En cólera: ¿es la película “Exodus” de Ridley Scott racista o revolucionaria?

exodusokLos críticos vapulean al director por haberles dado el papel de esclavos y sirvientes a actores negros, pero "Exodus" está listo para romper con la tradición del reparto de papeles de una importante manera.

Incluso antes de que llegue a los cines en este próximo mes de diciembre, la película "Exodus: Gods and Kings" ("Éxodo: dioses y reyes") ha sido fuente de polémica por la forma presuntamente racista de haber repartido los papeles. Algunos críticos se quejaron de que los papeles principales de Scott hayan sido interpretados por actores blancos, tales como Christian Bale, Aaron Paul and Sigourney Weaver, mientras que los actores que no son blancos representan las clases bajas de los esclavos, los sirvientes y los civiles.

Al haberse difundido por Twitter en este verano el hashtag #BoycottExodusMovie, Scott se vio obligado a defender las elecciones que hizo para el reparto. "Egipto fue, como lo es hasta el día de hoy, una confluencia de culturas, como resultado de ser geográficamente una encrucijada entre África, el Medio Oriente y Europa", dijo a Yahoo! "Seleccionamos actores importantes de distintos orígenes étnicos para reflejar esta diversidad cultural, desde iraníes hasta españoles y árabes. Existen muchas teorías acerca del origen étnico del pueblo egipcio, y hemos discutido muchas veces sobre cómo representar la cultura de la mejor manera".

No hay duda de que "Exodus: Gods and Kings" se muestra listo para romper con la tradición del reparto de papeles en un sentido importante. Antes era algo típico seleccionar a los actores británicos para que hicieran el papel de los malos (los egipcios) y a los actores estadounidenses para que hicieran el papel de los buenos (los hebreos). Efectivamente, esto es lo que hizo Cecil B. DeMille en su película épica de 1956 "Los diez mandamientos".

Sin embargo, "Exodus: Gods And Kings" está listo para romper con el molde, ya que esta vez el galés Bale y el estadounidense Paul interpretan a Moisés y a Josué respectivamente. A John Turturro le asignaron el papel de Seti I, mientras que Sir Ben Kingsley interpreta al hebreo Nun. El hecho de haber elegido a Kingsley se sirve de su historia previa de haber interpretado a judíos como al Rabino en "Lucky Number Slevin", a Itzjak Stern en "La lista de Schindler" y a Meyer Lansky en "Bugsy". Con su herencia ítalo-estadounidense que tira a moreno, quizás el criterio que se utilizó para asignarle el papel a Turturro se asemeje al criterio que se utilizó para asignarle el papel a Yul Brynner, con marcado aspecto de euroasiático, de Ramsés en la película épica de DeMille. (Pero desde luego que Turturro también interpretó a judíos, los más famosos en las películas de los años 90 "Miller´s Crossing" [conocida en Hispanoamérica como "De paseo por la muerte] y "Barton King" de los hermanos Coen).

El reparto de papeles de "Exodus: Gods and Kings" repite otro aspecto de "Los diez mandamientos". El hecho de que Scott se sirviera de actores no judíos para que interpretaran a los personajes hebreos principales refleja la forma en que DeMille des-judaizó y vació el Éxodo de todo contenido que fuera específicamente judío.

DeMille no hizo ningún intento de comprender el formativo momento del judaísmo. Los hebreos que aparecen en su película constituían caracterizaciones de cartón piedra y, cuando aparecían, lo hacían más por necesidad que por elección; por ejemplo, Edward G. Robinson como Datán, con su áspero acento norteamericano. Y el hecho de que DeMille eligiera al actor no judío Charlton Heston como Moisés tuvo claramente la intención de retratarlo como el héroe de todos los estadounidenses. El resultado acumulativo fue que se diluyeran y se neutralizaran los rasgos judíos que son tan centrales en el relato bíblico.

¿Hará lo mismo Scott, o será que su película va a invertir más energías en lo que se refiere a la comprensión de la naturaleza específicamente judía del relato? Scott no es ni judío ni tiene una historia particularmente distinguida de poner judíos en la pantalla. Pero cuando los puso, como en el drama de narcos "Gángster americano" (2007), el resultado no tuvo nada de estereotípico, el cual fue protagonizado por Russell Crowe como un cana duro, honesto y que "mete la pesada" en un mundo hostil y corrupto.
"El nacimiento de la libertad"

Las películas épico-bíblicas como "Los diez mandamientos" y "Exodus: Gods and Kings" tienden a decir más sobre la época en que son estrenadas que sobre la época que dicen representar. Entonces, ¿cómo reflejará "Exodus" nuestra época actual? La original "Los diez mandamientos" (1923), también dirigida por DeMille, usó la Biblia para legitimar una nueva forma de hacer espectáculos, la cual muchos temían que fuera una fuerza para la corrupción.

