Acumuladores

sukkah-lightsokA ninguno de nosotros nos gusta el apodo de acumuladores.


Nos cuesta reconocer que si lo somos, vivimos en una sociedad que valora la posesión de objetos y estamos intoxicados por este espíritu de época.

Tomemos un instante y miremos en nuestro closet o en nuestros cajones, cuantas cosas tenemos que no usamos, o más aun, que no necesitamos.

 Siempre me causa sorpresa cuando veo en los catálogos de las tiendas que ofrecen cambio de vajilla por temporada. Vajilla de verano, de invierno etc.

¿Y qué hacemos con la anterior la tiramos a la basura? Puedo entender hasta cierto punto el cambio de ropa por estación, ¿pero todo el resto?

Cuántas de esas posesiones que pensamos que tenemos, en verdad nos poseen a nosotros.


Hay un hermoso libro que habla sobre la esperanza de un rab que paso por uan horrible experiencia.

Él vive en California en ese valle que periódicamente se incendia y que las casas quedan hechas cenizas.

En su comienza describiendo como tenemos muchas veces que cambiar de casa porque compramos muchas cosas, y que ya no nos entran en donde vivíamos.

Cuando vivió el incendio de su casa se dio cuenta de cuantas cosas no necesitaba en verdad.


Y también como rehízo su biblioteca gracias a la solidaridad de sus amigos y colegas que cada uno le mando una par de libros que ya habían leído o que tenían una copia de más.

El judaísmo no enseña que muchas cosas que nos rodean son superfluas.

Que tal vez nos dan seguridad, confort, o nos entretienen, pero que si no están no pasa nada.


El judaísmo nos enseña que acumular nos puede ser un refugio frente a la incertidumbre, a lo efímero de la vida, ni para la soledad o el vacío.

No necesitamos que se nos incendie nuestra casa para darnos cuenta de eso.

Nuestra tradición nos hace salir de nuestra casa, habitar en una cabaña durante siete días, ver el sol, las estrella, sentir el calor o el frio, para darnos cuenta que todas las cosas que nos rodean en verdad son eso, nos rodean, no son parte nuestra.

Sucot nos enseña que más allá de las distracciones, lo mejor que podemos hacer en la vida es viajar livianos, y reconocer que más alla del tema, son nuestra fe y nuestros valores los que nos permiten andar todo el camino.

Los invito a disfrutar del paseo de la vida, y tratar de viajar lo más liviano posible.

Jag Sameaj

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