Reseña de Cannes: “Gett, el juicio de Viviane Amsalem”

divorceokEsta película maravillosamente escrita y brillantemente actuada documenta el doloroso proceso de cinco años de una mujer que intenta obtener un divorcio.

Los personajes de Viviane (Ronit Elkabetz) y Elisha (Simon Abkarin) fueron presentados en "Tomar una esposa" , donde ella quería abandonar su frígido matrimonio de 20 años; en "Los siete días" estaban separados, pero el control de él era aún sofocante.

 Cada película tiene su propio estilo: La primera utiliza intensas tomas de cerca y una cámara fija para representar la fría y restrictiva atmosfera en la casa Amsalen, mientras que en "Los siete días" hay una estructura más libre. Con "Gett" volvieron a utilizar un foto más ajustado, mostrando cada toma como si fuese desde el punto de vista de los personajes.

La familiaridad con las películas anteriores no es necesaria para comprender qué es lo que está pasando, ni por qué. El dato más vital es que Israel no tiene matrimonio civil ni divorcio. El matrimonio es controlado por el rabinato ortodoxo, quién decide quién se casa y quién se divorcia. Es una situación especialmente complicada para las mujeres, para quienes conseguir un divorcio es prácticamente imposible.

La cámara demora varios minutos en captar a Viviane, siendo su ausencia de la toma una metáfora de su invisibilidad frente a su esposo y los jueces de la corte. Al principio Elisha ni se presenta para los procedimientos, pero finalmente se ve forzado a ir, siendo su silencio otra manifestación de su usual manipulación pasiva. En la corte lo representa su hermano mayor Shimon (Sasson Gabay), mientras que ella cuenta con el abogado Carmel Ben Tavin (Menashe Noy).

Desde su primer día en la corte hasta el último, el proceso le llevará a Viviane cinco años: media década de frustración y humillación, en la que ella intentará mantener su dignidad y determinación. Se llaman testigos que dicen que Elisha es un esposo ejemplar, pero su crueldad emocional siempre está presente. Castiga a Viviane por su deseo de tener su propia vida y por cuestionar su perfección.

Carmel intenta buscar causas para el divorcio, ya que la incompatibilidad no es una razón reconocida legalmente, pero sus argumentos no son escuchados. Los jueces siguen posponiendo el caso, tratando de acabar con la paciencia de Viviane, que son marcados con títulos abajo de la pantalla: Dos semanas después, tres meses después...

El maravilloso guión cuenta con momentos de humor y de catarsis del personaje de Elkabetz, los cuales son igual de asombrosos que los silencios de la actriz. Con su pálida y cansada cara, contrastada con sus prendas negras sobre las paredes blancas de la corte, Elkabetz tiene una presencia icónica. Su Viviane ya no puede soportar la situación y llega al punto de aparecer en la corte con un inapropiado color rojo y su pelo suelto sobre sus hombros. Para los jueces, esta actitud constituye una provocación.

Abkarin tiene el papel menos llamativo, pero su fuerte presencia se siente a lo largo de la película, marcada con miradas casi agresivas y ocasionales frases en francés. Noy hace un buen trabajo como el abogado de Viviane, quién siente una imposible atracción hacia su cliente. Hay partes más pequeñas que si bien representan estereotipos, son bastante reales, tanto la graciosa cuñada de Viviane, Rachel (Rubi Porat Shoval), como el vecino controlador Simon (el legendario actor Ze'ev Revach).


La historia de cine está llena de dramas sobre casos en la corte, desde "Madame X" hasta "Anatomía de un Asesinato", cada uno buscando formas de mantener la acción a pesar de llevarse a cabo siempre en el mismo lugar. El guión y los actores son clave, pero el punto de vista del personaje es lo que atrae a la audiencia. Para algunos, puede que la naturaleza teátrica de "Gett" sea un defecto , pero creo que presenta el escenario justo.

 

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