Amenazas y contraataques para las mujeres ultra-ortodoxas que buscan voz política

harediwomanokCampaña llamada "No Female Candidate, No Female Vote" intenta presionar a los partidos políticos ultra-ortodoxos a que pongan mujeres en sus listas.

El contraataque contra las mujeres ultra-ortodoxas que se atreven a exigir una voz pública en el gobierno no resultó ser una gran sorpresa, pero sí llegó rápida y severamente.

La semana pasada, se lanzó una campaña formal llamada "No Female Candidate, No Female Vote" ("Si no hay candidatas, las mujeres no van a votar") para presionar a los partidos políticos Shas y United Torah Judaism para que dejen de excluir a las mujeres de las listas electorales. El argumento de la misma es: en una época en la que las mujeres judías ultra-ortodoxas ya se desempeñan en la esfera pública, trabajando como periodistas, como abogadas, como doctoras o como activistas, no tiene sentido que se les prohíba postularse para alcanzar un puesto político. Estas mujeres, quienes muy a menudo son tanto las principales en llevar el pan a la casa como las principales en cuidar a la familia, merecen tener representación directa en la Knéset.

Se hizo circular por las redes sociales una carta abierta que escribió este grupo de mujeres jaredíes a los representantes de los partidos ultra-ortodoxos en la Knéset, carta que armó revuelo. En la carta expresaban que se negaban a votar por cualquier partido que no incluyera a una candidata mujer –cualquier candidata –que figurara en una posición lo suficientemente alta como para poder tener una oportunidad realista de ganar un escaño en la Knéset. El movimiento dio a conocer su mensaje a través de un grupo de Facebook y a través de un sitio web de financiación colectiva, mientras que el esfuerzo recibió una amplia cobertura mediática.

En respuesta a ello, el rabino Mordejai Blau, un integrante de larga antigüedad dentro del partido United Torah Judaism, emitió una declaración el domingo, en la cual amenaza con excomulgar a toda aquella mujer que se atreva a oponerse a la dirigencia política jaredí, y por extensión, a la autoridad religiosa de los rabinos que las orientan.

«Todas las mujeres que se acerquen a un partido político que no se encuentre bajo la dirigencia de los sabios de la Torá conseguiría que a sus hijos se les niegue la entrada a las escuelas jaredíes y que la comunidad boicotee a su jefe», expresó Blau.

Se podía oír bien el tema del "Padrino" que tocaba de fondo cuando advirtió: «Todo aquel que se atreva a hacer esto deberá responsabilizarse y pagará caro por ello».

La declaración las pone a las mujeres jaredíes que buscan representación en el gobierno entre la espada y la pared. Por un lado, los partidos jaredíes insisten en seguir siendo partidos sin presencia femenina; por otro lado, si buscan otro hogar político, corren el riesgo de ser marginadas social y económicamente en sus muy unidas comunidades.

Blau no fue el único en reaccionar con hostilidad a nivel público. En una entrevista de televisión que tuvo lugar en el programa del canal 10, "London and Kirschenbaum", el rabino Benny Rabinowitz, editor de la publicación jaredí Yated Neeman, parecía no estar muy cómodo cuando se vio enfrentado a una representante del grupo, Esty Rieder-Indorsky. Mientras insistía con cambiarse de asiento en el panel porque no podía sentarse entre dos mujeres, Rabinowitz sostuvo que los actuales representantes de los partidos ultra-ortodoxos en la Knéset ya representaban a las mujeres de la comunidad así como también sostuvo que esas mujeres podían representarse a sí mismas.

Señalando a Rieder-Indorsky, Rabinowitz dijo: «Realmente, no hay ninguna mujer jaredí que piense como ella...La mujer jaredí sigue la voluntad de la Torá y de la halajá [ley judeo-religiosa]. Y los sabios de Israel dicen la voluntad de la Torá y la voluntad de la halajá dice que las mujeres no pueden hacer esto».

El rabino Jaim Amsellem, un político que representa la punta más progresista del espectro ultra-ortodoxo, se expresó efectivamente apoyando a las mujeres. «Ya es hora de que las mujeres jaredíes sean representadas en los partidos jaredíes», dijo Amsellem en una declaración. Incluso si esos partidos se oponen a poner mujeres en sus propias listas, «no se les debe impedir que se postulen para otras listas, y no se las debe boicotear ni marginar», expresó. Tildando los comentarios de Blau como "estúpidos" y poco representativos de las opiniones del público jaredí, Amsellem juró hacer todo lo que pueda para "hacer avanzar la entrada de las mujeres jaredíes a la Knéset para que puedan tener la debida representación".

Si bien la campaña de las mujeres fue anunciada en los medios como un nuevo fenómeno, lo cierto es que más bien se trata de un esfuerzo renovado con mayor intensidad. Es parte de un esfuerzo en curso que hasta el momento tuvo mucha publicidad pero unas pocas victorias en concreto. Ni los números que aparecen en el grupo de Facebook (3.600 a lo largo de sus dos años de existencia) ni la suma recaudada en el sitio web de financiación colectiva son muy sorprendentes que digamos.

En la esfera jurídica y normativa, fracasaron por completo los intentos que se hicieron en la justicia para negarles financiación pública a los partidos jaredíes por el motivo de que el hecho de que excluyan a las mujeres viola los principios de igualdad y de libertad de expresión. Tampoco tuvieron éxito las apelaciones que se hicieron al Comité Central de Elecciones, las cuales exigían que por esta razón el Shas y el UTJ quedaran inhabilitados para postularse en las elecciones.

Tampoco hubo mucho éxito en el ámbito electoral. Tuvo lugar en el año 2012, durante el período previo a las elecciones anteriores, una campaña similar para presionar a los partidos ultra-ortodoxos a que pongan a las mujeres en sus listas. En ese momento, Amsellem se levantó, como lo hizo ahora, para apoyar enérgicamente el derecho de las mujeres jaredíes a desempeñar un papel mayor en la vida pública. Lo que es más importante, incluyó a varias mujeres en la lista de su propio partido, Am Shalem. Pero fue totalmente derrotado en las urnas, al no haber podido arrancarles a los tradicionales bastiones un porcentaje sustantivo de los votos jaredíes.

De modo parecido, en las elecciones municipales del año 2013, las mujeres también se metieron en aguas turbulentas, cuando un pionero "partido de madres" no consiguió cruzar el umbral electoral en la carrera municipal del asentamiento jaredí de Elad. En el barrio Mea Shearim de Jerusalén, la residente Rajel Ibenboim se vio presionada a abandonar su lugar en la lista Habait Haiehudí luego de que amenazaran a su familia con marginarlos desde la comunidad.

Aun así, hay motivos por los cuales tener esperanza. Nada indica que los reveses anteriores impliquen la rendición de las mujeres jaredíes, las cuales luchan por tener voz. Ibenboim es una de las caras de este nuevo intento por representar a las mujeres jaredíes en la Knéset, así como lo son las mujeres que se postularon para desempeñar cargos políticos en Elad. Que las mujeres ingresen al ámbito político jaredí puede llegar a ser simplemente una cuestión de tiempo.
Sin embargo, que ese momento sea ahora sigue siendo una incógnita.

Fuente: Haaretz.com

Traducción al español: Rodrigo Varscher

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