Defendiendo a Israel con una mano atada a nuestra espalda

janetokEn 1950, el Primer Ministro David Ben Gurion y el presidente del Comité Judío Americano, Jacob Blaustein, negociaron un acuerdo entre el Estado de Israel y los judíos de la diáspora.

 Blaustein prometió el apoyo político y financiero de los judíos de Estados Unidos. A cambio, Ben Gurion acordó que Israel evitaría hablar de parte de todo el pueblo judío, evitando que los judíos sean acusados de "doble lealtad".


Ese acuerdo es obsoleto. El Primer Ministro Netanyahu habla de parte de toda la nación judía, mientras que las comunidades judías de Estados Unidos y otros lugares se sienten menos inseguras con respecto a tales acusaciones. Esos mismos judíos de la diáspora, sin embargo, también están expresando sus diferencias con Israel, particularmente sobre temas que afectan al pueblo judío y sus valores, como los derechos de las minorías, pluralismo religioso y la búsqueda de la paz.


Israel permanece siendo crucial para nuestra identidad, sin embargo, cuando el Primer Ministro israelí habla, los judíos de todo el mundo escuchan, sabiendo que sus palabras y acciones tienen un impacto directo en sus vidas como judíos. Muchos apoyaron el discurso de Netanyahu en Bar Ilan en el 2009 afirmando su compromiso con dos estados para dos pueblos. Tenían menos que celebrar en su segundo discurso en Bar Ilan el mes pasado.

¿Qué visión concreta ofreció Netanyahu? Habló del rechazo palestino, incluyendo una referencia sobre la colaboración de los líderes palestinos con los nazis. Los líderes israelíes deben hablar de la narrativa histórica, y pocos lo hacen tan bien como Netanyahu. Pero el análisis del pasado no puede costarnos la visión del futuro. ¿Dónde está la nueva semilla de esperanza?

Una batalla de narrativas históricas se da a diario en las universidades del mundo, sociedades civiles y medios de comunicación. Los judíos de la diáspora están al frente de la deslegitimización.

En Europa, observamos una peor narrativa sobre Israel. Ese es un hecho desafortunado, pero hemos aprendido a manejarlo. No nos gusta, pero es nuestro deber combatirlo. Falta de confianza en que los líderes políticos de Israel quieren planear un proceso viable para la paz dificulta nuestra defensa de Israel. Si los líderes de Israel fuesen más claros en cuanto a su visión para progresar, se ampliaría el arsenal de la diáspora enormemente. Sin esa visión, estamos peleando con una mano atada a nuestra espalda.
Esta preocupación no es únicamente por la "estrategia de defensa". Es fácil notar que los jóvenes de la diáspora ven una falta de progreso hacia la paz. Están re dirigiendo sus energías a otras causas o lo que es peor, al espacio de boicot a Israel.

Sin importar el resultado del proceso de Kerry, una expresión de la visión de Israel de dos estados calmaría esta preocupante tendencia. Sin ella, tememos por el futuro del compromiso de nuestras comunidades con Israel. Tememos que el compromiso de nuestros hijos con Israel no sea igual al de nuestros padres.


Esto dañaría los intereses tanto de Israel como de las comunidades judías que adoran el lugar desde el corazón de su identidad. El desafío debe ser enfrentado con honestidad, y debe ser enfrentado ahora.

En la diáspora estamos bien situados para defender los ataques a la legitimidad de Israel, pero no podemos exponernos sin protección alguna. Queremos un acuerdo efectivo con Israel, contribuyendo con nuestra experiencia y habilidad a un Israel que nos comprometa y nos inspire.

Israel tiene una oportunidad única de enganchar los roles en la industria, negocios, y vida política de los judíos líderes de la diáspora. Desarrollar una agenda compartida entre el gobierno israelí y un grupo de líderes judíos facilitaría una nueva narrativa en Europa y otros lugares – una que enfrente la compleja situación. Sería una narrativa que demuestre que los líderes políticos de Israel están haciendo verdaderos planes para llegar a un acuerdo de paz.

Esta nueva conversación judía implica que Israel y la diáspora se preparen juntas para la paz. Las instituciones nacionales israelíes ya han trabajado con la diáspora exitosamente para absorber las olas de inmigrantes. Una alianza similar debe volver a surgir, debemos re-establecer la noción de pueblo judío, desarrollando una visión compartida sobre los desafíos próximos.


Los judíos de la diáspora no se deben excluir de los desafíos que enfrenta Israel. Tampoco debe Israel excluir a la diáspora de la búsqueda de soluciones. Una nueva conversación judía, basada en la realidad pero con una visión positiva, es esencial para que nuestros lazos permanezcan fuertes.

Fuente: Haaretz.com

Traductora: Mariel Benedykt

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