Israel se retiró de la Franja de Gaza el martes, pero dejó atrás muerte y destrucción. La socióloga israelí Eva Illouz le dice a SPIEGEL que su país está atormentado por el miedo.
SPIEGEL: Había un amplio apoyo a la operación de Israel en Gaza, a pesar de la cantidad de muertes civiles y las muertes de cientos de niños. ¿Por qué es esto?
Illouz: Donde ustedes ven seres humanos, Israel ve enemigos. Frente a enemigos, uno se une por el miedo a ser atacado, no se preocupa por la fragilidad del otro. Israel cultiva su fuerza pero no puede parar de sentirse débil y amenazado. Además, el hecho de que Hamas tiene una ideología islámica radical y anti-semita explica por qué Israel ve a Gaza como un lugar de potenciales terroristas. Es difícil sentir compasión por una población que es vista como una amenaza para nuestra sociedad.
SPIEGEL: ¿Es esto también parte de que la sociedad israelí se ha convertido en más militarista?
Illouz: Israel es una potencia militar colonial, una sociedad militarizada y una democracia, todo mezclado en uno. El ejército, por ejemplo, controla a los palestinos con checkpoints, cortes militares (gobernadas por un sistema legal diferente al sistema israelí), permisos de trabajo, demoliciones de casas y sanciones económicas. Es una sociedad civil militarizada porque cada familia tiene un padre, hijo o hermano en el ejército y porque el éste tiene un fundamental en la vida de todo Israelí y es crucial para las decisiones políticas y en la esfera pública. De hecho, diría que la "seguridad" es el concepto que guía a la sociedad y política israelí. Pero también es una democracia, que le da derechos a los gays y le permite a los ciudadanos demandar al estado.
SPIEGEL: Aun así, muchos dirían que Israel fue demasiado lejos en esta guerra con Hamas.
Illouz: Yo creo que los israelíes perdieron lo que llamamos "sensibilidad humanitaria," la capacidad de identificarse con el sufrimiento ajeno. En Israel, hubo un cambio en la percepción del "vecino palestino". El palestino se ha convertido en un enemigo para los israelíes, en el sentido de que "ellos están acá", y "nosotros estamos acá." Dejaron de tener una cara y un nombre.
SPIEGEL: ¿Tenés alguna explicación para este cambio?
Illouz: Los israelíes y los palestinos solían estar mezclados. Trabajaban como obreros y eran mal pagos. Luego, se construyó el muro. Se bloquearon los caminos, lo cual limitó los movimientos de los palestinos. Lo siguió la disminución masiva de permisos de trabajo. En unos años, los palestinos desaparecieron de la sociedad Israelí. A esto se sumó la Segunda Intifada. El liderazgo israelí también cambió en su forma de ser. La derecha mesiánica ganó poder en Israel. Solía ser marginal e ilegítima; ahora es de lo más común. Esta derecha radical se sienta en el Parlamento, controla el presupuesto y cambió la forma de las discusiones. Muchos Israelíes no ven lo radical, creen que es "patriótico" o "judío".
SPIEGEL: ¿Por qué es la derecha tan fuerte si ahora hay menos ataques terroristas en Israel que antes?
Illouz: Se criaron generaciones enteras con los terroristas. No conocen otra cosa. Están los asentamientos que son muy ideológicos. Se expandieron e ingresaron a la vida política Israelí. Los asentamientos se fortalecieron por ciertas políticas del gobierno: menos impuestos, protección de soldados, construían caminos e infraestructura mucho mejor a la del interior del país. Hay pedazos enteros de la población que nunca conocieron a una persona secular y fueron educados religiosamente. Algunos de estos segmentos religiosos son también nacionalistas. La realidad con la que nos encontramos en Israel es que debemos elegir entre el liberalismo y judaísmo, y si elegimos el último, estaremos condenados a convertirnos en una Esparta judía que no sería sostenible. Mientras que en 1960, se podría ser socialista y sionista, hoy en día no es posible por las políticas y la identidad de Israel. También está el papel que juegan los judíos que viven afuera de Israel. Muchos de estos judíos tienen opiniones de derecha y contribuyen con dinero para diario e instituciones religiosas en Israel. Debemos enfrentarlo: la derecha se ha movido más, tanto dentro como fuera de Israel.
