Un encuentro emotivo con Elie Wiesel

wiesel 0okNUEVA YORK – Víspera de Shabat: Prof. Elie Wiesel me está esperando en su oficina. La reunión con él, como siempre, es agradable y cálida.

Si bien empecé informándole del trabajo de Limmud, la conversación terminó de una forma fascinante que jamás habría podido imaginar.

Había ido a hablarle sobre los eventos de Limmud del año pasado, y especialmente, sobre el evento más grande de su historia en Moscú, con más de 1200 participantes en Abril, y otro en New Jersey en Marzo, con la participación de unos 800 judíos de habla rusa, muchos de ellos participantes de los programas Birthright y Masa. También quería hablarle del próximo evento, el cuál se llevará a cabo, por segunda vez, en Chisinau (Kishinev), Moldova, entre el 23 y el 25 de Mayo, con la participación de unas 400 personas.

Conozco a Elie Wiesel desde 1980, cuando era secretario general del Consejo Público para Judíos Soviéticos. Su contribución a la lucha para la libertad de los judíos soviéticos fue única, y su libro, Judíos de Silencio: Un Reporte Personal sobre los Judíos Soviéticos fue, para los activistas encarcelados por la Cortina de Hierro, una escritura sagrada.

Wiesel conoce a Limmud desde que fue establecido hace casi ocho años. Cuando estoy en Nueva York, aprovecho junto con Menachem Hacohen, vicepresidente y rabino de la Conferencia para Declaraciones Materiales Judías en contra de Alemania y quien fue rabino principal de Rumania, donde nació Elie, para ponerlo al día sobre nuestras actividades.

Wiesel es conocido por su visión liberal y profundo conocimiento sobre judaísmo y cultura judía. Estos son dos temas en los que no está dispuesto a ceder: recordación del Holocausto, y el Estado de Israel. Su último libro, El Alma Talmúdica, recientemente publicado en hebreo con unas palabras del Prof. David Weiss Halivni, es una obra profunda y contemplativa de la filosofía judía.

En la opinión de Wiesel, el vincula entre los judíos de habla rusa que no pudieron estudiar judaísmo por años en la Unión Soviética, y la riqueza encontrada en el judaísmo es de gran importancia. En esto, él cree, encontramos el inherente valor de Limmud.

Estaba muy entusiasmado antes de esta reunión.

No iba a ser cualquier conversación, dado que quería discutir con uno de los grandes filósofos de esta generación y uno de los que inspire espiritualmente a Limmud sobre un tema que se relacionaba con el personal y directamente.

Por lo tanto, la segunda parte de la conversación fue sobre la expulsión de los judíos del pueblo de Sighet, donde nació Wiesel, hacia Auschwitz. (Sighet hoy es Sighetu Marmatiei, en la provincia de Maramures, Rumania, en las Montañas Carpathian de Transylvania.) Sus padres, judíos ultra-ortodoxos, eran Sarah Feig y Shlomo Wiesel. La madre de Wiesel, Sarah, era la hija de Dodye Feig, el celebrado jasid vizhnitz y granjero de un pueblo cercano.

Mientras hablábamos, la cara de Elie cambió perceptiblemente; lleva con él una pesada carga. No se olvida por un momento de que él es un "tizón arrebatado del fuego". En su infancia estudio los textos sagrados y sobre jasidismo, y al mismo tiempo, tuvo una educación general y aprendió hebreo.

Tras la ocupación Nazi, su familia fue enviada a Auschwitz el 18 de Mayo de 1944. Wiesel tenía tres hermanas – sus hermanas mayores, Hilda y Beatrice, y una Hermana menor Tzipora. Hilda y Beatrice sobrevivieron y se reencontraron con Elie en un orfanato francés después de la guerra. Tzipora y su madre Sarah fueron asesinadas en Auschwitz, y él y su padre fueron transferidos al campo de trabajo Buna. Con el avance el ejército rojo, ambos fueron forzados a marchar al campo de concentración Buchenwald. Su padre, Shlomo, falleció en Buchenwald y Wiesel logró sobrevivir tres meses más en el campo, hasta que fue liberado por las fuerzas estadounidenses el 11 de Abril de 1945.

Puse al día a Elie con la iniciativa de la Conferencia de Declaraciones de construir un museo en el sótano de la casa de su familia en Sighet que recordaría a los judíos de la zona que fueron asesinados en el Holocausto. Visité el lugar numerosas veces y le informé de las preparaciones para el museo, que se abrirá el 18 de Mayo. El museo es financiado por el gobierno de Rumania, el gobernador de la provincia de Maramures, el pueblo de Sighet, la Conferencia de Declaraciones y Limmud. A la inauguración concurrirán sobrevivientes del Holocausto de todas partes del mundo, incluyendo a Ben Helfogtt, de Inglaterra, vicepresidente de la Conferencia, sobreviviente y atleta olímpico.

Elie va a participar en una entrevista vía video durante la inauguración del museo con Steve Linde, editor del Jerusalem Post, para hablar de sus experiencias. Mientras le hablo a Elie de las preparaciones para el museo, él recuerda que uno de los presentadores de Limmud en New Jersey fue Lihi Lapid, esposa de Yair Lapid, el actual Ministro de Financia e hijo de Tommy Lapid y la autora Shulamit Lapid.

Wiesel me preguntó, "¿Sabías que el padre de Shulamit Lapid fue el periodista David Giladi, uno de los fundadores del diario Ma'ariv? Él era un íntimo amigo mío, y en mis archivos en la Universidad de Boston tengo cartas de él que cubren varios años. Tengo pensado mandárselas a Yair. Valdría la pena preguntarle al Dr. Yoel Rappel, director de los archivos, si pudiera preparar una parte de estas cartas para mostrar en el museo." Elie me cuenta que Giladi también había nacido en Transilvania. Había crecido en circunstancias muy parecidas a aquellas de Wiesel. Cuando Elie se convirtió en un corresponsal para el diario Yediot Aharonot en Paris, Giladi trabajó para la competencia, Ma'ariv. Giladi, quien había sido periodista, editor y traductor de húngaro, yiddish, checo y alemán, falleció a la edad de 100 el 18 de Mayo del 2008, en el aniversario de la expulsión de los judíos de Sighet. Su hija, Shulamit, escribió sobre su padre y su propia infancia en Tel Aviv en su libro, Be'ulai lo hayu ("Quizá no hubiera pasado"), publicado en el 2011. Recuerdo que air había escrito sobre su relación con su abuelo, pero no conocía la conexión con Elie Wiesel.

Elie nunca olvida su origen ni su deseo de preservar la rica cultura judía que conocía de niño. En su opinión, el trabajo de Limmud para los jóvenes de habla rusa es una de las mayores contribuciones a la causa.


Para mí, la conversación fue una valiosa y significativa forma de empezar Shabat.

Fuente: Jerusalem Post

Traductora: Mariel Benedykt

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