Ellos eran nosotros

shoa080220115jok"Comprender es imposible, pero conocer es necesario", decía Primo Levy

Hoy no voy intentar ser graciosa. Ya que nunca me sale, ¡para que seguir insistiendo! Sin embargo quien se retire de esta lectura lo deberá hacer con la culpa propia de nuestro pueblo. Porque de lo que hoy voy a escribir tiene que ver con nuestra memoria.

 . Con nuestro deber de recordarlos a ellos: cada uno de esos 6.000.000 de nuestro pueblo que murieron bajo las manos asesinas del odio. ¿Por qué hablar de eso ahora? Porque durante esta semana y hasta fin de mes se celebran Actos en Memoria de las víctimas del Holocausto en toda España. En Uruguay a nuestra comunidad recordar en este mes de enero estos acontecimientos suena un poco anacrónico.

¿A qué se debe esto? Cito texto: "En el año 2005, el Parlamento Europeo, decide instaurar el día 27 de enero como el Día Europeo de la Memoria del Holocausto, e invita a los Gobiernos y Parlamentos de los estados miembro a que se sumen a los actos de conmemoración. El 27 de enero fue elegido para ésta conmemoración debido a que en esa fecha, en 1945, el ejército soviético liberó el mayor campo de exterminio nazi, el campo de Auschwitz-Birkenau en Polonia. Posteriormente, el 1º de noviembre de 2005, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la resolución 60/7 en la que designó esta misma fecha como Día Internacional de la Memoria del Holocausto y Prevención de Crímenes contra la Humanidad".

Estas resoluciones, firmadas por los hombres de corbata tiene aquí en Madrid mucha más trascendencia de la que se pueda imaginar. En un país donde la expulsión y la Inquisición extirparon de la memoria la vida judía que aquí existió, estos actos organizados por instituciones gubernamentales nos reconcilia por partida doble con el pasado. Entre las multitareas que realizó para poder pagarme el pan de cada día, (o la matzá en Pesaj) también trabajo como Directora en el Dpto. de Comunicación de la Comunidad Judía de Madrid. Por este motivo asistí hoy a uno de dichos Actos organizando por el ayuntamiento de Getafe (una pequeña ciudad madrileña de extrarradio).

La ceremonia fue realizada en el Parque de la Alhóndiga que a pesar de tener nombre de comida, es una belleza. Fuentes, patos, ocas (las de verdad, no la tarjeta de crédito), árboles de todos los verdes que te quiero verde. En medio del parque una enorme carpa blanca, como las que se ponen en las bodas de jardín, albergaba todo lo necesario para la ceremonia. Un centenar de sillas, las banderas oficiales junto a la de Israel, el atril, y un hermoso olivo plantado especialmente en el parque en memoria de las víctimas del Holocausto, junto a un monolito que da cuenta de todo eso.

Belleza y tristeza nos rodeaba. Los ciclistas y corredores de turno pasaban por allí nos miraba con cara de a quien cayeron visitas de sorpresa.

Escuchar los discursos siempre es aburrido. Pero esta vez no lo fue. Escuchar palabras que expresaban tanta emoción por parte de gente que no es judía, y que sin embargo asumen la responsabilidad de mantener encendida la llama de la memoria.

Con cada una de las velas se encendía la llama de la esperanza. El director de Centro Sefarad Israel, Miguel de Lucas dijo " estamos muy cerca de que el Holocausto se convierta en Historia, porque los testigos de esos hechos, los supervivientes, ya no estarán con nosotros en pocos años. Por eso es nuestro deber que todo esto no se olvide". Para mí escuchar a un español, que no es de nuestra comunidad, pronunciar estas palabras me conmovió profundamente.


El rabino pidió un minuto de silencio y durante esos 60 segundoa los pude ver a todos antes del horror. Casi dos veces la población de Uruguay. Todos con sus abrigos, sus maletas, sus peinados a la moda de su tiempo. Las mujeres con los labios pintados y la inocencia antes del infierno en las pestañas. Los niños agarrados de la falda de sus madres, las boinas, gorros y bufandas. Todos ellos estaban frente a mí, no pude evitar las lágrimas. Cuando terminó el minuto de silencio se dieron la vuelta y se marcharon al frío gris de los campos. No. No podemos olvidarlos. A ellos, que somos nosotros, que siempre seremos cada uno de los que murieron, humillados, con hambre, frío y miedo, sólo por ser judíos.

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