La nueva colección de cuentos cortos explora el lado oscuro de Tel Aviv

tel-aviv-noir-cover-cropokFue una jugada inteligente el hecho de pedirle al querido y bicho raro Etgar Keret que co-editara Tel Aviv Noir, la entrada de Israel a la extensa serie de antologías de ficción noir de la editorial Akashic Books.

 Keret, con la ayuda de su compatriota Assaf Gavron, le permite a sus inclinaciones fantásticas ir más allá de los típicos límites del género. Como resultado, solo unas pocas historias invocan los clásicos tropos del género: la mitad de las veces, las calles no se ven alisadas por la lluvia, las chicas no son de piernas largas, y los misterios no son tan atrayentes. De hecho, los personajes más inolvidables de esta colección estarían notablemente fuera de lugar en las calles que ocupan los endurecidos héroes de Raymond Chandler.

El resultado de este liberalismo temático es una antología con una calidad que es asombrosa por como varía. Las historias que se mantienen fieles a los modos "chandlerescos" de narrar son a menudo más débiles que las que prueban la subversión, quizás porque sea sumamente difícil poder superar a los maestros (no podía decidirme entre si quería que las historias dieran con las notas del género y luego, cuando a menudo lo hacían, si quería que socavaran los clichés).

En el pesado cuento con el que comienza la colección, "Sleeping Mask", el protagonista de Gadi Taub narra la historia con incesante exposición; en la misma página leemos que su "sexo era como un tornado" y que "todo estaba en el aire. Jugaban con fuego". Son carentes las fantasías de The Big Sleep o del Yiddish Policeman´s Union de Michael Chabon. En lugar de eso, nos dan personajes típicos y una trama típica que es puesta en marcha por una voz que es llamativa por quien es el autor.

A los otros cuentos de "Encounters", la primera parte, les va un poco mejor. En "Women", de Matan Hermoni, un fracasado novelista se encuentra con el fantasma de un poeta polaco poco conocido al concurrir al funeral del afamado poeta ídish Abraham Sutzkever, a la vez que se vuelven compañeros de habitación. "The Time-Slip Detective", de Lavie Tidhar, se destaca en particular. Tidhar es una presencia escalofriante en el propio cuento: el protagonista, un periodista, tiene la tarea de entrevistar a Tidhar por el reciente premio World Fantasy Award, que ganó en el año 2012 por Osasma. El periodista se ve mágicamente transportado al Mandato británico de Palestina de los años 30, donde es perseguido por un detective ficticio procedente de una serie de novelas en hebreo de poca calidad. La desorientadora y propulsora historia deja margen para el cliché (los ojos brillan y chispean con frecuencia), pero parece algo alcanzado en el contexto de un lenguaje más inteligente: nuestro periodista describe que los coches circulan "como pequeños escarabajos", una inquietante imagen que a uno le hace acordar a la reducción surrealista de la fotografía tilt-shift. Siendo un relato de identidades fusionadas, de agitaciones que llegan en su debido tiempo, y de trucos literarios de salón, la obra de Tidhar no es la única de la antología que toma prestadas unas cuantas cosas de Borges.

La segunda parte, "Estrangements", resulta un fracaso, pero contiene una joya en "Swirl", del periodista y crítico noruego Silje Bekeng. En su cuento, se presenta la mujer de un diplomático extranjero, el cual rara vez está en su casa, que se encuentra con el extraño hombre espectral que sutilmente ha estado extraviando objetos en su apartamento, mientras que los disturbios que ocurren en las calles de Tel Aviv amenazan con llegar a afectar su mundo. Intercalado entre los fracasos de Gon Ben Ari y de Julia Fermentto, "Swirl" es algo que brilla.

Si parecen faltar las alusiones al noir en muchos de estos cuentos, efectivamente la invasiva sensación de horror y violencia no se ausenta. En el cuento de Taub, un personaje le advierte a otro para que no haga dedo, y le dice: "Por ahí hay árabes que intentan raptar soldados". Al héroe del cuento "Time Slip Detective", de Tidhar, lo consuela la amenaza de terrorismo cuando vuelve al Israel actual. Y en el excéntrico cuento "Death in Pajamas" de Alex Epstein, y lamentablemente de corta extensión, el Grim Reaper ("Desagradable Cosechador") pasa por una cafetería mientras los misiles estallan cerca de Jaderá, un doble coche bomba detona en Jerusalén, y una mujer palestina que está embarazada pierde a sus mellizos por una demora en un control fronterizo. (Es curioso, y decepcionante, que de una lista de autores internacionales, en la que se incluye a un noruego, a un colombiano y a uno iraní, no esté representado ningún escritor árabe o palestino).

Keret y Gavron se reservan acertadamente para la tercera parte, "Corpses", ofreciendo fuertes cuentos que cierran con un broche de oro una antología descontroladamente despareja, e ilustran los problemas inherentes al abordar las definiciones del noir.

"Allergies", de Keret, cuenta la historia de una pareja que no puede tener hijos, por lo que adoptan a un perro que es caprichoso para comer y de tendencias violentas. El perro, tal como uno lo esperaría, amenaza con descarrilar la relación. Pero inteligentemente, Keret se sale de lo obvio, y el cuento termina con un conmovedor giro del absurdo. Aunque es algo oscuro, a uno le costaría mucho poder identificar un solo detalle que evoque el concepto del "noir".

Mientras tanto, "Center", de Gavron, es una subversión noir en su mayor expresión, en el que aparecen dos restauradores que fingen ser detectives privados durante unos días y terminan de resolver una morbosa historia policial. Gavron le permite a los amateurs tomar las riendas de su historia de manera brillante, quizás para indicarle al lector que él mismo es un amateur del género. En lugar de tratar de llegar al mejor Chandler en su propio juego perfecto, Gavron nos brinda unos tontos adorables que se descontrolan en un universo noir. El resultado es una historia que nos recuerda con júbilo a la endurecida lógica del absurdo de las películas de los hermanos Coen.

A pesar de la desafortunada relación entre los cacharros y los éxitos, Tel Aviv Noir evoca con buenos resultados el humor, las sensibilidades y las neurosis de la vida israelí. Como pregunta Keret en la introducción: « Tel Aviv es una de las ciudades más alegres, simpáticas y liberales del mundo. ¿Qué podría ser lo oscuro de nuestra soleada ciudad, una ciudad que recibe el apodo de "La Burbuja"? » Resulta que puede haber muchísimas cosas oscuras, incluso si no son cosas realmente noir.

Fuente: http://jewcy.com/jewish-arts-and-culture/books/tel-aviv-noir-akashic-books-review

Zachary C. Solomon es un escritor radicado en Brooklyn y aspirante a conseguir una maestría en Bellas Artes en el área de ficción en la Brooklyn College. Sígalo en Twitter en @z_solomon.
Traducción al español: Rodrigo Varscher

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