La antigua vía a Jerusalén: ¿obra de los romanos, o de los peregrinos judíos?

jerusalenokUn equipo de padre e hijo arqueólogos desafía la convención al afirmar que los judíos de la era del Segundo Templo labraban los caminos que conducían a Jerusalén y a toda Tierra Santa antes que llegaran los romanos.

 "Las calles son cultura, nexos entre las personas, la base del comercio. Constituyen todo un mundo", dice Igal Tepper, miembro del Kibutz Iagur, agricultor y erudito de la Tierra de Israel. Tepper, junto con su hijo, el arqueólogo Iotam Tepper, acabaron de realizar hace poco tiempo un estudio fascinante sobre sendas de la Tierra de Israel de roca labrada. Junto con familiares y un pequeño grupo de amigos, caminaron y documentaron docenas de caminos de todo el país.


Su investigación los llevó a contradecir un consenso de eruditos, el cual sostiene que las sendas escalonadas construidas con roca labrada que conducían a Jerusalén en la época del Segundo Templo constituyen proyectos de los romanos. Más bien, afirman que fueron labradas por judíos, quienes las utilizaban para peregrinar a Jerusalén.
El libro que surgió de su proyecto, que fue llevado a cabo sin ningún apoyo institucional, se titula "The Roads that Bear the People — Pilgrimage Roads to Jerusalem in the Second Temple Period" (Hakibbutz Hameuhad). El nombre provino de un término utilizado por el historiador judeo-romano Flavio Josefo que designaba la vía de peregrinación conocida como la Cuesta de Beit Jorón.


Igal Tepper ya se está preparando para las críticas. "Somos los únicos en afirmar que estas sendas no fueron hechas por los romanos", dice.


Sin embargo, el catedrático Jaim Ben-David, director del Departamento de Estudios de la Tierra de Israel de Kineret College, acepta al menos una parte de la teoría. "Con respecto a Judea, creo que Igal y Iotam Tepper tienen razón y nos han aclarado más las cosas", dice. Sin embargo, Ben-David dice que se necesita investigar más antes que la teoría pueda aplicarse en cualquier otro lugar del país, en particular aquellas zonas, por ejemplo las de la Alta Galilea, que no se encontraban bajo dominio judío.


La idea de oponerse a la convención de los eruditos con respecto a las sendas se les ocurrió por primera vez cuando estaban trabajando con un comité para documentar mojones y calles antiguas. Cuantas más sendas escalonadas descubrían en diferentes partes del país, más comenzaban a darse cuenta de que habían sido labradas antes que se iniciara en este lugar el mandato romano. "El método romano de construir las calles era igual en todo el imperio. Lo que los dirigía era la necesidad de pasar con vehículos rodados durante todo el año. No construían escalones. Incluso llegaron a atravesar los Alpes sin la existencia de ningún escalón. No nos parece probable que los romanos hayan construido escalones solamente en Israel", dice Iotam Tepper.


Iotam Tepper hace notar también que, por lo general, los romanos construían las calles de oeste a este, mientras que las calles de la Tierra de Israel iban de norte a sur, de la Galilea a Jerusalén, por ejemplo. También dice que las sendas escalonadas que estudiaron eran más angostas que la senda romana habitual.


El proyecto no fue para nada fácil, dice Igal Tepper. "Caminamos por muchas sendas, algunas de las cuales no estaban señaladas. Estas eran largas caminatas, a lo largo de las cuales medimos y documentamos las vías, mientras que las estudiábamos, hacíamos un borrador de ellas, y discutíamos. A veces, hasta nos levantábamos la voz," confiesa.
Pero el arduo trabajo produjo momentos gratificantes, en particular a medida que se les iban aclarando las cosas. "Algunas veces quedábamos bailando sobre los escalones que encontrábamos," dice Igal Tepper.


Tepper padre describe cómo, mientras trataba de seguir la ruta de un antiguo acueducto cerca de Jukuk en la zona del Lago Kineret, se encontró inesperadamente con un camino escalonado. "Venía cuesta abajo y de repente... hallé 100 metros de escalones labrados a una extensión de 1,70 metros. Pareció algo claro que estos no eran escalones que se habían labrado para facilitar el descenso, porque era muy llano. Estaba tan contento que saqué la cocina de gas para hacer café, y luego llamé a Iotam para contarle."
Otro sitio en el cual encontraron escalones los Tepper donde la topografía no lo exigía fue cerca del Kibutz Maalé Hajamishá, al oeste de Jerusalén.


En casi todos los lugares en los que encontraban un camino, hallaban escalones labrados cerca de fuentes de agua pero lejos de asentamientos. Un judío, en particular si era sacerdote, no podía pasar cerca de comunidades no judías, dice Iotam Tepper. Los caminos eran un tipo de senda pura que conducía a Jerusalén, razón por la cual muchos judíos se encontraban cerca de fuentes de agua, donde podía tener lugar la purificación ritual, cree Tepper, durante una época en la que a los judíos de la Tierra de Israel les inquietaba la purificación ritual.

Traducción: Rodrigo Varscher

Fuente: Haaretz.com

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