Rosh Hashana y Yom Kipur: Una carta al que va al shil tres días

highholidokLas festividades judías se acercan. Significa que sé que te voy a ver en la sinagoga pronto. Vamos a decir "Hola, ¿cómo estás? O saludar a la distancia. Vas a comentar sobre lo altos que están mis hijos y te voy a preguntar cómo le va a tu hija en la facultad. Luego nos vamos a volver a ver el año que viene.

 Lo voy a admitir: me gusta ir al shil. Voy cada Shabbat y, cuando el tiempo lo permite, entre mis hijos, sus partidos de fútbol, deberes y pagar las cuentas, durante la semana.

Me gusta el ritual, la ceremonia, los rezos en hebreo y arameo. Me gusta la melodía y el dvar Tora (sermón).
Me gusta ponerme el talit y rezar acorde a la tradición de siglos atrás.

Sí, también disfruto de hablar con mis amigos y comentar los eventos de la semana pasada durante el servicio. Puede que hablo un poco más de lo que debería en la sinagoga, pero el judaísmo es una experiencia colectiva y ninguna experiencia sería verdaderamente judía si no involucra ponerse al día con lo que pasó en la comunidad, en la política y en Israel.

Sin embargo, entiendo que no a todos les gusta un servicio de más de tres horas. No es para cualquiera.


Es más, no es para cualquiera, a menos que la persona sepa que es lo que pasa y entienda el servicio.

Es por esto que hace tiempo creo que si vas a ir al shil tres días al año, ir en estas fiestas no es, irónicamente, la mejor opción.

Los servicios son más largos. Es difícil encontrar a alguien que te ayude con el siddur o majzor. Hace más calor, hay más ruido y más personas que en un Shabbat regular. Está tan lleno que es difícil tener una discusión significativa con el rabino – incluso si estás pagando su salario con las cuotas mensuales. Además, si no vas a una sinagoga ortodoxa, conseguir estacionamiento es muy difícil.

Los servicios judíos son complejos. Evolucionaron con el paso del tiempo. El lenguaje y el alfabeto es diferente. Sé que, como la mayoría de los judíos, hace tiempo que te olvidaste de las clases de bar/bat mitzva.

Todos esos elementos combinados en general hacen que las personas no vuelvan a la sinagoga por un año entero, hasta las fiestas del próximo año. Lo entiendo.

Si pudiera darte una recomendación, para quién ir a la sinagoga más de tres veces al año no es una opción (por ahora), sería esto: considera quedarte en casa este año. En cambio, anda a la sinagoga una vez  para un servicio de Shabbat.

En Shabbat, que es un día sagrado en sí, podes pedirle ayuda a alguien. Se pueden sentar contigo y guiarte a lo largo del servicio, para avisarte cuando hay que pararse, para responder o para rezar en silencio. Te pueden ayudar a leer, explicar las diferencias que encuentres con aquello que estudiaste para la bar/bat mitzva.

Después del servicio podes conocer al rabino, quien suele ser una persona muy interesante con quien hablar.

Te presentarán a algunas personas después del servicio y te invitarán a sentarte para el kiddish. Responderán a todas tus preguntas y te invitarán a alguna cena de Shabbat.

Una vez que se repite la experiencia un par de veces, tu familiaridad con el servicio te llevará a sentirte cómodo, por lo que asistir a un servicio más largo no será tan doloroso.

El año próximo podrás ir a la sinagoga durante las fiestas sin sentir que estas pasando tiempo en una colonia penal en otro país.

Confía en mí. Vale la pena.

Fuente: http://www.huffingtonpost.com

Traductora: Mariel Benedykt

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