Dividir Israel en cantones

israelcantonesok2Los grupos culturales de Israel no están de acuerdo en nada salvo la seguridad; es tiempo de seguir a los suizos, alemanes y estadounidenses y llevar al poder a nivel local.

La llamada a dejar de pagar los impuestos del comentador de Haaretz, Rogel Alper, refleja los sentimientos de muchos en Israel, quienes sienten que trabajan duro, pagan gran parte de su sueldo al estado y reciben muy poco a cambio.

Parte de esto es por la carga impositiva de los israelíes, impuesta tanto directa como indirectamente. Además, los israelíes sienten que la plata que pagan no es invertida según sus valores, prioridades y visión.


Es tiempo de reconocer que las discordias en la población de Israel son tan profundas que no hay un carácter común en la sociedad. La solidaridad nacional, en este momento, se extiende principalmente a cuestiones de seguridad. La poca confianza de los israelíes en el gobierno no se debe únicamente a la debilidad de los políticos, sino que también por su misión imposible de unir grupos que tienen poco en común.

La población israelí está compuesta por culturas cuyas visiones difieren tan radicalmente que encontrar un denominador común es ahora imposible. A nivel nacional, esto se ve reflejado en las discusiones constantes en la Knesset por presupuesto, y el resultado es una serie de acuerdos que deja a todos los partidos desfavorecidos, enojados y resentidos. Los liberales están furiosos por pafar por los servicios religiosos y los asentamientos en Cisjordania que no quieren; los árabes israelíes se sienten consistentemente discriminados; los haredim sienten que sus escuelas no tienen los fondos suficientes, y todos los israelíes sienten que otros grupos amenazan su estilo de vida.

Es importante destacar, sin embargo, que Israel es menos único de lo que puede parecer. El libro del científico político Benjamin Barbet, "Si los Alcaldes Dirigieran el Mundo," muestra que los ciudadanos de las democracias más liberales estás altamente insatisfechos con el funcionamiento de sus parlamentos. Esto es en parte por el carácter sobre-ideológico de muchos de los partidos políticos y por el hecho de que los miembros del parlamento únicamente pueden ser reconocidos al hacer pronunciaciones radicales cuyo objetivo es generar emociones fuertes – generalmente odio hacia otro partido o grupo étnico.


Barber contrasta esto con la insatisfacción con los gobiernos municipales en lugares desde Nueva York hasta Stuttgart y Palermo. Los alcaldes y miembros del municipio no tienen tiempo para la ideología. Necesitan resolver problemas que van desde la recolección de basura hasta la limpieza del agua; desde problemas de tránsito hasta permisos de construcción, y deben hacerlo rápidamente. El resultado suele ser el pragmatismo, eficiencia y atención constante a las necesidades de los ciudadanos.

Barber también destaca que las personas, más que nunca, se identifican más con sus ciudades que con sus países, y esto es verdadero tanto para Estados Unidos como para Italia – incluso en Alemania, donde el gobierno es muy eficiente.

Las consecuencias para Israel son claras. Como en Suiza, Estados Unidos y Alemania, la responsabilidad y autoridad del gobierno debería limitarse a los dominios que pueden ser tratados nacionalmente únicamente, como el ejército, el transporte y manejo ecológico. El resto debería ser delegado a unidades más pequeñas.

La cuestión, por supuesto, es cómo deberían ser definidas estas unidades. Hay modelos para tal redefinición, como la tesis de Judd Yadid sobre la re-delineación de los distritos de Israel, supervisada por el profesor Gideon Biger de la Universidad de Tel Aviv. La tesis de Yadid tiene que ver principalmente con formas de manejar la tensión entre las poblaciones árabe y judía de Israel, pero se podría hacer lo mismo con los sub-grupos dentro de la población judía israelí.

Los modelos suizos y estadounidenses pueden ser usados acá. Los estados de Estados Unidos divergen considerablemente en sus valores. Algunos estados, como Oregon, apoyan el matrimonio gay, mientras que otros no. Los cantones suizos disfrutan de un alto nivel de autonomía que se extiende a su educación y servicios médicos; es la municipalidad la que se encarga de los matrimonios entre los ciudadanos de Suiza. Suiza también logró mantener la unidad nacional con una población cuyo tamaño es similar al de Israel, con cuatro lenguas y diferencias culturales significativas.

Las diferencias culturales en Israel son mayores que en Suiza y que en Estados Unidos, y la animosidad entre los diferentes grupos llevó al punto que los ciudadanos haredim, árabes y liberales temen que no pueden seguir viviendo allí. Aplicar un sistema con cantones autónomos podría llevar a Israel el alivio que permita que se viva sin imponerse sobre la vida de los demás.

Fuente: Haaretz

Traductora: Mariel Benedykt

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