Reseteo anual

simjatoraokSimjat Torah es una celebración que explica mucho sobre la idiosincrasia del pueblo judío. Cada semana del año, en cada sinagoga se lee la Parasha, se lee para allá y para acá. Los rabinos analizan el relato, se reflexiona sobre los sucesos sucedidos, y los ocurros ocurridos.

 Y de pronto, como si alguien hubiera apretado el botón de una computadora bíblica, todo se resetea, es sistema se reinicia y cuando ya estábamos ahí, al borde del Sinaí, por entrar a la Tierra Prometida, el juego nos devuelve a Bereshit, al Génesis. Otra vez a la creación que nace del caos. Otra vez a ver como la serpiente hace de las suyas, como nos echan del Paraíso mientras las hojas de Parra aparecen en las revistas de Vogue. Otra vez a ganar el pan con el sudor del panadero y ver como Caín tiene trastorno obsesivo compulsivo mientras que a Noé no hay paraguas que le dure más de un diluvio. Ahí está otra vez Abraham preguntándole a Dios... "¿Qué nos tenemos que cortar lo qué? y a Sara visitando la primera clínica de fertilidad asistida. Esta fiesta es como borrar el historial de Google para volver a navegar por las páginas de la Torah.

Así que en el umbral de ese reseteo, a los judíos se nos da por bailar. Es la única forma de poder sobrellevar esta ley de eterno retorno a la que nos sometemos intelectualmente. Pero no sólo es ese el motivo de esta catarsis danzarina. Todos sabemos bien, que después de Simjá Torah, se acabaron las fiestas mayores, y que hay que ponerse a laburar en serio otra vez. Mucha fiestita, mucha torta de miel, y jalot redondas, mucho saludito de Jag Sameaj, pero todo eso ya está.

Simjá Torah es el último coletazo de diversión que nos queda antes de tener que volver a sentarnos por varios meses a ganarnos el sustento. De alguna manera nosotros volvemos también a nuestro Bereshit personal. Durante Rosh Hashana y Yom Kipur hemos tenido tiempo de repasar nuestra torah personal, nuestra propia vida capítulo a capítulo, y llegados a este punto, sabemos que hay cosas que tenemos que mejorar.


Simjá Torah te condena y te libera al mismo tiempo. Te devuelve al primer casillero del Monopoly pero te da la oportunidad de comenzar de cero. Como un cuaderno en blanco donde todo está por escribirse. Ahora una cosita... los judíos que vivimos fuera de Israel, tenemos algunas ventajas... dentro de dos meses llega fin de año y otra vez, estamos todos de fiestita. Así que la diáspora también tiene sus ventajas. ¡Oy oy oy!

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