La paradoja de quién es judío

Preguntas-2ok¿Qué es lo que hace a uno judío? ¿Nacer de una madre judía? ¿Convertirse al judaísmo? En realidad no. Es vivir según el orden espiritual del judaísmo lo que nos hace judíos; vivir a través de los judíos del pasado y con los judíos del presente y del futuro.

Somos judíos cuando elegimos serlo; cuando descubrimos al judaísmo adentro nuestro, en nuestra búsqueda de lo sagrado; cuando luchamos por encontrar a Dios, cuando nos damos cuenta de que el mundo necesita una consciencia moral, y llevamos esa carga como para salvar al mundo y darle una misión.

Uno se convierte en un poco judío cuando se da cuenta de que no puede haber naturaleza sin espíritu y de que no hay neutralidad en los asuntos de consciencia moral. Sin embargo, todo esto no es suficiente. Todavía nos falta bastante para ser judíos completamente. Debemos reconocer lo noble en lo común; dotar al mundo de belleza majestuosa; admitir que la humanidad no es la misma desde que Dios nos abrumó en el Sinaí; y aceptar que la humanidad sin Sinaí no es viable.

Para crear vibraciones judías dentro nuestro, debemos usar la palabra subspecieaeternitatis (desde la perspectiva de la eternidad). Debemos aprender a salir del casillero que es nuestra pequeña vida y tener una visión cósmica, mientras tenemos los pies firmes sobre la tierra y manejamos nuestros asuntos del día a día. No debemos escaparlos con negación o declarándolos poco importantes, sino que comprometernos con ellos y verlos como oportunidades para crecer. Al darnos cuenta de esto, nos vamos convirtiendo en judíos.

Algunos de nosotros debemos luchar para conseguir esto; otros parecen nacer con ello. Poseen una misteriosa alma judía que nadie puede identificar, pero todos pueden reconocer. Tiene algo que ver con el destino, con aquellos sentimientos que nadie puede verbalizar. Lo que está en juego es la internalización de la conexión entre Dios, Abraham y, luego, Sinaí. Está en nuestra sangre, aunque no seamos religiosos. Es como un murmullo entre las olas de nuestra alma y llena nuestro ser, expandiendo nuestro judaísmo en todo lugar al que vayamos.

La mayoría de los judíos "lo tienen", pero también es así para no-judíos. Ellos saben que lo tienen. Es totalmente auténtico. Ellos lo sienten, como sentimos el agua al nadar, sus moléculas penetrando en cada parte de nuestro cuerpo. Nada lo puede negar.

Ellos son los judíos auténticos, pero no todos ellos pertenecen al pueblo de Israel. Algunos son gentiles con padres gentiles; otros son hijos de matrimonios mixtos. Si quieren unirse al pueblo judío deberían convertirse según las leyes de la Halajá, a pesar de haber sido "almas judías" desde que nacieron.


¿Por qué ya no son judíos, sin la necesidad de convertirse? ¡Todos los ingredientes están presentes! ¿Por qué es necesario el componente de una madre biológica judía, o el acto físico de sumergirse en la mikve (baño ritual)?

La razón debe ser que la Halajá no se trata únicamente de la autenticidad religiosa o de la calidad del alma. Es también sobre el aspecto práctico de la realidad de la vida. Pregunta algo fundamental: ¿Cómo reconocemos a aquel que es judío y al que no lo es? ¿Podemos leer el alma de alguien? ¿Cómo podemos asegurarnos de que alguien es judío? ¿Podemos percibirlo? ¿Cómo sabemos si nuestra percepción es auténtica?

El mundo es una mezcla compleja de lo ideal y lo práctico, donde lo genuino puede ser confundido con lo que pretendemos ser. Vivir nuestra vida significa vivir de forma tal que la constitución física y el espíritu interno del hombre interactúan, y también se chocan.

La tensión, o incluso la contradicción, entre lo ideal y lo práctico es el gran desafío de la Halaja. Entonces, necesita hacer compromisos: ¿Cuánto debe tomar en cuenta de autenticidad y cuánto de realismo? ¿Debería funcionar acorde con el sueño y el espíritu, o según las necesidades del mundo físico?

Por mucho que a la Halaja le gustaría el dominio total de lo ideal, debe regirse por ciertas reglas indispensables que permiten que el mundo funcione. Debe establecer ciertos parámetros biológicos para definir la identidad judía. Al igual que al elegir entre la autenticidad y la conformidad, habrán víctimas y consecuencias desagradables.

Algunos "judíos del alma" pagarán el precio y serán identificados como no-judíos, a pesar de que la Halajá "ideal" los incluiría. A pesar de que pueda ser desafortunado, la Halaja debe sacrificar la calidad del "alma judía" de un individuo por estas reglas. Si no aplicamos estos imperativos, reinaría el caos.

Hay un elemento más. Debe haber una nación de Israel, una entidad física capaz de transmitir el mensaje del judaísmo al mundo. Todos los miembros de esta nación deben tener una experiencia histórica común que haya afectado su composición espiritual y emocional. Debe haber experiencias raíz, como las llama Emil Feckenheim, como el éxodo de Egipto, el cruce del Mar Rojo y el Sinaí.  El impacto de estos eventos formó a la nación y la preparó para transformar el mundo. Para que los judíos envíen su mensaje al mundo necesitan tener una experiencia histórica – como familia y luego como nación – de modo que las personas heredan un compromiso con su estilo de vida.

El hecho de que el judaísmo le permite a otros unirse, a pesar de no haber sido parte de esta experiencia, es algo maravilloso que se basa en que no todas las almas necesitan estas experiencias raíz para ser judías. Tienen otras cualidades que son tan poderosas, y que les permiten convertirse.

Desde un punto de vista idealista, entonces, esto significa que hay judíos que no deberían serlo, y no-judíos que sí deberían serlo. La autenticidad, después de todo, no puede ser heredada; solo puede ser nutrida. Idealmente, solo aquellos que conscientemente asumen la misión judía deberían ser considerados judíos. Si no fuese por la necesidad de un pueblo judío, podría haber una comunidad de la fe judía, donde la gente pueda ir y venir según su compromiso con el estilo de vida y la misión judía – como hacen otras religiones.


Entonces, los requisitos de la Halajá crean víctimas cuando excluyen a "judíos del alma", al igual que con hijos de matrimonios mixtos que no tienen madre judía, o hijos de abuelos judíos. También a gentiles que tienen almas judías pero ningún antepasado judío. Todos ellos son víctimas.

Este es el precio de la tensión entre el ideal y la necesidad de complacer; la paradoja entre el espíritu y la ley. El hecho de que la Halajá le permita a un no-judío convertirse es la mayor expresión de su humanidad. Es, de hecho, un milagro.

Probablemente hay billones de personas que son "judíos del alma" pero no lo saben, y probablemente nunca lo sepan. Puede que esos sean los judíos a los que se refería Dios cuando bendeció a Abraham y le dijo que sería el padre de todas las naciones y que sus descendientes serían tantos como las estrellas en el cielo.

· Más leídos ·

Consola de depuración de Joomla!

Sesión

Información del perfil

Uso de la memoria

Consultas de la base de datos