Al oeste del Eden

arikokParte de Israel falleció el martes de noche. Parte de su alma se fue. Cientos de miles de israelí, posiblemente millones, perdieron un amigo, un compañero de toda la vida. Una voz de Israel- la vos de Israel, para muchos – no cantará más.

 Su nombre es Arik Einstein, y falleció el martes de noche a la edad de 74. Puede que no era muy conocido afuera de Israel, pero era, en muchas formas, el cantante israelí más adorado, más admirado y más icónico. Era nuestro Frank Sinatra, nuestro Elvis Presley, nuestro Bruce Springsteen, todo en uno.

Einstein representaba el Israel Nuevo, liberal y secular que una vez pensábamos que íbamos a ser. Él amaba Tel Aviv décadas antes de que fuese tan popular. A pesar de ser considerado una estrella, permanecía tímido y modesto hasta su último día.

Él era el antídoto a los generales arrogantes, la antítesis de los políticos pomposos, el opuesto de los capitalistas groseros. No era un kibbutznik heroico, comandante o fanático del dogma. No lo marcaba la historia, ni lo cargaba el sufrimiento judío, no lo estorbaba la ideología grandilocuente de sus pares.

Era un sabra genuino, nacido en Tel Aviv. Era un sabra normal y cantaba de las cosas mundanas que un israelí normal desearía, si pudiera ser normal.

Escribió las palabras de algunas de sus canciones y compuso las melodías de algunos de sus hits, aunque "no lo suficiente para desafiar a Mozart," como dijo una vez riendo. Tenía un ojo hábil para captar músicos jóvenes que sigan sus pasos, un oído incomparable, un barítono suave como la seda y el aspecto de una estrella de Hollywood.

Su popularidad superó el paso del tiempo. Sus canciones para niños tienen nuevos fans ni bien nacen, su desafío a lo convencional aún atrae a los adolescentes, sus canciones de amor – sus tiernas y románticas canciones de amor – son escuchadas por enamorados tanto jóvenes como mayores. Resucitó las canciones de los primeros sionistas, los himnos de "El Bueno y Viejo Israel," los días de inocencia y optimismo, cuando la esperanza era mucha y las posibilidades infinitas.
Pero él le pertenecía a la gente de mi edad – 10 años mayores, quizá, y diez años menores – más que a cualquier otra generación. Era nuestro camarada, nuestro compañero en la vida, nuestro guía a un nuevo mundo. Nos dio nuestro primer combo pop, nuestro primer rock and roll hebreo, nuestras primeras canciones de protesta, nuestra primera rebelión, nuestro primer desafío, nuestro primer sabor de fruta prohibida, nuestra primera desintoxicación del dogma conservador que gobernaba nuestras vidas. Era un holgazán tirado en la playa de Tel Aviv, un conocedor de vino, música y mujeres, un consumidor de hashish antes de que supiéramos lo que es.
Se dio a conocer como cantante cuando se unió al grupo Nahal del ejército a la edad de 18, y como actor, cómico e impresionista antes de los 25. Fue en 1964 cuando junto a otros dos músicos en "Yarkon Bridge Trio" que se abrió camino en el mundo de la música israelí, para darnos leyendas y melodías inmortales que los israelíes se saben de memoria hasta el día de hoy.

Con sus versiones en hebreo de los Beatles y Animals, Einstein atrajo a los israelíes, que estaban acostumbrados a canciones italianas y francesas en los años 50 y 60. Junto con el autor Shmulik Kraus y el cantante estadounidense Josie Katz, formó el primer grupo pop de Israel, "the High Windows" en 1996, emocionando a los israelíes jóvenes con canciones sobre la Biblia y el ejército que fueron prohibidas por Israel y por la radio militar.

Después de que el grupo se separó, Einstein comenzó a escribir aquellas canciones icónicas que definieron una generación. Le dio a Israel el primer álbum de rock de su historia, con "Poozy". Unió a futuros cantantes, autores y comediantes en el conjunto Shablul que produjo álbumes estelares, así como entretenidas comedias para la televisión.

Junto con el joven Shalom Hanoch, una estrella de rock también, Einstein produjo numerosos hits, y desde ese punto, nunca paró. Descurbió genios de la música, uno tras otro, colaboró con los mejores, y le dio voz a poetas como Haim Bialik y Yankale Rotbl.

Cantaba del Viejo Tel Aviv de su niñez, de su pasión por los deportes, de la promesa de la juventud y la decepción futura, de periodistas resentidos y políticos deshonestos. Y cantaba sobre el amor, siempre del amor, dando las canciones que sedujeron a generaciones enteras. Se abstenía de hablar de política, división, territorios y palestinos, lo cual le permitía ser amado por todos.

Einstein continúo produciendo música en sus 60 y 70. En el 2010, a la edad de 71, era aún el cantante más escuchado del país. En el 2011 produjo otro álbum, el 35°. Hace pocos días el diario Maariv anunció que Einstein había acordado que escribiría una columna semanal.


El martes de noche sufrió un ataque al corazón y falleció un par de horas después. Su muerte trajo un duelo colectivo que solo tienen aquellos que son verdaderamente dignos de adoración. Israel, todo sabemos, no será lo mismo sin él.

Fuente: Haaretz.com

Traductora: Mariel Benedykt

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