El ejercicio del saber.

Foto Mesiansimo y redención-page-001okNo creo en la maldad innata del hombre, o por lo menos intento no creer en ella. Pero si creo en la maldad de la ignorancia; en la ignorancia de lo no aprendido. La maldad del hombre ante lo desconocido, ante lo que no sabe controlar y, en especial, ante el otro hombre y ante el otro no-hombre. La carencia de un ejercicio del saber de la existencia del otro se vincula a la maldad del hombre.

 Frente a esto, la educación permite una posible oportunidad para que el hombre comprenda el deber ser de sus acciones. Sea una planta, un perro o una persona, la mejor educación que se puede tener es aprender a cuidar un otro que no puede cuidarse por sí mismo. Habitamos el mundo con la responsabilidad de sabernos quienes pueden destruirlo o destruirse. Educar es siempre educar-se y educar a otro en esa educación. Y en este sentido, una forma de educación está dada sobre aquellos valores que hacen a la relación del hombre con Dios, con el otro hombre y con el mundo-naturaleza. Valores que constituyan el fundamento de una ética del actuar, antes del actuar mismo. Una ética de la universalidad de no ser el centro del universo. Una educación que nos abra siempre al otro que cuidamos con mayor responsabilidad que a nosotros mismos. Porque el otro imposibilitado de mundo nos vuelve humanos.


Tu Meser representa la posibilidad de reflexión sobre los valores de una ética de la universalidad, de la educación, ante un mundo amenazado por la maldad de la ignorancia. Tu Meser invita cada semana a un ejercicio del saber. Y por ello hay que celebrarlo.

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