La autobiografía como memoria y proceso de decantación

Parece ser que en un determinado momento de nuestra vida sentimos la necesidad de testimoniar, de hacer memoria, de recapitular. La vida es una continua metamorfosis y un lento proceso de decantación. Almacenamos en la memoria, reordenamos, pero siempre algo queda desdibujado. Sin duda un lugar privilegiado lo ocupan aquellos recuerdos que marcaron nuestra vida y que de alguna manera forman parte de nuestra identidad. La memoria es selectiva, para bien y para mal. Recordarlo todo sería insano e imposible: “…por otra parte, lo que es recordado es diferente por naturaleza de lo que “era” la cosa que será recordada. El recuerdo advierte que hubo alguna cosa diferente de la representación actual: en eso consiste precisamente la esencia de la memoria. Es la conservación atenuada de algo.” (Giorgio Colli). La niñez es la clave en la formación de nuestra personalidad, experiencia y recuerdo de la experiencia, van modelando nuestro ser y nuestra manera de relacionarnos con el entorno. A partir de la psicología de las profundidades, sabemos que no es demasiado importante lo que tradicionalmente llamamos “verdad” o “mentira”, en la “mentira” existen elementos de verdad que de manera conciente o inconsciente no queremos expresar directamente. En el proceso terapéutico no se le exige al paciente que diga la “verdad”, si no que se exprese, que verbalice. Será la habilidad del terapeuta en la gestión de los datos y de los lenguajes verbales y no verbales a dar sentido al proceso, un trabajo mayeutico dirigido y compartido. Algo similar sucede en las autobiografías y en las memorias escritas o dibujadas: “Lo mas difícil en la configuración de una autobiografía consiste en que no se posee ninguna medida, ningún terreno objetivo desde el cual juzgar. No hay posibilidad de comparación. Yo sé que en muchas cosas no soy como los demás, pero no sé, sin embargo, como soy yo realmente. El hombre no puede compararse con nada: no es un mono, ni una vaca, ni un árbol. Soy una persona ¿pero qué es esto? Como todo ente, también yo me separé de la divinidad infinita, pero no puedo confrontarme con ningún animal, con ninguna planta y con ninguna piedra ¿Cómo se puede tener una opinión definitiva acerca de uno mismo? Una persona es un proceso psíquico al cual no domina, o solo parcialmente…La vida se me ha aparecido siempre como una planta que vive de su rizoma. Su vida propia no es perceptible, se esconde en el rizoma. Lo que se ve es la flor, y ésta perece. El rizoma permanece.” (Gustav Jung)
SOMOS LOS OTROS

Somos los otros y los otros viven y crean dentro nuestro. Explorar un rostro y una máscara es una empresa dolorosa y fascinante. Tomemos el ejemplo del diario de Etty Hillessun o los diferentes libros autobiográficos de la Nóbel en Medicina, Rita Levi Montalcini. El “corazón pensante” de Etty y la pasión científica de Rita no están separados, no son opuestos. Estas dos mujeres judías que viajan dentro del vientre de la trágica historia del siglo XX, nos pueden transformar.

Ellas no se conocieron personalmente, pero Rita Levi, cita en sus memorias fragmentos del diario de Etty. Leyendo las palabras de estas dos mujeres, es imposible quedar indiferentes, son dos testigos de la historia y mentes privilegiadas en un momento que más que el pensamiento y la reflexión, el espacio era solo para la locura y la muerte.
Existen la HUELLA y la EXPERIENCIA, lo afirmaba Benjamin y lo vivió Benjamin, huella y experiencia son elementos de verdad transformadora tanto en Etty como en Rita.

