El desafío del antisemitismo

| Escrito por Ari Shavit

antisemitismo2jokA pesar de la revolución sionista y la soberanía israelí, seguimos siendo judíos. Como judíos, debemos defendernos, y como judíos debemos defender la justicia.

Hace unos años publiqué un artículo mordaz en uno de los principales diarios de Estados Unidos criticando a mi gobierno por una operación militar que falló, en la que cientos de miles de civiles fueron arrastrados de sus casas y cientos de inocentes fueron asesinados.

 No fue difícil publicar el artículo. La crítica a Israel le da al escritor un status de honor en la prensa internacional. Pero fue difícil leer algunas de las respuestas a mi artículo. Entre ellas había  pacifista suizos y  California, pero también obviamente antisemitas.

Para mi sorpresa, el texto fue adoptado por personas anti-Israel de derecha e izquierda, cristianos y musulmanes. Cuando leí sus cartas hice una promesa – nunca volvería a olvidar que pertenezco a una pequeña, perseguida nación, que muchos en el mundo desean que desaparezca. Por siempre recordaré que el estado judío, el pueblo judío y los judíos como individuos despiertan impulsos oscuros en millones de personas.

En los últimos dos meses vimos el despliegue de estos impulsos oscuros. El odio milenario ha vuelto, con una venganza. Los estudiantes estadounidenses me dicen que nunca habían experimentado el antisemitismo que están viviendo desde que comenzó la Operación Margen Protector. Los jóvenes británicos me dicen que nunca pensaron que conocerían lo que sus abuelos y sus padres conocieron: el antisemitimos.  Lo mismo se aplica en Francia, Bélgica, España, Hungría, el mundo árabe musulmán y gran parte de Europa.

De repente se soltaron amarras, las máscaras se cayeron. La crítica legítima sobre la ocupación se convirtió en crítica ilegítima hacia Israel, y luego se transformó en odio hacia los judíos. Muchas de las naciones que mandaron a los judíos de su país a Auschwitz perdieron la vergüenza. El período de comprensión terminó. El odio a Israel volvió.

No debemos ignorar la forma en la que Israel despertó este nuevo antisemitismo. No hay peor abominación que los jóvenes palestinos quemados vivos en unestado judío. En un estado judío democrático, está prohibido que el odio a las minorías explote así, con xenofobia y fanáticos marchando en las calles. Las Fuerzas de Defensa deben hacer uso inteligente y cuidadoso de su poder.

Sin embargo, ninguno de los pecados de Israel puede justificar la vuelta de este odio. Winston Churchill bombardeó Dresden, Franklin Roosevelt bombardeó Tokio, y Harry Truman destruyó Hiroshima y Nagasaki. Ningún hombre decente en el mundo cree que por estos actos desproporcionados, estos grandes líderes fueron criminales de guerra. Bill Clinton atacó Serbia, Tony Blair atacó Iraq y Barack Obama atacó Afganistán. Nadie cree que por esos ataques Inglaterra y Estados Unidos son ilegítimos.

Únicamente cuando Israel usa masivamente su poder la respuesta es la negación de  su derecho a existir. Únicamente cuando los judíos actúan como cualquier otra nación actuaría en circunstancias similare,s la reacción es enojo ante su misma existencia.

El antisemitismo crea ciertas obligaciones. Primero, presenta un desafío ante las naciones del mundo. La cultura occidental va a dejar de ser una cultura si permite que este odio vuelva a resurgir. El antisemitismo también les presenta un desafío a los israelíes, tanto a la derecha como a la izquierda. Los nacionalistas entre nosotros deben entender que no somos China ni Rusia; no somos una superpotencia.

Los liberales también deben entender que no somos China ni Rusia, no somos una superpotencia. Somos una nación de una minoría que está bajo ataque, y que recibe críticas como lo  reciben los negros o gay o la minoría yazidista.  A pesar de la revolución sionista y la soberanía israelí, seguimos siendo judíos. Como judíos nos tenemos que defender, y como judíos tenemos que defender la justicia.

Fuente: Haaretz.com

Traductora: Mariel Benedykt

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