La re-planificación de Tisha b´Av: El Rabino y el Hacker

beitokRabino Mishael Tzion – Bronfman Fellowships - Tisha b´Av 2013
The siege and destruction of Jerusalem de David Roberts (1850)

En la quietud de la noche, dos alumnos cargan el cuerpo de su amado Maestro por las calles.

 La ciudad, asediada, incendiada, muerta de hambre, enloquecida, se ha puesto en contra de sí misma, y parece encontrarse sobre un espiral que no se detiene y que desciende hasta la destrucción. Los fanáticos protegen las puertas, mientras impiden que nadie se vaya; salir es una traición. Fingir estar muerto es la clave para llegar a la redención. Una vez que se encuentra fuera de los muros, el Maestro ignora la treta de su muerte y se marcha para fundar una nueva ciudad, en la que les enseñará a sus alumnos a desarmar las cosas y a reunirlas de nuevo. Los antiguos rituales recibirán un nuevo significado. Se deconstruirá y reconstruirá la tradición de forma que no podrá reconocerse.

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Una de mis historias preferidas es la del relato de Rabí Iojanán ben Zakai, mientras se escapaba de Jerusalén en el momento más acalorado de la revuelta contra los romanos. Estaremos estudiando esta historia con los compañeros el próximo martes, mientras el largo ayuno de Tishá b´Av descienda sobre la Jerusalén contemporánea:
Cuando Rabí Iojanán ben Zakai observó la rebelión que se estaba llevando a cabo contra los romanos, envió hombres de Jerusalén y les dijo:
-Hijos míos, ¿por qué destruyen esta ciudad, y por qué quieren incendiar el Templo?

Le dijeron: -Así como luchamos contra los dos antes que contra él y los matamos, ¡así también mataremos a Vespasiano!

Vespasiano tenía hombres colocados cerca de los muros de Jerusalén, quienes informaban todo lo que oían. Le informaron de lo sucedido:
-Rabí Iojanán ben Zakai es admirador de César, y eso se lo comenta a la gente de Jerusalén.
Después de que Rabí Iojanán ben Zakai reprendiera durante uno, dos y tres días a los jerosolimitanos, no aceptando estos su reprimenda, le pidió a sus alumnos Rabí Eliezer y a Rabí Ieoshuá:

-Hijos míos, levántense y sáquenme de aquí. Háganme un ataúd para que yo duerma adentro.
Rabí Eliezer lo tomó de los pies y Rabí Ieoshúa lo tomó de la cabeza y dieron una vuelta con él hasta el atardecer, hasta que llegaron a las puertas de Jerusalén.
Les preguntaron los porteros de la ciudad: -¿Quién es este?

Dijeron: -Es un cadáver.

-¿Y no saben que está prohibido dejar un cadáver en Jerusalén durante la noche? Si está muerto, llévenselo – les dijeron.
Se lo llevaron y lo cargaron hasta que llegaron a Vespasiano. Abrieron el ataúd y Rabí Iojanán ben Zakai se puso de pie delante del comandante romano.
Dijo Vespasiano: -Tú eres Rabí Iojanán ben Zakai. ¿En qué puedo servirte?

Contestó Rabí Iojanán: -No pido nada sino solamente a Yavne. Iré allí y les enseñaré a mis alumnos, y haré plegarias allí, y encontraré una manera de cumplir todos los mandamientos de la Torá.

Le dijo Vespasiano: -Ve, y todo lo que quieras hacer, hazlo.
(Avot d'Rabbi Natan 4)

Esta no es una clase de historia, sino más bien un estudio de respuestas humanas sobre la vida, una investigación sobre las formas de crear e innovarse que tienen las personas y las comunidades ante la crisis. En Tishá b´Av, recordamos y lloramos las destrucciones, las que sucedieron en manos de nuestros enemigos y las que sucedieron en nuestras propias manos. Pero también es una ocasión para rever el momento en el que un líder salió y dio la cara, el "momento ben Zakai" de Tishá b´Av.
El "momento ben Zakai" es el momento en el cual uno se da cuenta de que la nueva realidad no es un mero obstáculo para superar, sino más bien una oportunidad para re-pensar las categorías en torno a las cuales se organizaron nuestras vidas. Ben Zakai utiliza las crisis para catalizar un cambio de paradigma. En el caso de él, exigía quebrar y traicionar las antiguas instituciones y lealtades, e incluso colaborar con las fuerzas enemigas. El cambio drástico de postura de ben Zakai resultó, otorgándole un puesto de honor en el panteón del liderazgo judío.

Vivimos en una época en la cual las viejas instituciones (corporativas, comunitarias y profesionales) están desmoronándose y perdiendo su vigencia, mientras que las nuevas tecnologías y los nuevos campos de conocimiento están recuperando el protagonismo, creando un mundo de inestabilidad. Los "Yavnes" están brotando a todo nuestro alrededor. Es una época de Ben Zakais. Pero especialmente, esta vez no solo necesitamos a los que tienen el valor de irse, sino también a los que tienen los recursos para reconstruir.

Se suele considerar a Rabí Iojanán ben Zakai como el fundador del pensamiento talmúdico, al haber formado la generación de alumnos que crearon la "Torá de la Boca", que se necesita para mantener vibrante y vigente a la "Torá Escrita" en un mundo post-Templo. En Yavne, trabajó para redefinir las categorías más esenciales del judaísmo en una realidad post-Templo.

Al tratar de inspirar a los Ben Zakais de hoy en día, la imagen problemática que tienen los programadores y hackers informáticos me vienen a la mente. Aunque a menudo el término "hackers" suscita imágenes de anarquistas, como es el caso de la reciente cobertura de noticias, la "ética del hacker" me parece una gran definición de lo que también los pensadores talmúdicos se esmeraron por ser. En su libro, Steven Levy la describe de la siguiente forma:

"Los hackers creen que uno puede aprender las lecciones fundamentales sobre los sistemas (sobre el mundo) a partir del desmonte de las cosas, de la observación de su funcionamiento, y del uso de este conocimiento para crear cosas más nuevas y hasta más interesantes. Esto es muy cierto cuando un hacker quiere reparar algo que, desde su punto de vista, está roto y necesita mejorarse."

Los hackers que solo se dedican a la destrucción y a la perturbación traicionan esta ética. Pero a los alumnos a los que únicamente se les enseña para que tengan éxito en las pruebas y se pierden de la diversión de desarmar las cosas por la diversión misma, les faltarán las habilidades para crear las nuevas e interesantes cosas que necesitamos hoy en día.

En cuanto a los Bronfman Fellows, lo que a menudo los diferencia es la chispa que les sale de sus ojos cuando desarman las cosas y crean algo nuevo. Para mí, esa es la chispa de un estado mental talmúdico, la chispa que encendió Iojanán ben Zakai en sus alumnos hace tantos siglos.


Traductor:  Rodrigo Varscher

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