El pueblo transparente

diasporaok¿Por qué los judíos de la Diáspora quieren más al Judaísmo que los judíos de Israel?

¿Por qué los residentes de Brasil viven detrás de rejas eléctricas?

¿Qué le sucede a una sociedad que no es solidaria?


Anotaciones de viaje Brasil 2013

 .La semana pasada no pude escribir mi columna ya que estuve enseñando Tanaj del otro lado del mundo. Treinta rabinos del Movimiento Conservador de Sudamérica se reunieron en Porto Alegre, una ciudad hermosa en la periferia de Brasil, a una maratón de estudio intensivo llamado "Kalá" que tiene lugar en alguno de los países de la zona , una vez cada dos años , en la cual participan solamente disertantes israelíes.

Los rabinos, con amplia perspectiva, no se conforman con su profundo conocimiento en Judaísmo, sino que quieren también pulir su buen nivel de hebreo hablado.


Regresé mi casa con gran entusiasmo, pero también con dos percepciones atemorizantes: la primera sobre Judaísmo, y la segunda sobre la sociedad humana.

La percepción judía

Llegué a Brasil cuatro días antes del comienzo de "Kalá" y fui invitada a visitar la escuela de la red judía en la cuidad. Durante la visita me cuestioné sobre preguntas que siempre me ocupan cuando me hospedo en comunidades judías en la diáspora: ¿Por qué en sus escuelas hay Aron haKodesh y Rollos de la Torá, y en nuestras escuelas no hay ni siquiera sidurim( libros de rezos)? ¿Por qué sus alumnos estudian todas las capas de la cultura judía y por el contrario, nuestros alumnos apenas estudian el Tanaj? O, brevemente, ¿por qué el sistema educativo en la diáspora es mas judío que el sistema educativo público del estado de los judíos?

Hasta aquí me conformé con la respuesta más común: los judíos de la diáspora necesitan el Talit y la Sinagoga para expresar su judaísmo, y en cambio nuestro judaísmo es natural, sereno, y sobreentendido. El Estado de Israel nos brinda la seguridad absoluta sobre nuestra identidad nacional. Nosotros no necesitamos de símbolos externos para sentirnos judíos. Pero de pronto comprendí algo más; algo que sabía de antes, pero esta vez logré formularlo para mi misma de una manera muy clara: los judíos de la diáspora no tienen Rabinato Central, no tienen leyes religiosas, y tampoco Juzgados a los que se les debe obedecer. Ninguna corriente religiosa tiene el monopolio. Nadie los obliga a casarse, convertirse o morirse según la Halajá. Solo allá, en la diáspora, se les permite a los judíos libertad judía real. Es por esto que ellos quieren tanto a su judaísmo.

La percepción social

Los miembros de la Kehilá me trasladaron , en turnos, por las calles de la ciudad. Al comienzo me gustó mucho. Era muy confortable sentarse en el asiento del acompañante y disfrutar de tener un chofer permanente. Pero en cierto momento quise hacer un paseo caminando. Mis acompañantes trataron de convencerme de que me quedara en el auto.
Pensé que tal vez la lluvia los incomodaba por lo que me apuré a anunciarles que me voy a caminar. Ellos abrieron grandes ojos de sorpresa y me advirtieron que no salga fuera del auto y mucho menos sola. Solo entonces comprendí que los autos se trancan desde adentro, que los edificios están rodeados de muros y barandas electrificadas, que guardias armados se encuentran en cada entrada, que la mayoría de las calles transversales están vacías de gente caminando. Solamente autos las transitan. El miedo era tangible. Mis anfitriones no me explicaron por qué llevan a sus hijos en auto a la casa de sus amigos que viven en frente, por qué cuando oscurece los conductores cruzan los semáforos con la luz roja o por qué las cafeterías cierran sus puertas a las 20:00 horas.

Me tomó un tiempo entender quién es el fantasma invisible que propaga ese miedo en todos lados. Dos pueblos viven en Brasil: el pueblo de los ricos y el pueblo de los pobres. El pueblo de los ricos intenta diferenciarse, aislarse , vivir en una burbuja pero el pueblo de los pobres se niega a desaparecer. Está hambriento, desesperado y es peligroso. No tiene nada que perder.

El pueblo transparente de Brasil me recordó una interpretación delicada y profunda del Rabi Shimshon Refael Hirsh, que explica porqué la Torá comanda la preocupación por las capas sociales más débiles. Estas son sus palabras, casi textuales: la preocupación por el pobre y por el extranjero no puede basarse solamente sobre el sentimiento de miedo por el peligro de que puedan sublevarse los pobres y desesperados y se conviertan en una amenaza sobre los poderosos, ni siquiera puede basarse sobre el sentimiento de compasión. La preocupación por los pobres no está depositada sobre inspectores o compasivos, sino que es un derecho otorgado por Dios a los menos favorecidos, obligación que asumieron los poderosos. Rabi Shimshon Refael Hirsh no confía en los sentimientos humanos. La experiencia le enseñó que personas satisfechas logran superar el sentimiento de compasión a través de la diferenciación y el aislamiento, y el sentimiento de miedo a través de pagar por seguridad y protección. Solamente un mandato religioso puede obligarlos a preocuparse por los pobres allá en la lejana Porto Alegre .Comprendí que él tiene a la vez razón y también está equivocado. Tiene razón en afirmar que no hay casi nada que pueda hacer que los satisfechos se preocupen por los hambrientos y se equivoca en la suposición que la religión puede reparar esto. Brasil es una de los países más religiosos del mundo. Miles de personas se aglomeran en las iglesias y escuchan con temor sagrado el ordenamiento religioso: "Le darás al hambriento de tu pan, y los pobres sin hogar una casa le darás y al ver al desnudo lo cubrirás y a tu carne no ignorarás". Entonces ellos retornan a sus bellos hogares y le agradecen a Dios ya que hicieron todo el camino en paz y nadie secuestró a sus hijos y no fue asaltado su auto en el semáforo.

Brasil 2013 es una señal de advertencia amenazante que ilustra la fragilidad de la sociedad humana ¡Cuánto debemos ser de cuidadosos para evitar llegar a esta situación!


El Estado de Israel fue alguna vez ejemplo de una sociedad solidaria. Pero en las últimas décadas con el crecimiento de su población acompañado del crecimiento económico, nos convertimos en uno de los países menos igualitarios de Occidente.

No como Brasil, pero en esa dirección. Los ricos en Israel pueden enriquecerse más y más, son lo suficientemente fuertes, pero es una riqueza guardada para sus dueños. No es conveniente, para los afortunados, probar su poder hasta el extremo. Una minoría exitosa y odiada no puede encerrarse en su brillante burbuja por mucho tiempo. No en un pequeño y amenazado Estado como el nuestro.

La Tora nos ordena: "Cuando tu hermano empobreciere, estando contigo, y se vendiere a ti, no le harás servir como esclavo." (Levítico 25 -39) Es tan fácil esclavizar personas que se encuentran en una frágil situación económica y así pagarles unos pocos centavos por su trabajo. Es tan fácil convertirlos en un pueblo transparente. No quisiera vivir en una sociedad así, no como pobre ni tampoco como rica.

 

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