Entre el dolor y la preocupación

dolorokEstas líneas las escribimos con dolor por lo que sabemos, y con temor por lo que aún no.


Con dolor por el triple asesinato de Naftali Fraenkel y Gil-Ad Shaer de 16 años , y de Eyal Ifrah de 19, a manos de terroristas de Hamas, que les dispararon minutos después de secuestrarlos, el jueves 12 de junio por la noche. Con un nudo en la garganta al recordar el momento en que se confirmó lo que se rumoreaba desde hacía horas, el lunes de esta semana: "encontraron los cuerpos, tirados en un pozo, cerca de Halhul".

 Con dolor por la noticia que envuelve a Jerusalem desde ayer por la mañana: que un jovencito palestino de 16 años, Muhamad Abu Hdeir, del barrio Shoefat al noreste de la ciudad, fue introducido por la fuerza a la madrugada a un auto que logró escapar rápidamente del lugar y que habría una relación directa entre ese secuestro y el cadáver incinerado hallado poco después en un bosque .Estaba en camino a la plegaria de la mañana en la mezquita aledaña a su casa, en este mes sagrado del Ramadán.
Y con temor de que sea cierto lo que aún no se sabe pero que los palestinos se apresuran a dar como hecho antes de tener el resultado de la investigación: que los asesinos fueron judíos.

Con temor de pensar que la ola de violencia que estalló en Shoefat y Bet Hanina, no se calme tampoco si la investigación indica que no fueron judíos los criminales .
Nos preocupa la posibilidad, que la propia policía no descarta, de que los asesinos hayan sido judíos... ..y también nos preocupa la rapidez, la forma automática en que tanto el Presidente de la Autoridad Palestina Mahmud Abbas como "la calle" afirmaron que "los responsables fueron colonos judíos", aunque los propios familiares que oyeron el relato de los amigos de Muhammad que vieron lo que ocurría, explicaron que "eran las 3.45 de la madrugada, estaba todo oscuro, y no se pudo ver quién iba en el coche".
Y aunque nos enfurece la incitación, esa acusación automática irresponsable que prende fuego a la calle y empuja así a los jóvenes a enfrentarse a la policía , antes de saberse qué es lo que pasó, sin duda lo que más ira nos provoca es la posibilidad de que esos enardecidos tengan razón.

Ya antes de conocerse la tragedia de este jovencito árabe, Muhamad Abu Hdeir, estaba claro que hay entre la población judía de Israel, también ciudadanos a los que no puedo considerar mis hermanos. No hay otra forma de referirse a los eventos del martes por la noche , cuando una marcha de protesta y condena por el triple asesinato terrorista de Naftali, Gil-Ad y Eyal, se convirtió casi en el linchamiento de transeúntes y trabajadores árabes, atacados por los extremistas , que por supuesto nada tenían que ver con el atentado. Fueron salvados por la policía, que detuvo a 48 de los radicales judíos y llevó a resguardo a los árabes.

El Primer Ministro Benjamin Netanyahu pidió a la policía acelerar la investigación, condenó el asesinato y todo tipo de violencia y recordó que "Israel es un Estado de Derecho y nadie, de ninguna parte, puede tomar la ley en sus manos".

Esos extremistas racistas que no buscan justicia sino venganza, en nada ayudan a combatir el terrorismo. Al contrario . Complican las cosas para las fuerzas de seguridad, que bastante ocupadas están también sin ellos.

La respuesta no pasa sólo por estar alertas y con ojos bien abiertos, por lo que podría ser una terrible espiral de violencia de atentados, venganzas y vuelta otra vez. La respuesta debe darla el Estado de Derecho, transmitiendo cero tolerancia ante los vándalos de cualquier lado, sean árabes o judíos. Cuando dejan pintadas ofensivas en mezquitas, cuando prenden fuego , cuando rompen neumáticos y por supuesto cuando atacan inocentes.

La ira de los extremistas que quisieron linchar árabes en el centro de Jerusalem, es una forma de profanar el recuerdo de los chicos asesinados. Vimos a sus familias todas estas semanas, su comportamiento, sus valores...no tenemos dudas de que esos padres hoy de duelo, no ven en esas actitudes, ningún apoyo que los consuele .Para cualquier persona normal, es una vergüenza.


La familia de Naftali Fraenkel publicó un comunicado diciendo que si realmente se confirma que el asesinato del jovencito árabe es una venganza por el atentado contra su hijo y los otros dos chicos "es un crimen estremecedor y terrible, que no tiene perdón ni justificación alguna".

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