Cuando el Papa Francisco Realice Su Visita a Israel, Este Rabino Será Su Guía

papayskorkaokAbraham Skorka, un modesto científico y rabino de Buenos Aires, es el amigo e interlocutor del pontífice.

El día previo a su boda, Florence Ofer, una contadora rubia de 27 años de edad, salía tranquilamente después del servicio de Shabat en Benei Tikvá, sinagoga de Buenos Aires, mientras elogiaba al rabino del shil, Abraham Skorka, quien iba a oficiar su boda.

Aunque no sea integrante de la comunidad, Ofer se encuentra entre los judíos de la capital argentina a los que les atrae el hecho de celebrar bodas, bar y bat mitzvot y otras ocasiones especiales en Benei Tikvá.

Dijo: "Habla desde el corazón". Su padre Leti, médico que trabaja en la ciudad, saltó y añadió que al rabino se lo conocía por permitirles a los celebrantes que tomen el protagonismo.

Lo cual no es lo que dirían casi todos sobre Skorka actualmente. Hace un año que se convirtió en el Papa Francisco I su cercano amigo y paisano porteño Jorge Mario Bergoglio, líder de la Iglesia Católica e indiscutiblemente la mayor estrella de rock religiosa.

La fama de Francisco se la contagió a su viejo camarada de Buenos Aires. Skorka ha sido objeto de un aluvión de atención mediática: una excursión a Nueva York que ha de ser entrevistada por 60 Minutes, una sesión de fotos que realiza una revista francesa en la que abraza una figura recortada de cartón de Francisco en el shil. Skorka todavía es joven, recién tiene 63 años (casi 15 años menos que Francisco que tiene un aspecto más de abuelo) , teniendo el cabello mayormente negro y un rostro guapo de televisión. Además de las funciones que desempeña en Benei Tikvá, también es el rector del Seminario Rabínico Latinoamericano de Buenos Aires. Sus congregantes y equipo de trabajo trazan un círculo protector en torno a él, pero el propio hombre, a pesar de que sigue sintiéndose cómodo en su rol pastoral de la casa dirigiendo servicios y Sedarim, reconoce las posibilidades que ofrece su recién adquirida notoriedad.

Más adelante en este mes, Skorka hará de guía turístico y organizador del papa en su primera visita oficial a Israel, un viaje que Skorka dice está dirigido a la promoción de la tolerancia interreligiosa. "Tenemos que arraigar en la consciencia humana un mensaje de paz y espiritualidad que tanto se necesita en nuestra sociedad", me dice Skorka en su oficina, un pequeño hueco del piso de arriba del santuario de Benei Tikvá. "El hombre está demasiado vinculado a su propio ser en el mundo occidental, es muy egoísta y solo se mira a sí mismo. Debemos luchar para ayudar a la gente a que mire alrededor de sí porque esa es la única forma".

De niño, Skorka hablaba en ídish en su casa con sus padres y abuelos, inmigrantes de Polonia que llegaron a la Argentina en la década de los años 20. La familia vivía en los barrios predominantemente judíos de Paternal y Villa Crespo, donde Skorka concurría a una escuela judía religiosa en la mañana y a la escuela pública en la tarde. "Mi idea no era ser rabino", dijo. "Era algo solo para estudiar, para saber en aras del saber". Siempre, dice él, las preguntas judías que estudiaba le parecían ser fundamentalmente universales. Siguió diciendo.

Mientras Skorka profundizaba en sus estudios religiosos, también perseguía sus ambiciones académicas estudiando Química en la Universidad de Buenos Aires con el objetivo de trabajar en la investigación científica; pero luego de obtener su título también se ordenó como rabino. Al embarcarse en los estudios de posgrado de química, comenzó a trabajar en Lamroth HaKol, una congregación y centro comunitario ubicado en el centro de Buenos Aires, cuyo rabino era el mejor amigo de un cura, en un momento en el cual los vínculos entre judíos y católicos era algo poco común, a pesar de los esfuerzos de la iglesia por liberalizarse luego del Concilio Vaticano II.


"El cura le habló a la congregación de Lamroth HaKol y les dijo que la única manera de erradicar el antisemitismo era por medio del diálogo, porque para amar al otro uno debe conocer al otro", recordaba Skorka. "Todo odio se base en el hecho de transformar a alguien en el diablo y uno hace eso cuando no conoce al otro, pero cuando uno conoce al otro, es más difícil construir esa imagen diabólica de él".

Desde ese momento en adelante, Skorka se dedicó al diálogo como una tercera carrera. Dice que siempre sintió una "sombra antisemita" en Buenos Aires, en particular durante la cruel dictadura de los años 70. Los ataques terroristas de los primeros años 90 dejaron su marca en forma de rejas y guardias de seguridad trabajando las veinticuatro horas del día en Benei Tikvá, cuyo sencillo santuario se encuentra escondido por un supermercado en una tranquila calle lateral del apacible barrio de Belgrano. Pero Skorka cree firmemente que la seguridad requiere algo más que el mero hecho de que las puertas estén cerradas con llave, por lo que comenzó a involucrarse con curas y líderes musulmanes locales.

Skorka entabló amistad con Francisco por un chiste de fútbol. En 1995, Francisco, en aquel entonces arzobispo de Buenos Aires, recibió a los líderes religiosos de la ciudad para celebrar el Día de la Independencia y les preguntó a cada uno cuáles eran sus preferencias futbolísticas, y Skorka respondió que la suya era el equipo de River Plate, a cuyos simpatizantes se les llama "gallinas". "Dijo: ", y Skorka tomó a risa la ligera respuesta de Francisco. "Entendí que había otro mensaje en eso: que podemos trabajar juntos".

Francisco, dice Skorka, ha sido desde hace mucho tiempo un socio dispuesto a la construcción de las relaciones que sustentan su búsqueda por la mutua comprensión. En 2010, la dupla publicó un libro en conjunto, "Sobre el Cielo y la Tierra", estructurado como una serie de diálogos fraternos entre líderes de distintas religiones. "El diálogo, en su sentido más profundo, es llevar el alma de uno junto al alma del otro, con el resultado de que revele e ilumine el interior de uno", escribe Skorka en su introducción, en la cual da fe de las profundas conexiones que compartió con Francisco al conversar. "En el momento en el que uno alcanza una cierta dimensión de diálogo, uno se da cuenta de las similitudes que comparte con el otro".

El itinerario que piensa seguir con Francisco en Israel refleja ese tipo de pensamiento ecuménico, algo que últimamente ha estado escaseando allí. El séquito papal está programado para que llegue a Jordania el 24 de mayo y luego siga a Cisjordania, donde Francisco se reunirá con los líderes de la Autoridad Palestina y donde visitará la Iglesia de la Natividad de Belén. Luego, irá a Jerusalem (lugar en donde pasó su última visita, en la semana de la guerra de Iom Kipur en 1973, encerrado en el hotel) y se detendrá en la Basílica del Santo Sepulcro, en la Cúpula de la Roca, y en el Muro de los Lamentos, antes de dirigirse a Yad Vashem y de ser recibido por Shimón Peres. "Queremos dejar un mensaje de paz y comprensión entre cristianos y judíos", dice Skorka, "y entre todos los que viven allí".

Fuente: www.tabletmag.com

Traductor: Rodrigo Varscher

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