SPIEGEL: ¿Los judíos de la diáspora ven a Israel de una forma diferente que los judíos en Israel?
Illouz: Los judíos de la diáspora fueron formados por la memoria de la Shoa. Viven en sociedades donde su derechos democráticos están garantizados. En algunos casos, viven en contextos anti-semitas y sienten la necesidad de reforzar su identidad judía. No entienden la angustia de los israelíes que ven a la democracia evaporándose y siendo reemplazada por fuerzas oscuras. En la actualidad, los judíos de la diáspora y los judíos de Israel no tienen los mismos intereses.
SPIEGEL: ¿Qué pasará si se siguen eliminando los principios de la democracia?
Illouz: Hace uno o dos años, el diario Haaretz hizo una encuesta que reveló que el 40 por ciento de las personas dijo que estaban considerando irse de Israel. No conozco los números exactos, pero nunca antes tanta gente sintió esto en Israel. Los seculares que viven en Tel Aviv tienen tanto en común con los religiosos de Jerusalén como con los ciudadanos de Berlín.
SPIEGEL: Describís un país con miedo y ansiedad.
Illouz: El miedo está metido profundamente en la sociedad israelí. El miedo por la Shoa, por el anti-semitismo, por el islam, por los europeos, por el terror, por la examinación. El miedo genera una mentalidad muy particular, que yo llamaría "catastrofante". Siempre pensamos lo peor que pude llegar a pasar, en cuyo caso se puede romper normas morales que se deben respetar en cualquier caso normal.
SPIEGEL: Aun así, hay una amenaza real a Israel. Mientras que Israel se ve como víctima, el resto del mundo lo está empezando a ver como una potencia violenta.
Illouz:: Sí, es así. Los israelíes ven los túneles, que estaban a punto de lastimar el centro de la sociedad. Es muy difícil dejar de tener miedo en esa situación, y el mundo no entiende ese miedo.
SPIEGEL: ¿Se puede explicar esta falta de comprensión?
Illouz: Imagina una niña que fue criada por un padre muy bruto. Desarrollaría una sospecha "saludable" de los hombres y sería muy cautelosa. Si viviría por un tiempo con hombres buenos y amables, dejaría de sospechar tanto. Pero si viviera en un entorno en el que algunos hombres son brutos y otros no, esa sospecha se convertiría en una obsesión para diferenciar entre los tipos de hombres. Ese es el trauma histórico de la consciencia de los judíos. Los Israelíes son incapaces de hacer esa diferencia.
SPIEGEL: ¿Ese miedo justifica la violencia impuesta sobre la población de Gaza?
Illouz: Por supuesto que no. Simplemente digo que el miedo es fundamental en la mentalidad Israelí. Este miedo es usado cínicamente por líderes como el Primer Ministro Benjamin Netanyahu. Hace creer a los israelíes que todos nos quieren destruir. Hamas nos quiere destruir, la UN nos quiere destruir, al-Qaeda e Irán nos quieren destruir. Los anti-semitas europeos nos quieren destruir. Este es el filtro a través del cual un israelí ve el conflicto con Hamas. Otra dimensión del prisma es que no ven a los palestinos como seres humanos porque ponen a sus soldados entre los civiles y a sus hijos en el medio de la lucha, y gastan su dinero en construir túneles en lugar de mejorar su sociedad. Además de esta deshumanización, los israelíes tienen un sentido más fuerte de su propia superioridad moral. "Le pedimos a las personas que se vayan de sus casas, los llamamos para asegurarnos de que los civiles evacúen," piensa el israelí. Un ejército con buenos modales.
SPIEGEL: Sin embargo, los civiles han sido la principal víctima, y se bombardearon escuelas, viviendas y hospitales.
