Si me perdonan

ayunookYa está. Ya se acabo el saludo meloso de Rosh Hashaná. Unos días antes y uno días después del Año Nuevo Judío todos estamos con el Shana Tova y la miel con manzana en la boca. Pero unos días antes de Iom Kipur esos saludos se acallan y entre los corredores se escucha como un susurro: "Che, y vos, ¿ayunas?

 Pero el ayuno, la secreta culpa de los que no ayunan y el orgullo místico de los que sí lo hacen, ya han sido tratados en ediciones anteriores y no voy a repetirme, repetirme, tirme, irme, me.

El Iom kipur tiene mucho sentido si uno conoce la idiosincrasia del pueblo judío. Todas nuestras fiestas giran alrededor de la comida. Si en un casamiento hay judíos y no judíos los distingues a uno de otros porque los judíos están con el plato sirviéndose del buffet más comida de la que su estómago puede soportar y los otros están pidiendo en la barra más whisky del que su vaso y su hígado pueden contener. Privar a un judío de disfrutar de la comida conlleva de por sí una buena vía para la introspección espiritual. Tener el estómago en modo EMPTY nos conduce a un nuevo nivel de reflexión. Porque mientras las papilas gustativas se embuten un buen trozo de asado con papas fritas, es difícil que uno se ponga a pensar en los errores cometidos y a las personas que pudo haber perjudicado. En la boca están las papilas, en los ojos las pupilas y en los internados los pupilos. Pero esta reflexión no sirve de nada, ahora que me doy cuenta. Así que voy a seguir con el hilo de la conversación que se me quedó atascado entre los dientes.

El ayuno, el shofar, y ese aroma a ser humano primitivo que empapa las paredes de la sinagoga, ayudan a crear un estado trascendental propicio para la reflexión inside.
Una vez en ese estado, ¿A quién se le tiene que pedir perdón? ¿A la cajera del súper por habernos dado 100 pesos de más, y no haberle dicho nada? ¿A nuestra madre por decirle que nadie cocina el guefilte fish mejor que ella, cuando en realidad a nuestra actual pareja le queda mucho más rico? ¿Al rabino por decirle que vamos a dar 100 dólares de tzedaka y después damos 50? ¿Al tío por no decirle que el peluquín le queda horrible y nos reímos de él cada vez que se gira, y el peluquín no? ¿Porque que tanto mal pudimos haber hecho en este año?¿ A alguien ofendimos realmente, a alguien le hemos hecho un daño irreparable? Puedo afirmar sin temor a equivocarme que la mayoría de nosotros nos sentimos súper buenos, incapaces de causar dolor. Nos miramos al espejo y en el reflejo vemos a un buen tipo, una buena muchacha, una señora respetable, un caballero de los de antes. Pero si uno mira con el espejo interior y hurga en la cueva de la inconsciencia se encontrará que bajo esa superficie impoluta comienzan a aparecer rastros de una maldad subrepticia. Un chisme sin fundamento comentado a un amigo pudo haberle causado un daño indirecto a la víctima del chismerío. Una frase hiriente lanzada como una flecha a un ser querido, un comentario negativo sobre alguien simplemente porque en el fondo esa persona nos da envidia, porque es más lindo, más rico, o las cosas le van mejor que a nosotros. Quizás evitar a un amigo que buscaba nuestra ayuda, o utilizar el cariño que alguien nos tiene para manipularlo y lograr lo que queríamos. Colarnos en el cine, no darle el asiento a una embarazada y hacernos los dormidos para no quedar en evidencia. Despreciar secretamente al pobre que pide una limosna, juzgando su situación sin entender sus circunstancias. Una "pequeña mentira" a nuestra pareja... o una gran mentira. Día a día, podemos cometer pequeños actos vandálicos en nuestro comportamiento cívico o moral.

Iom kipur es una oportunidad de borrar esa sonrisa de buenoides de la que nos enorgullecemos, y ser un poco más humildes. Aunque sea hasta que rompamos el ayuno y volvamos a disfrutar de una buena cena con las papilas, las pupilas y los pupilos.

· Más leídos ·

Consola de depuración de Joomla!

Sesión

Información del perfil

Uso de la memoria

Consultas de la base de datos