Jóvenes judíos ultra-ortodoxos que se van, “vuelven a la pregunta”

religokLos haredim son una comunidad insular en crecimiento, mientras que aquellos que abandonan la fe se encuentran solos.


JERUSALÉN – Integrar a los haredim – o judíos ultra-ortodoxos – a la sociedad es un tema muy discutido en Israel actualmente.

 Muchos israelíes temen que con su alta tasa de natalidad y su oposición a las escuelas seculares, un gran sector de la población ultra-ortodoxa va a ser incapaz de sobrevivir a la economía moderna. Se están discutiendo leyes en la Knesset que implican que los haredim vayan al ejército y aprendan del currículum común de Israel.

Una reciente cadena de suicidios entre judíos en el proceso de abandonar la fe enfatizó la dificultad de pasar de un mundo al otro. Una organización, a pesar de no tener naturaleza política, se encontró en el medio de este asunto.

Hillel (que no tiene afiliación con el grupo que está en las universidades de Estados Unidos), ha estado trabajando desde sus sedes en Jerusalén y Ramat Gan por los últimos veinte años para ayudar a ex – religiosos a adaptarse al mundo secular.

En hebreo se refiere a esto como "volver a la pregunta" mientras que ir de lo secular a lo religioso se llama "volver a la respuesta". Hillel le da viviendas, becas y ayuda para ir al ejército o a estudiar. Intenta crear una comunidad para aquellos que ya no tienen una.

Dos suicidios con una diferencia de días entre ellos, incluyendo el de una mujer que saltó desde el techo de un hotel de Tel Aviv, han llamado a la ayuda urgente del público israelí. Siete jóvenes que dejaron de ser religiosos cometieron suicidio en los últimos 18 meses. Tres de las víctimas habían participado de Hillel.

Yair Hass, el director de la organización, está intentando abrir un nuevo centro de intervención con psiquiátricas profesionales. Pero la pequeña organización sin fines de lucro – no tiene más de ocho empleados y cuenta con la ayuda de más de 200 voluntarios – debe juntar millones de shekels para manejarlo, y mientras tanto las personas sufren. Hillel en la actualidad funciona enteramente de donaciones, 50 por ciento de israelíes y 50 por ciento de judíos que viven en el exterior, pero esperan también recibir dinero del gobierno en el futuro.

"Hay muchos que llegan con problemas de salud mental, que están en crisis temporal," dijo Hass. "Tenemos problemas para lidiar con esto."

Según un estudio llevado a cabo el año pasado por el grupo de prevención del suicidio Bishvil Hachayyim ("Por la vida"), el 40 por ciento de los judíos que abandonaron sus comunidades religiosas tienen tendencias suicidas en comparación con un 12 por ciento dentro de los seculares y 6 porciento dentro de los religiosos. Abandonar una sociedad tan aislada y estricta como aquella del mundo ultra-ortodoxo tiende a dejar cicatrices espirituales y emocionales.

"Cuanto más unida es la comunidad, más difícil es irse," dice Rachel Chorin, una trbajadora social de Hillel.


Chorin cuenta que trabaja en Hillel hace un año y en ese tiempo han ayudado a más de 300 ex – haredim. Hillel no tiene publicidad, pero los ultra-ortodoxos que los buscan ya han escuchado el nombre antes.

"Lo escuchan porque está prohibido," Chorin dice. "Los rabinos haredi dicen que intentamos convertir a las personas en seculares."

La realidad, por supuesto, es más complicada.


Los empleados de Hillel dicen que son muy cuidadosos al momento de entrenar a los voluntarios (y filtrar posibles voluntarios) para que las personas que vayan hacia ellos reciban una mano que los ayude, en lugar de un empujón hacia un lugar u otro. A pesar de que su creencia en Dios es una de las razones por las que los jóvenes abandonan la comunidad ultra-ortodoxa, también hay muchas otras.

Chorin los enumera rápidamente: Hay chicos con trastorno por déficit de atención que se frustran por estudiar todo el día en la Yeshiva; otros quieren ir al ejército y les es prohibido, hay chicas que no quieren que las casen de jóvenes.

Otros simplemente buscan un cambio.

La mayoría de los haredim que abandonan pasan a ser laicos. No es común que pasen por distintos niveles de judaísmo progresivamente. En el mundo haredi, la mentalidad es blanco-negro, se puede ser ultra-ortodoxo o nada, por lo que aquellos que se van, lo hacen completamente.

Bar Von Mayer se fue a los 17, pero dice que el proceso había empezado mucho antes. "Empezó la primera vez que no respeté Shabat, cuando tenía seis", ella cuenta. "Estaba jugando con las llamas para ver si el fuego me iba a quemar o algo así."

Ella dice que la noche que le dijo a su padre que quería irse fue como salir del closet en una familia homofóbica. Él no entendía. Le dijo que era una fase que se le iba a pasar. Bar no cambió de opinión; a la mañana siguiente se tomó el ómnibus de las 5 a Jerusalén, dejando atrás su comunidad haredi.

Bar tenía la suerte de tener un hermano que ya se había ido, pero muchos de aquellos que abandonan su comunidad se encuentran completamente solos. Generalmente, hay un periodo de desconexión en el que no tienen contacto con su familia y amigos. Los padres muchas veces cortan el contacto del todo para que el hermano que encontró el secularismo no influencie a los demás.

Bar dice que incluso ahora que son mayores, es difícil mantener el contacto con sus hermanos. Tiene doce hermanos que dejó atrás y ahora, 50 sobrinos. Hablan por teléfono de vez en cuando pero es difícil encontrar cosas que los unan.

"Tienen hijos cada mes," Bar dice, refiriéndose a sus hermanos. Ella tiene 30, es soltera y está a punto de conseguir un título en fotografía de la Academia Bezalel de Arte y Diseño en Jerusalén. Hillel la está ayudando a pagarlo.


Fuente: globalpost.com

Traductora: Mariel Benedykt

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