abdullah de crear conjuntamente un espacio con musulmanes en los que podrían trabajar sobre una relación con más matices con el pueblo judío. ¿Es recitar el mantra "Israel es un estado con apartheid, racista, colonialista, dedicado a la limpieza étnica y al asesinato en masa" la única respuesta musulmana apropiada a la existencia de Israel? ¿Hay algún espacio entre una visión crítica de Israel y sus políticas y un rechazo del derecho de Israel a existir?

Reconocí los peligros de este mantra, en parte, porque durante muchos años, nosotros, judíos e israelíes tuvimos un mantra auto-destructivo hacia los palestinos. Ellos son "antisemitas, asesinos de niños, terroristas corruptos que nos quieren tirar al mar".

Este mantra nos permitió evitar el trabajo duro y necesario de tener que negociar; nos cegó al hecho de que los palestinos son un pueblo y que los estamos ocupando. Estábamos protegidos por una narrativa auto-definida que aseguraba la perpetuación del status quo con el pretexto de que "no hay con quien hablar".
Recién con las negociaciones de Oslo, la mayoría de los judíos e israelíes llegaron a rechazar este mantra y comenzaron a definirse a sí mismos como defensores de Israel apoyando la creación de un Estado palestino en Cisjordania y Gaza.

Reconozco los peligros de los mantras que lo abarcan todo, porque nos encierran en un callejón sin salida que se auto-perpetúa. Llegamos a aislarnos de otras voces, boicoteando intelectualmente a todo aquel que no comparta nuestros puntos de vista y no vea todo en términos de un estricto blanco y negro sin dejar ningún espacio para los matices y la complejidad.

¿Cómo deberíamos entablar una relación entre nosotros?


Para mí, el contra-argumento de que los musulmanes tienen amigos judíos que se les unen en su mantra unidimensional suena tan falso como los israelíes que afirman que cuidan los derechos de los palestinos por el hecho de emplear a trabajadores palestinos. Limitar las relaciones de los musulmanes con la comunidad judía a lo anti-sionista es condenar a los musulmanes a la ignorancia perpetua acerca de los judíos y el judaísmo, y a alienarlos de sus socios judíos en Norteamérica.

La respuesta del Instituto Shalom Hartman a la iniciativa proactiva de los participantes de la MLI, fue ofrecer un programa de estudios que abriera las puertas a nuestra tradición de la manera más inmediata y no censurada como fuera posible. El plan de estudios se basa en el utilizado por nuestra Rabbinic Leadership Initiative (RLI, Iniciativa de Liderazgo Rabínico), un programa para formar una cohorte de élite de Rabinos norteamericanos que respondan a los desafíos que enfrenta la vida judía contemporánea.
Se trata de un plan de estudios que se relaciona con las múltiples voces existentes dentro del judaísmo con respecto a las ideas centrales y principios sobre el judaísmo e Israel. Implica una constante evaluación y auto-crítica de la tradición y de su papel en la vida judía moderna, y una evaluación constante y crítica del pueblo judío y de Israel.

Como tal, no es un curso introductorio sobre judaísmo y sionismo para musulmanes o un programa de apoyo para una u otra posición israelí. Es, en cambio, una visión desde dentro sobre la forma en la que los judíos piensan de sí mismos y de su tradición y sobre los debates en torno a lo que somos y lo que queremos ser.

¿Podrá la MLI movilizar a sus participantes para que rechacen los derechos de los palestinos? No.

¿Podrá la MLI permitir que sus miembros eméritos entiendan mejor al judaísmo y al pueblo judío? ¿Comprenderán mejor los desafíos y las oportunidades de la vida judía norteamericana? ¿Comprenderán mejor la complejidad de la vida judía moderna? ¿Comprenderán mejor las aspiraciones del pueblo judío para Israel? ¿Comprenderán mejor la importancia de Israel para los judíos de todo el mundo? ¿Comprenderán mejor la complejidad de la realidad de lo que es Israel y los debates judíos acerca de su futuro? ¿Serán capaces de relacionarse mejor con los judíos en Norteamérica?

Realmente lo espero. Pero sé que no es a mí a quien le corresponde contestar.
A su vez, ¿llegaremos a conocer mejor a los musulmanes estadounidenses, apreciaremos sus desafíos y luchas exclusivos y comprenderemos sus aspiraciones religiosas y su identificación con los palestinos? Para mí la respuesta es clara: he aprendido y sigo aprendiendo. Estoy agradecido a MLI por confiarme sus diversas narrativas de la misma manera que el Instituto Shalom Hartman les confió las suyas.

Evitando un juego de suma cero

Como judío, no quiero vivir en un mundo de un juego de suma cero con el islam. Anhelo vivir en un mundo en el que judíos, cristianos y musulmanes de buena fe tengan contacto entre sí, vivan con los demás, estén en desacuerdo con respeto y lo que es más importante, aprendan unos de otros. Eso sólo sucederá cuando tengamos el valor de encontrarnos y escucharnos.

Aprender no significa estar de acuerdo unos con otros. Simplemente significa abrirse para estar expuesto al otro, aprender de su mundo y aceptar las sorpresas que este recorrido podría traer consigo. El compromiso de los participantes en la MLI con este ideal es inspirador, y estoy comprometido a ayudar a que mi comunidad haga lo mismo.


Me duele la relación entre israelíes y palestinos, pero la MLI no está destinada a resolver este problema. Los participantes no vive en el Medio Oriente, ninguno ha sido elegido para representar al pueblo palestino o su causa, ni nunca adujo serlo.

Son, sin embargo, líderes musulmanes que viven en una región diferente y un clima cultural diferente. ¿Podrá Norteamérica ser el lugar para el comienzo de una nueva y diferente relación entre judíos y musulmanes? ¿Podrá el suelo de los Estados Unidos incubar una cultura de respeto, amistad y aprendizaje entre judíos y musulmanes? ¿Podrá un experimento en los Estados Unidos servir como un modelo para el mundo? No lo sé. Pero vale la pena explorar la posibilidad.

Como judío y como israelí, quiero relacionarme con los musulmanes. Lo quiero porque es la forma en que judíos y musulmanes deberían tratarse unos a otros. Porque cada vez que uno se abre para conocer al otro, crece enormemente. Porque impacta profundamente en la comprensión de mi Instituto del Islam y en nuestro compromiso de superar nuestro propia intolerancia y prejuicios.

Quiero relacionarme con los musulmanes porque siento que es lo correcto que debo hacer, y a veces simplemente tenemos que hacer lo correcto y creer que incluso un pequeño acto puede reparar el mundo.

Traducción: Daniel Rosenthal

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