El dolor y la alegría de Elul

elul-3okElul se asoma, y este mes nos presenta enormes posibilidades de teshuva, o arrepentimiento.


A pesar de que pedirle perdón a Dios es parte de los rezos diarios, durante el mes de Elul debemos llevar esto a otro nivel – debemos recurrir a todas las personas que nos rodean, y a Dios, pidiendo perdón por todos los fracasos del último año. Es quizá una de las prácticas religiosas más poderosas, aterrorizantes y purificadoras.

 Los sabios difieren en cómo se debe realizar esta práctica, y cuáles son sus peligros y delimitaciones. El rabino Jonah de Gerona postula en las Puertas del Arrepentimiento que el primer principio de la teshuva es: "Uno se debe preguntar: '¿Qué hice? ¿En qué me convertí?'" El acto de reflexionar sobre quien somos y en que nos convertimos en el último año es simplemente el comienzo. La parte difícil es acudir a las personas más cercanas a uno que podamos haber lastimado (¿quién no lastimó a alguien en el correr de un año, aunque sea por accidente?), y decirles: "Por favor perdóname si te lastime de alguna forma." Tanto si sabíamos del dolor que causamos o si no, solo decir estas palabras puede ser el primer paso hacia una reconciliación, pero un encuentro tan directo también puede llevar a respuestas y conclusiones difíciles.

Por otro lado, los sabios que editaron el tratado de Yoma en el Talmud babilónico eran consientes de las complejidades del pedir perdón. Sabían que si tomábamos la práctica seriamente, preguntas difíciles surgirían: ¿Cuántas veces debo disculparme con alguien? ¿Qué pasa si la persona a quien le tengo que pedir perdón falleció? ¿Siempre es el tiempo correcto para pedir perdón? Con la experiencia que tenían sobre la naturaleza humana, los sabios nos enseñaron algunos principios que nos pueden ayudar en el mes de Elul: Se debe pedir perdón a una persona por lo menos tres veces. Si es necesario, se le puede pedir ayuda a un rabino o amigos en una situación complicada. Incluso si la persona falleció, se debe ir a su tumba para disculparse con la persona y con Dios. No se puede obligar a otro a perdonarnos. No podemos esperar hasta la noche antes de Yom Kippur para disculparnos con alguien. No podemos esperar para un momento en el cuál sea más fácil porque probablemente nunca lo será.

Como nos enseña en el Mishna Pirkei Avot "Puedes arrepentirte un día antes de tu muerte, pero ¿cómo sabemos cuándo será el día antes de nuestra muerte? No lo sabemos, por lo tanto debemos reflexionar todos los días." (Shabbat 153a) Todas estas preguntas y desafíos son el centro en el cual se enfoca Elul, un mes entero en el cual nos debemos comprometer con nuestras relaciones más difíciles. Todas deben ser examinadas, todas deben ser consideradas y reparadas.


Incluso los más perfectos y correctos deben examinar sus acciones.

Como escribió el rabino Jonah de Gerona, citando a Eclesiastés: "No existe una persona que solo haga el bien y no pecado. Sin embargo, las personas correctas rechazan su lado malvado 100 veces. Si cayeron en el pecado una vez, no lo repiten, para evitar odiarse a sí mismos; así se arrepienten."

El proceso de teshuva nos permite enfrentar los desafíos espirituales que nos presenta el próximo mes, Tishrei.


Cuanto más trabajamos en el heshbon hanefesh (la cuenta de nuestra alma), mayor será nuestra dicha, porque estaremos viviendo nuestras relaciones más importantes, y nuestras vidas, con la mejor versión que tenemos de nosotros mismos.

 

 

 

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