Muchos siglos antes, Ovidio escribió “Las Cartas de las Heroínas”, como hombre, se identifica con personajes femeninos y les hace hablar por medio del lenguaje epistolar. Sorprende la veracidad de este ejercicio imaginario, esas mujeres viven y laten en la mente y en el alma de Ovidio, le apasionaban, está en la pasión la verdad que por momentos nos estremece. La empatía de Ovidio sorprende, la empatía “delirante” de Marguerite Youcenar con el emperador romano en “Las Memorias de Adriano”, nos deja mudos. Marguerite es realmente Adriano y quizás ella así lo creía. Al mejor estilo francés y el “Madame Bovary soy yo”.
Marguerite Youcenar, seguramente aprendió a “delirar” adentrándose en la literatura del escritor japonés Mishima y sobre él escribió un ensayo memorable titulado “Mishima o la Visión del Vacío”.
Octavio Paz escribe un “ensayo” sobre la poetisa barroca mexicana sor Juana Inés de la Cruz, no sabemos si Paz quedó perdido en su prodigioso laberinto literario.
Jorge Luis Borges recibió a Marguerite Youcenar en su casa de Ginebra, Borges agonizaba y concluía “Los Conjurados”, su testamento poético. Marguerite le preguntó a Borges si se salía del laberinto, el Maestro le respondió que no.

Mishima escribe su último libro con la clara conciencia de que será el último.
La muerte por enfermedad de Borges y el suicidio programado de Mishima se parecen. Borges decide ir a morir a Ginebra dónde había sido feliz, Mishima cumple su sueño de morir de manera heroica y tradicional. Borges no deliraba, Mishima quizás sí.

Otras autobiografías

Marc Chagall, escribe su autobiografía y la acompaña con dibujos que no son ilustraciones, son parte integrante del texto, son textos dibujados.
Joseph Roth, inicia su último libro con un autorretrato en tinta. “La Leyenda del Santo Bebedor” será uno de sus rostros, quizás el mas entrañable.
Antonio Tabucchi, escribe en el año 2003 “Autobiografías Ajenas. Poéticas Posteriori”. Tabucchi sabe que el autor existe y se lanza a abrazar biografías, a “inventar” las vidas de Baudelaire de Paolo Conte, de Heideguer, de Montale y otros.

Un juego de espejos une Homero a Dante, Ulises intentando abrazar a su madre en el Hades, representa el mismo trágico-imposible abrazo de Casella con el poeta italiano en el sombrío Purgatorio

Existe la mirada única e irrepetible de cada ser humano, de cada artista. El funesto grito de “viva la muerte”, sigue siendo pronunciado por los predicadores de la muerte del Arte, de la Historia, del Autor y de las ideologías. Nada muere, los poderes dominantes intentan celebrar los funerales de lo humano, pero no lo logran.
El autor existe, el artista existe, hoy quizás es un ermitaño o una suerte de judío errante, pero existe, ve, siente y crea…

Giorgio Colli. Filosofía de la Expresión. Madrd. Edit: Siruela. 1996
Gustav Jung. Recuerdos, Sueños y Pensamientos. Barcelona. Edit. Seix Barral. 2008
Etty Hillessum. Diario. Milano. Edit. Adelphi. 1988
Rita Levi Montalcini. Elogio de la Imperfección. Valencia. Edit. Círculo de Lectores. 1988
Ovidio. Las Cartas de las Heroínas. Madrid. Edit. Alianza. 2007
Margguerite Youcenar. Memorias de Adriano. Barcelona. Edit. Edhasa. 1983
Marguerite Youcenar. Mishima o la Visión del Vacío. Barcelona. Edit. Seix Barral. 1985
Octavio Paz. Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la Fé. Mexico. Edit UNAM. 1984
Jorge Luis Borges. Los Conjurados. Madrd. Edit. Alianza. 1986
Yukio Mishima. La Corrupción de un Angel. Madrd. Edit. Alianza. 2007
Joseph Roth. La Leyenda del Santo Bebedor. Barcelona. Edit. Anagrama. 1981
Antonio Tabucchi. Autobiografías Ajenas. Poéticas a Posteriori. Barcelona. Edit. Anagrama. 2006 

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