21 años después de haberse tomado la fotografía, los dos niños de la foto (ambos judíos israelíes) viven en un mundo cambiado, donde el hecho de concebir tal amistad israelí-palestina parece, a veces, una posibilidad perdida.
Este último verano, habiendo transcurrido una semana de guerra entre Israel y Gaza, la superestrella Rihanna colgó en Twitter la foto de un niño israelí y uno palestino abrazados dándole la espalda a la cámara: «¡Recemos por la paz y por que termine pronto el conflicto israelí-palestino! », escribía. « ¿Será que todavía quedan esperanzas?... ».
La foto se colgó como forma de minimizar las consecuencias negativas luego de que la estrella pop twiteara (y luego eliminara ocho minutos después) el hashtag #FreePalestine. El primer tweet provocó en Twitter un inmediato aluvión de defensores de Israel que le preguntaban si apoyaba a Hamás. No está claro hasta qué punto la foto apaciguó a quienes la criticaron. Pero lo que Rihanna no sabía es que, en realidad, la foto es falsa.
Los niños que aparecen en la fotografía no son un israelí y un palestino, sino dos judíos israelíes.
La foto de 1993, que fue tomada tres meses después de que se firmaran los Acuerdos de Oslo, es una de las imágenes más emblemáticas del conflicto israelí-palestino. En ella aparecen caminando abrazados un niño de camisa roja con kipá y un niño de camisa negra con kuffiya. Aunque el fondo se vea borroso, es claro que están en los blancos y verdes alrededores de Jerusalén, deambulando por un camino de tierra que conduce a un destino desconocido. Parecen estar conversando con suma concentración, olvidando al fotógrafo que se encuentra detrás de ellos.
Además del tweet de Rihanna, que fue retwiteado por 46.000 personas, la fotografía fue reproducida cientos de veces en Internet, al aparecer en la revista judeo-estadounidense Tikkun, en el sitio web del grupo que defiende a Israel Jerusalem Institute of Justice, en diversos sitios de noticias y páginas de Facebook de los Estados Unidos e Israel, e incluso apareció en el blog que pertenece a Jack Kornfield, uno de los budistas más importantes de los Estados Unidos.
Pero, a diferencia de las demás imágenes famosas que documentan el conflicto israelí-palestino (como la foto de 1967 de tres soldados israelíes en el Muro de los Lamentos o la foto de 1993 en la que aparecen Yaser Arafat e Itzjak Rabin dándose la mano en el jardín de la Casa Blanca), la foto de los dos niños es puramente alegórica. Dándole la espalda a la cámara, los niños son anónimos que podrían representar a cualquier israelí y a cualquier palestino. Ambientada en el telón de fondo de una de las ciudades más antiguas de la tierra, la imagen posee una cualidad eterna. Constituye una representación de lo que pudo haber sido, y de lo que puede llegar a ser en el futuro, a pesar del moribundo proceso de paz actual.
El mismo está también todo armado.
«Creo que me había sentido incómodo con el tema», indicó el chico que lleva puesta la kipá, hablando 21 años después como adulto.
El chico israelí que llevaba puesta la kipá es Zvi Shapiro, el hijo de dos israelíes-norteamericanos laicos. El chico palestino es Zemer Aloni, judío israelí. El único aspecto real de la foto es que los chicos eran amigos, en efecto, y que la imagen fue tomada en el barrio de Jerusalén en el que vivían, Abu Tor, el cual se extiende por la línea del armisticio de 1949 que tiene tanto un sector judío como uno árabe. Los chicos se criaron en la parte judía del barrio, y, si bien ambos recuerdan interactuar con los palestinos, ninguno de los dos dijo haber tenido íntimos amigos del otro lado de la línea.
La fotografía fue tomada por Ricki Rosen, una fotógrafa periodística estadounidense que hace 26 años que viene haciendo la cobertura del conflicto israelí-palestino. Rosen sacó la foto mientras realizaba un trabajo para Maclean´s, la revista nacional de noticias de Canadá, para que hiciera de portada como noticia de los Acuerdos de Paz de Oslo. Rosen señaló que había sido tan específico el director artístico de la revista con lo que quería que hasta llegó a dibujarle una imagen: un chico con kipá, el otro con kaffiya, que se los fotografiara de espaldas, caminando por una larga calle, que debía simbolizar el camino a la paz. No le importaba si los chicos eran realmente israelíes o palestinos, ni tampoco se le ocurrió que la keffiya del palestino estaba diseñada de forma más típica para un hombre palestino de edad avanzada que para niños.
«Fue una ilustración simbólica», indicó Rosen. «Nunca se pensó para que fuera una foto de documental». También tomó otras fotos de la vida real para el mismo artículo.
Rosen, quien también vivió en Abu Tor, le preguntó a su vecino Jaim Shapiro, entonces periodista del Jerusalem Post, si estaba dispuesto a ofrecer a su pequeño hijo para que representara al niño judío en el trabajo. «Si hubiera un lugar en el que se pudiera encontrar a un niño palestino que accediera a hacer esto, habría sido Abu Tor», dijo Rosen. «Pero no me fijé en ese lugar porque creí que iba ser algo muy difícil. Después de la primera intifada, las relaciones se habían roto por completo, y los palestinos tenían mucho miedo de que los vieran colaborando con los israelíes porque a los colaboradores se los mataba». En lugar de aquel, el mejor amigo de Zvi Shapiro, Zemer Aloni, que vivía a una cuadra, se puso la keffiya. Aloni señaló que el hecho de que tenga "raíces orientales" (su padre es un judío iraní) hizo que fuera adecuado elegirlo para el trabajo.