La versión de 1956 le hablaba a un público de la Guerra Fría. Se la creó para que reflejara el ánimo de la época, por lo que se convirtió en una historia de la libertad conducida por los Estados Unidos versus la tiranía de estilo soviético. Los antiguos hebreos eran proto-norteamericanos, que luchaban contra la esclavitud y la dictadura. Si el paralelismo no era lo suficientemente claro, el propio DeMille inserta un prólogo en el cual lo explica en detalle. Califica el Éxodo de Egipto como "la historia del nacimiento de la libertad". Luego identifica esta libertad con la lucha estadounidense durante la Guerra Fría: "El tema central de esta película es si los hombres deben ser gobernados por la ley de Dios o si han de ser gobernados por los caprichos de un dictador como Ramsés. ¿Son los hombres propiedad del estado o son almas libres que están por debajo de Dios? Esta misma batalla continúa hoy en día por todas partes del mundo".

Quizás "Exodus: Gods and Kings" le hable a una generación actual de espectadores cuyos Twitters y perfiles de Facebook están llenos de historias de tiranía en el Medio Oriente. Observamos que hay una tendencia a que haya cada vez más películas que reflexionen sobre las complejidades del Medio Oriente y la intervención estadounidense, tales como "Vivir al límite" (guerra de Irak) y "Argo" (recreada en el Irán post-Sah). En esta época del conflicto sirio que está en curso, así como de los estragos del Estado Islámico, la película puede ser de gran interés para el público de hoy, el cual encuentra similitudes entre el Moisés que dirige a los hebreos en contra de los egipcios y los conflictos de hoy en día.

Y desde que a los estadounidenses se les asignó los papeles claves de Moisés y Josué (Bale podrá ser galés, pero la mayoría de los personajes que interpretó en pantalla fueron norteamericanos), la película bien podría ser interpretada como un grito de guerra para que los Estados Unidos encabece una mayor implicación en el Medio Oriente. Se lo puede ver a Ridley Scott como que está presionando al presidente Barack Obama a que sea más intervencionista. En este sentido, tiene experiencia previa con su anterior trilogía de películas épicas, a saber, "Gladiador", "La caída del halcón negro" y "Cruzada", las cuales podrían ser potencialmente interpretadas como películas que destacan los valores marciales y el militarismo de los Estados Unidos a comienzos del milenio.

Las películas épicas siempre tienden a llegar en ciclos. La versión de 1923 fue parte de una ola de películas péplum, como lo fue la nueva versión de 1956. Del mismo modo, "Exodus: Gods and Kings" es el último producto del actual ciclo que comenzó con la película "Gladiador" del propio Scott en el año 2000. Estos ciclos están igual de motivados por la economía que por el contexto histórico. En el año 1956, DeMille produjo un apasionante espectáculo, que exhibía lo último en la tecnología cinematográfica en un momento en el que Hollywood se sentía amenazado por la televisión. Hizo énfasis en esos mismísimos aspectos con los cuales no contaba la televisión: el tamaño y el color. De la misma forma, como lo muestra la sinopsis de "Exodus: Gods and Kings", parece que utiliza los últimos avances en la tecnología CGI, la cual produce un antiguo Egipto de imágenes reales que no tienen igual.

Y el éxodo es siempre una trama rentable. La versión de DeMille de 1956 constituyó un éxito enorme cuando se la estrenó por primera vez, dejando la impresionante cifra de 43 millones de dólares en la taquilla. Sigue siendo conocida hasta el día de hoy, siendo una de las pocas películas épico-religiosas que se transmiten en televisión anualmente en Pésaj y Pascua. Capaz que Scott quiere meterse: para crear una nueva visión de "Los diez mandamientos" que nos domine las pantallas en las décadas venideras.

Fuente: Haaretz


Traducción al español: Rodrigo Varscher

· Más leídos ·

Consola de depuración de Joomla!

Sesión

Información del perfil

Uso de la memoria

Consultas de la base de datos