En las casas de los matrimonios mixtos enfrentan el “Dilema de diciembre”

navidadyjanucaokDos personas se conocen. Se enamoran. Surgen grandes preguntas. ¿Mudarse juntos? ¿Quieren tener hijos? Se responden grandes preguntas. La vida sigue fluyendo.
Luego, llega diciembre, y para muchas parejas las cosas se complican.
"¿Podemos comprar un árbol?"

Cuando una mitad de la pareja es judía y la otra mitad es gentil – más específicamente, cuando una mitad creció con un árbol de Navidad y la otra no- la pregunta puede surgir acompañada por cuestiones culturales y emocionales.

El árbol de Navidad tiene sus raíces en el solsticio de invierno – una celebración del poder de las plantas verdes. Sin embargo, es uno de los símbolos más potentes de la cristianidad.

En los últimos días de Januca y con Navidad acercándose, el New York Times le preguntó a sus lectores en relaciones mixtas sobre su primer árbol.

Para algunos, traer un árbol a su hogar significaba una experiencia llena de culpa que llevaba a la asimilación. Para otros, era una unión alegre, que muchas veces juntaba un árbol con una janukia.

Algunas veces cada parte tiene que ceder. Cuando Simon Silverstein y su esposa se juntaron en Brooklyn, él estaba en contra de tener un árbol. "Yo decía, 'No estoy acostumbrado a esto y realmente no quiero,'" recuerda.

Después de que la pareja tuviera hijos, Silverstein permitió tener una rama de pino. Hoy, su árbol es una escultura de madera que él construyó, con un Maguen David arriba. "Nuestro compromiso parece estar funcionando," dijo Silverstein. "Estamos casados hace 50 años."

En el caso de Cheshire Frager, fue su esposo gentil quién tuvo que ceder. Como muchos judíos, Frager, de Queens, creció compartiendo las costumbres cristianas de sus amigos. Cuando se casó con un estadounidense de descendencia italiana hace 44 años, pensaba en tener su propio árbol de Navidad.

"Imagina mi disgusto," ella escribió, "cuando el árbol resulto ser bajito y decorado con cachivaches de mi esposo."

Después de "siete amargos años" de Navidades con pequeños árboles, la pareja se mudó de su apartamento a una casa, y Frager consiguió lo que quería: un árbol alto, con luces y lazos de colores.

"¿Culpable? De ninguna manera," dice Frager, quien trabaja para una caridad judía. "Hicimos las cosas de Januca en Januca y las cosas de Navidad en Navidad."
Sin embargo, para Ben Reuven de Astoria, Queen, el primer árbol "fue difícil".

El árbol, él escribió, "fue decorado hermosamente y le agregaba un brillo al cuarto, pero dolía un poco verlo ahí." La actual ex – esposa de Reuven luego se convirtió al judaísmo; no más árbol. "Fue raro para ella no ver un árbol en su hogar."

Uno de los acuerdos más creativos se puede apreciar en la casa de Michael Patchen de Greenwich, Conn.: un alto "Árbol Menora" con nueve espacios para velas, cada uno con hojas y decoraciones.

En el Jewish Outreach Institute, una organización de Nueva York que ayuda a las familias mixtas a conectarse con la comunidad judía, Paul Golin, el director ejecutivo, dice que se refieren a estas preguntas como el "Dilema de diciembre".

"Desafortunadamente, cada uno debe contestarlo por sí mismo, dependiendo de su nivel de comodidad," dijo. "Es una cuestión del significado y de cómo presentarlo. Por ejemplo, escuché muchas historias de hogares donde los hijos ayudan a Papá o Mamá a festejar Navidad, por lo que lo presentan como una tradición de ese lado de la familia."

Golin no tiene un árbol de Navidad. Su esposa es de Japón y no es cristiana, pero como muchos japoneses, creció con un árbol y quería tener el suyo. "Dijo que era una cuestión cultural japonesa, pero yo dije que es algo occidental que se fue adaptando."

"Acordamos a celebrar únicamente Januca en nuestra casa," dijo. "Mi esposa siente que hizo un sacrificio, y le digo que lo aprecio. Está renunciando a una parte de su infancia."

Michael Bassman, de Jackson Heights, Queen, escribió que aun que estaba "incómodo con el árbol," lo hacía por el bien de su familia.

"Se ve lindo, huele espectacular, y es una parte indispensable del ritual navideño de mi esposa, y por los últimos 13 años, de mis hijos," escribió. Bassman ayuda a elegir el árbol, pero no lo decora.

También está el caso de Zachary Assael-Berkowitz, 28, y su ex – novia católica, Alison McCarthy. A pesar de que dejaron de estar juntos hace unos meses, aún son amigos, por lo que cuando McCarthy le pidió que la ayude a comprar un árbol, él estuvo de acuerdo.

La noche que habían quedado, Staggers no pudo ir y McCarthy estaba furiosa. "Fue como si hubiera profanado una iglesia o le hubiera dicho a un grupo de niños que no existe Papa Noel," dijo.

La mañana siguiente, se acercó a un puesto de árboles. Le pidió al vendedor que lo ayudé a elegir uno, pero éste le respondió bruscamente que "elija uno."
Staggers encontró uno que era pequeño pero "parecía lo suficientemente puntiagudo, o algo así." Lo llevó al apartamento de McCarthy. Ella no estaba, por lo que lo dejó allí.
"Gordo y redondo, el árbol se inclinaba hacia un lado y bloqueaba parcialmente la entrada al cuarto de mi ex," escribió. Envuelto en luces de Navidad, el árbol parecía "un hombre obeso tratando de ponerse lencería femenina."

Al menos tiene un árbol, él pensó.

Esa noche, McCarthy le escribió: "Gracias por el árbol," y él se sintió perdonado. Luego, vio que ella seguía escribiendo.
"Qué lástima que no es un árbol de Navidad," McCarthy escribió. "Es un arbusto de Januca y está un poco gordo de más."

Fuente: New York Times

Traductora: Mariel Benedykt

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