El día de la sesión de fotos, Rosen trajo una keffiya que solía dejar en el salpicadero de su auto cuando relataba los viajes que hacía a Cisjordania durante la primera intifada (para evitar que le arrojaran piedras y cócteles molotov a su auto) y se la puso a Aloni, que tenía 12 años de edad. Zvi Shapiro, que en aquel momento tenía 11 años de edad, se colocó una kipá, y los dos salieron a caminar por el paseo de Sherover.
«Ricki nos dijo que nos pusiéramos a conversar», dijo Shapiro. «Es también algo gracioso porque no creo que hubiéramos necesitado abrazarnos de la forma en que aparecemos». Ese día Rosen tomó varias fotografías de los dos, incluso una que se tomó de frente que rara vez se reproduce.
En el año 2002, la foto fue digitalizada como parte de una colección de Corbis Images que realizó Rosen, una empresa que tiene su sede en Seattle que administra las licencias de las fotografías editoriales y creativas. En el sitio web de Corbis, no se dan indicios de que la fotografía sea falsa, se la categoriza como imagen de archivo bajo el título de "Noticias". Pero a pesar de que se le haya reservado a la foto el derecho de reproducción, la gran mayoría de las reproducciones que existen en Internet (incluso la de Rihanna) ocurrieron sin el conocimiento o permiso de Rosen o Corbis. En algunos sitios, como el de Tikkun, la fotografía es considerada como Comunes Creativos, lo que significa que cualquiera puede utilizarla, una categorización con la que Rosen nunca estuvo de acuerdo. Sin poder controlar los lugares en los que aparece la imagen, indicó Rosen, no puede explicarles a los que la utilizan que la foto está armada. Ni tampoco se la recompensó adecuadamente por su trabajo.
No fue sino luego de que Rihanna twiteara la foto y la madre de Zvi Shapiro se lo hiciera notar a Rosen que se dio cuenta de todas las personas que colgaban la imagen sin su consentimiento. Indicó que Corbis está investigando el uso que le da Rihanna a la foto por el bien de ella. Si a Rosen no la compensan económicamente, dijo, «quiero que vuelva a twitearla reconociendo mi autoría y que diga: "Me disculpo por haber robado la propiedad intelectual de otro artista"». También le gustaría que Rihanna explicara que la foto no es realmente de un niño palestino y uno israelí, sino que tiene la intención de representar "las esperanzas que había en aquel entonces de que hubiera paz en un futuro".
Luego de la sesión de fotos, Shapiro y Aloni siguieron siendo íntimos amigos durante unos años, pero comenzaron a distanciarse progresivamente en la secundaria. Shapiro comentó que la última vez que había visto a Aloni había sido cuando ambos estaban en el ejército, y se encontraron en una cafetería, reunión que Aloni no recordaba. Shapiro, que ahora tiene 32 años de edad, señaló que su experiencia en el ejército (lo habían enviado a Jerusalén durante la campaña palestina de atentados suicidas en la segunda intifada) lo dejó con el deseo de irse a "un lugar que fuera lo menos parecido a Israel que pudiera encontrar". En vez de viajar a India o a Sudamérica, como hacen muchos israelíes luego de servir en el ejército, se inscribió en Bowdoin College, ubicada en Brunswick, Maine. En este momento se encuentra finalizando un curso doctoral en psicología clínica infantil en la Pennsylvania State University. Estando casado con una mujer que no habla hebreo, no sabe si va a volver a Israel ni sabe en qué momento volvería.
Luego de prestar sus servicios en el ejército, Aloni se formó como arquitecto en la Academia de artes y diseño Betzalel de Jerusalén. Con 33 años de edad actualmente, trabaja como arquitecto en Najalal, Jaifa, donde reside con su esposa. Al rememorar la foto, Aloni dijo que no dudó en salir como palestino. «No veo a los árabes como el enemigo», indicó. «Si alguien me dijera que me parezco a los árabes, no me importaría. No es algo de lo que avergonzarse». Cuando se le preguntó si podía llegar a pasar que algunos palestinos consideraran degradante el atuendo (algo similar que sucede con la sustancia que se ponen los actores en Estados Unidos para representar a los negros), dijo que nunca había considerado el tema desde ese ángulo. «Estados Unidos es mucho más correcto políticamente sobre las cosas que como son aquí».
Por otro lado, Shapiro señaló que el aspecto racial de la foto le impresiona ahora como algo "muy, muy raro".
«Creo que probablemente se lo acepta menos ahora que en aquel momento», dijo. Como no es religioso, también se sintió un poco como impostor al usar una kipá. «La verdad es que el de la foto no soy yo, pero el otro es aún menos él», dijo al referirse a Aloni.
«Una de las cosas que siento con respecto al tema es cierta tristeza», dijo Shapiro. «Hubo un breve período en el que no parecía ser algo tan descabellado como parece ahora. Y simplemente pudo haber sido mi ingenuidad como niño, pero creía que llegaba a simbolizar algo que perdimos y que espero podamos recuperar. Creo que existe una genuina creencia de que si hay una solución pacífica, puede llegar a haber no solo paz sino compañerismo y una verdadera amistad».
Aloni denominó la fotografía como una "imagen de ilusión". Agregó: «En aquel entonces era casi una realidad, y ahora es como una visión».
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Fuente: Haaretz.com
Traducción: Rodrigo Varscher