Illouz: Sí, y a pesar de esto, muchos israelíes siguen pensando que son moralmente superiores. Juzgan basándose en la intención, mientras que el mundo juzga basándose en las consecuencias.
SPIEGEL: En las últimas semanas surgió una ola de odio dentro de Israel. No únicamente hacia los palestinos, sino también hacia ciertos sectores de la sociedad israelí.
Illouz: Algunos rabinos y miembros de la Knesset han expresado su odio por los árabes de formas que parecen autorizar tal odio. Esto es muy preocupante. Pasó porque muchas generaciones han sido criadas creyendo en visiones religiosas ultra-nacionalistas. No creo que haya más odio en Israel que en ciertos sectores de la sociedad alemana o francesa. Pero cuando algunos palestinos recientemente cantaron en las calles de Paris "muerte a los judíos" la reacción del Primer Ministro Manuel Valls fue clara. Las autoridades enviaron un mensaje expresando que hay formas de expresión que son inadmisibles. En Israel falta esa normativa moral de parte de sus líderes.
SPIEGEL: ¿Cómo explicas esta paradoja: el odio y por otro lado, el énfasis de Israel en sus valores liberales?
Illouz: Israel empezó siendo una nación moderna. Sin embargo, estaba construyendo instituciones anti-modernas al crear una democracia judía dándole poder a rabinos y creando diferencias étnicas. Fue así que bloqueó el pensamiento universalista.
SPIEGEL: ¿Dirías que la parte judía del país opacó a la parte democrática?
Illouz: Sí, definitivamente. Llegamos a un punto en el que es claro que el judaísmo sobrepasó a la democracia y sus contenidos. Las decisiones del gobierno comenzaron a reflejar más los intereses relacionados al judaísmo que al contenido universal.
SPIEGEL: Eso no suena muy alentador.
Illouz: La respuesta es que surja un gran grupo de personas que defiendan la democracia. Hay algo más urgente ahora: la defensa de la democracia. La voz de la extrema derecha se oye mucho más fuerte y clara que antes. Eso es lo que cambió: una derecha racista que no está avergonzada, y se opone a las personas que se atreven a sentir compasión por el otro lado. El verdadero peligro para Israel y su seguridad viene de su interior. Los elementos fascistas y racistas amenazan a su seguridad tanto como sus enemigos exteriores.
SPIEGEL: Los enemigos de Israel acusaron al país de no ser más democrático. ¿Eso te molesta?
Illouz: Con toda mi crítica a la arrogancia israelí, me llama la atención que se destaque a Israel. Consideremos lo que pasa en Siria, Nigeria o Iraq. ¿Por qué no hay manifestaciones como hay por Israel? Estados Unidos también tiene muchos soldados fuera de sus fronteras. ¿Por qué no los están boicoteando?
SPEIGEL: ¿Apoyás a la operación en la Franja de Gaza?
Illouz: No. No soy pacifista en el sentido de que creo que las operaciones militares no están siempre mal. No estoy a favor de esta operación porque no hubo un proceso político previo. Netanyahu expresó claramente que no estaba interesado en un proceso político. No quiero pensar que nuestra única relación con los palestinos es militar. Es absurdo. Hay un gran número de personas que verdaderamente creen que podemos ignorar a la población palestina y continuar con un régimen en el que Israel los sigue dominando.
SPIEGEL: ¿La sensación de no tener que ceder más no se debe a los 47 años de ocupación?
Illouz: Los israelíes pagamos el precio, pero no somos conscientes de eso. No sabemos cómo se siente vivir en una sociedad pacífica, devota exclusivamente a la cultura, educación y la mejora de las condiciones de vida de todos. La gente no hace la conexión entre sus condiciones de vida y la cantidad de recursos invertidos en los asentamientos y el ejército. En psicología lo llama disociación. La sociedad israelí es muy insensible. No solamente con el sufrimiento ajeno, sino también con su propio sufrimiento.
Fuente: Der Spiegel