Activistas israelíes conciben “Estado autónomo” en Galilea

galileaok¿Cuál es el problema en Israel? «La injustificada guerra, la disposición a matar, la dificultad para transmitir las ideas y la desmoronada democracia», para empezar.

Los activistas que están consternados por las dificultades económicas de Israel y por una democracia presuntamente en deterioro piensan establecer una entidad en la Galilea superior denominada Estado Libre.

La iniciativa fue presentada hace unos seis meses aproximadamente por un puñado de soñadores que se reunían semanalmente con el más modesto objetivo de formar una ecoaldea que se autoabastezca situada en la Galilea. Pero pronto descubrieron que la tierra era costosa, e incluso si lograran formarla, seguirían atados a las leyes y políticas de Israel.

«Queríamos que se sumaran a nuestra aldea gente perseguida, refugiados y palestinos», dice Anat Rimon Or, conferencista en filosofía de la educación y una de los dirigentes del grupo. «Nos dimos cuenta de que una aldea de ese estilo, a no ser que esté ubicada fuera de las fronteras de Israel, es algo problemático para personas que no tienen estado civil».

Como dijo Tamar Hoffman del kibutz Baján, «Es imposible seguir en esta situación en Israel. La vida resulta insoportable, en especial si a uno le importan un poco los otros».
En el sitio web del Estado Libre, que está en idioma hebreo, se colgó un documento sobre los principios y las metas del mismo. En los puntos clave figuran el exonerarse de la deuda bancaria y permitir que la gente cultive marihuana.

La cláusula de las "disposiciones de separación" dice que "los habitantes del Estado Libre reconocen el derecho que tiene Israel a existir como estado judío y democrático dentro de fronteras seguras", aunque "el Estado Libre se reserva el derecho a llevar a juicio a aquellos jueces que le tiendan una mano a la violación de los derechos humanos en el estado judío democrático".

Cuando se le preguntó si los integrantes del partido Likud de Benjamín Netaniahu pueden instalarse en el Estado Libre, Hoffman dijo que cualquiera puede hacerlo.


«Pero, al igual que en las demás ecoaldeas, la condición es que pueden integrarse al Estado Libre solo las personas que acepten al otro, personas que entiendan que todos somos seres humanos», indica.

El Estado Libre nos recuerda a dos iniciativas anteriores. Una fue Nuevo Israel, presentada en el año 2000 por personas que querían establecer un nuevo estado israelí. La otra, Estado de Judá, fue pensada por colonos para resistirse al abandono de tierras de las que Israel se apoderó durante la guerra de los Seis Días de 1967.

En Sudáfrica, hacia fines de la época apartheid, se estableció una autonomía parcial para los blancos bajo el nombre de Oriana en la Provincia Septentrional del Cabo. La única ciudad afrikáner, que tuvo el objetivo de constituir una fortaleza para el idioma afrikáans y la identidad afrikáner, sigue existiendo con unos 1000 habitantes. La misma tiene su propia moneda.

Los organizadores del Estado Libre mencionan las reservas indias que existen en los Estados Unidos y en la Autoridad Palestina como otros modelos de autonomía. Al preguntarle si ven la idea como una idea viable o si la ven simplemente como una manifestación para poder avanzar, Hoffman dice que «es un cincuenta por ciento de posibilidades. Pero sin duda que se lo podría lograr con la gente indicada».

Yo digo que es difícil ver a Israel, el cual lucha por todas las colinas despobladas que haya en Cisjordania, mientras abandona la tierra de Israel propiamente dicha.
«Cuando se está dispuesto a vivir cerca de la frontera, el estado no es tan tacaño», señala.

Como dice Rimon Or, «Parece una broma o una fantasía, pero no es algo tan surrealista. Se puede encontrar a 100.000 o a 200.000 personas a las que les gustaría irse. En lugar de irse a Berlín, preferirían quedarse en la región. Israel también preferiría eso».

El proyecto es tan socioeconómico como político. «Les dejaremos a los bancos israelíes las deudas de los que se nos unan», dice Rimon Or. «Esto se debe a que la situación económica obligó a la gente trabajadora a endeudarse. Para ellos, el estado nuevo significará comenzar de nuevo».

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Al principio la gente se sorprendía cuando Rimon Or les comentaba la idea, pero pronto se convencieron, indica.

Una persona que se unió al grupo hace poco tiempo es Julia Kislev, artista y activista social que vive en el barrio Hatikva de Tel Aviv.

«Si insisten con que haya un estado judío en Israel, nos vamos a ir, aunque seamos judíos», indica. « ¿Quieren un estado judío? No nos interpondremos. Pero es así. No se le puede imponer una unidad a la gente».

Kislev inmigró a Israel en 1992 viniendo de la ex Unión Soviética y compara los dos lugares. «Es como si se llevaran a la gente a una granja colectiva y les dijeran que las cosas van a estar bien», dice. «Un judío laico, sin contar a los que no son judíos, no tiene lugar en un estado judío. Así que pueden irse al infierno».

No es difícil encontrar vacíos en el proyecto, pero la gente está realmente desesperada. Rimon Or señala "la injustificada guerra, la disposición a matar, el debate agresivo, la dificultad para transmitir las ideas y la desmoronada democracia". Ella no quiere tener nada que ver con eso.

«¿Cuánto podemos pelear? Es una situación insoportable», indica. «Desde las manifestaciones sociales [de 2011], hemos tratado de luchar, pero existe una ruptura total entre las luchas que se dan en la calle y lo que decide el gobierno».

Hace poco tiempo Rimon Or armó revuelo al haber puesto en Facebook que los asesinatos de una persona a la vez perpetrados por el Estado Islámico son más humanos que los asesinatos de varias personas a la vez por parte de los aviones de combate de los Estados Unidos. Casi pierde su trabajo por lo que ella llama ese comentario "medio humorístico", lo que le hizo tener más ganas de escindirse.

«Hoy día hay que pensar cuatro veces antes de decir lo que se piensa. Por ejemplo, que Israel no está en lo correcto, que aquí la democracia no es democracia. No paran de repetir el mantra "no tengas la razón, sé inteligente". Cuando proteges la democracia y los derechos humanos, tienes un grave problema», señala.

«Si peleas por lo que crees que es lo correcto, te despiden y pasas hambre. Yo pasé hambre cuando estaba estudiando y no fue algo agradable».

Así que Rimon Or recorrió el norte del país cerca de la frontera con el Líbano para tantear el terreno. «Elegimos la Galilea superior para poder irnos por el Líbano, y también la elegimos por el suelo fértil y la población relativamente escasa que hay», indica.

Me pregunto si la iniciativa no se presentó como una forma de escaparse de los problemas difíciles, tales como la oposición. Dice Hoffman: «Me encantaría poder solucionar los problemas. Pero me temo que la mayoría disfruta de la situación existente».

Sea como sea, el Estado Libre les está resultando especialmente atractivo a las mujeres. «Es un marco que es adecuado a las necesidades de las mujeres que tienen hijos», indica Rimon Or. «Las mujeres quieren vivir, no luchar».

Fuente: Haaretz.com


Traducción al español: Rodrigo Varscher

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