El perdurable panegírico de Moshé Daián sobre Gaza: Esta es la suerte de nuestra generación

dayanokHoy suena convincente el discurso que dio Daián junto a la tumba sobre el "mar y odio de venganza" más allá de la frontera: ya sea como realidad inmutable o como profecía cumplida.

El 29 de abril de 1956, Roy Rotenberg, el oficial de seguridad de 21 años de edad del Kibutz Najal Oz, fue asesinado por merodeadores árabes cerca de la frontera con Gaza, no muy lejos de la zona en la cual las FDI perdieron a 13 soldados en el día de ayer.

 Los que agredieron a Rotenberg cruzaron la frontera cargando con su cadáver, lo mutilaron y luego se lo entregaron a los observadores de las Naciones Unidas. El Jefe de Estado de las FDI, Moshé Daián, quien había estado con Roy hacía unos pocos días, fue a su funeral, donde dedicó un panegírico que ha perdurado por más de medio siglo como piedra angular fundacional de la interminable lucha de Israel contra sus vecinos sureños.

En una prosa de exquisito hebreo empapada de referencias bíblicas, Daián dejó asombrados a quienes lo escuchaban con la perspectiva cruelmente franca que tenía sobre los que habían asesinado a Rotenberg, sobre su conexión con la tierra disputada y con sus motivos. "Ayer al alba asesinaron a Roy. Lo cegó el sosiego de la mañana primaveral, y no pudo ver a aquellos que iban tras su vida escondiéndose detrás de los surcos. No les echemos la culpa hoy a los asesinos. ¿Qué podemos decir en contra del odio espantoso que nos tienen? Ya hace ocho años que han permanecido sentados en los campos de refugio de Gaza y han visto cómo, delante de sus propios ojos, transformamos su tierra y sus pueblos, donde moraron ellos y sus antepasados anteriormente, en nuestro hogar".

Pero el hecho de que Daián reconozca la furia de los refugiados no lo conduce al tipo de posiciones que abrazan la paz, las cuales adoptaría luego de la guerra de 1973, en el ocaso de su carrera. Por el contrario, son los "peaceniks" de su propia generación (los críticos de las proactivas políticas militares de David Ben Gurión contra el Fedayín) que sirvieron como principal blanco de sus críticas. Como traduce el historiador Benny Morris en su libro Israel´s Border Wars, Daián dijo: "No es entre los árabes de Gaza sino entre nosotros mismos que debemos buscar la sangre de Roy. ¿Cómo pudimos haber cerrado los ojos y habernos negado a observar de frente nuestro destino y habernos negado a ver, en toda su crueldad, el destino de nuestra generación?

"Más allá del surco de la frontera se abalanza un mar de odio y venganza, venganza que mira hacia el día en que la tranquilidad mitigue nuestro estado de alerta, día en que escucharemos a los embajadores de la maligna hipocresía exigiéndonos que depongamos las armas. A nosotros y solamente a nosotros clama la sangre de Roy, de su destrozado cuerpo. Porque juramos miles de veces que nuestra sangre no va a ser derramada a la ligera, y sin embargo, nuevamente ayer nos vimos tentados, escuchamos y creímos".

"Hagamos un balance con nosotros mismos. Somos una generación de colonización y sin el casco de acero y sin la boca del arma no podremos plantar ni un árbol ni construir una casa. No temamos a observar de frente el odio que consume y llena las vidas de cientos de árabes que viven alrededor de nosotros. No bajemos la mirada, no sea que se debiliten nuestros brazos. Esa es la suerte de nuestra generación. Esa es nuestra elección, estar listos y armados, ser fuertes y duros, o de lo contrario la espada se caerá de nuestras manos y nuestras vidas se verán truncadas".

"Joven Roy, quien salió de Tel Aviv para construir su hogar en los portones de Gaza para ser un baluarte de su pueblo, la luz de su corazón cegó su visión y no pudo oir la voz del asesino que aguardaba emboscado. Los portones de Gaza demostraron ser muy pesados para sus hombros, y lo vencieron".

Para muchos israelíes, la realidad que los rodea hoy en día es idéntica a la que enfrentó Daián en ese momento. Muchos ven la enemistad palestina como algo eterno e invariable, aunque podrán estar menos inclinados que Daián a reconocer su apego por la tierra. Otros afirmarán que la dura e intransigente filosofía de Daián, formulada en un momento en el cual el país era más pequeño y más débil de lo que es hoy en día, cegó a Israel a las oportunidades en las cuales la negociación y la moderación constituían la orden del día.

En un triste día en el cual se añaden tantos nombres a los miles que siguieron los pasos de Roy Rotenberg, el discurso de Daián servirá de fuente de inspiración para algunos, pero de motivo de desesperación para otros.

Fuente: Haaretz.com


Traducción al español: Rodrigo Varscher

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