Las pantuflas de Baltasar

baltasarokLlegan estas fechas y el espíritu de la Navidad se instala por las calles y comercios de todo el mundo. Es inevitable. Aunque los judíos no celebremos esta fiesta el ambiente que nos rodea nos empapa con su champagne burbujeante.

 Es momento que nuestro pueblo reconozca que hay algo en estas fechas que finalmente se nos cuela por la ventana. Contemplar en Montevideo el cielo poblado de fuegos artificiales que se entreveran con las constelaciones sureña tiene su encanto. ¿Quién no se ha comido un turroncito? ¿Ehhhh? ¿Quién no le ha dicho Felices Fiestas a la cajera del Devoto, aunque no sea devoto? ¿Ehhh? Y sobre todo: ¿cuántos de los lectores recibe o recibió en su tierna infancia regalitos de reyes? ¿Ehhhh? Ahhhhh. Desde aquí veo unas cuantas manos levantadas en la tribuna.


Bien. Ahora que todos hemos tenido nuestra dosis de honestidad vamos al tema que titula la nota. Las pantuflas. En Uruguay no pasa, porque es verano. Pero aquí por las "Españas" el invierno nos congela los pensamientos y el dedo gordo del pie. Amigos y allegados me han regalado para los últimos 5 reyes varios pares de pantuflas. Alguna vez he recibido una bufanda o un insultante par de medias. Esos regalos deberían estar prohibidos. Son regalos que demuestran que la persona te lo ha comprado por puro compromiso. Es un lindo gesto, de verdad que lo agradezco. Pero si al menos fueran esas pantuflas coquetas, femeninas, con un poco de onda. Pero no. Son unas pantuflas toscas, a cuadritos o rayitas, a veces incluso con corderito, sin forma de nada. No hay forma de que a tu marido se le despierte la pasión mirándote con esas pantuflas. ( Reflexión aparte: ¡qué rara palabra: "pantuflas". Si uno lo repite mucho suena rarísimo: pantuflas pantuflas pantuflas pantuflas pantuflas).


Después están los regalos que son bonitos pero inútiles. En esta categoría entran los popurrí aromáticos, los adornitos que regala la tía, regalitos para la repisa que sólo juntan polvo y que nadie tira porque la tía cada vez que viene mira a ver si está el adornito podrido. También están las cositas para la cocina, como el "hacedor de espuma de leche" que dura lo que dura la pila y luego termina en un cajón oxidándose, los indicadores de colores para los vasos, los mini tenedores de copetín y el cronómetro de cocina con forma de huevo.


Otro tipo de regalos inútiles pero que recibimos con mucho cariño son los que nos envían en encomienda nuestros amigos y parientes desde el paisito. Como estamos medio exiliados en territorio ibérico, no envían cajas con camisetas, tazas, llaveros y gorros que dicen:"URUGUAY"


Ya podemos poner un bazar oriental con todos esos regalos. Pero siempre al verlos me emocionó, porque sé que debajo de esos obsequios hay un sutil mensaje: "no te olvides de nosotros, no te olvides de tu país". ¿Cómo olvidarlo? Estas fechas es cuando más siente la distancia y la ausencia de aquellos que queremos se siente más fuerte que nunca. Aquí nadie tira fuegos artificiales y hace frío. El abrazo se transforma en una llamada a la distancia y con tres horas de diferencia, se celebra doble la llegada del año nuevo. Primero aquí, y a las tres de la mañana volvemos a llamar a los de allá.


A las 5 de la mañana con las copas vacías y el estómago lleno me voy a dormir, usando las pantuflas del año pasado, que seguro el próximo 6 de enero Baltasar me trae una nuevas.


¡Feliz año para todos!

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