La vaca sagrada del sionismo religioso

kipasruga2Al igual que muchas religiones, el judaísmo también tiene su vaca sagrada. Se llama la Vaquilla Roja, y nos es presentada en la parashá de esta semana: una vaca cuyas cenizas están dotadas del poder de purificar lo impuro, pero paradójicamente, convierte en impura a cualquier persona que la maneje. Para mucha gente, lo verdaderamente sagrado de esta vaca no radica en sus poderes rituales sino en la paradoja y la dimensión irracional que representa. ¿Por qué algo que purifica también contamina?

La irracionalidad contenida dentro de las leyes de la Vaquilla Roja se convierte para algunos en el modelo y la narrativa central del compromiso religioso y la vida religiosa. Comprometer con la tradición requiere que uno realice un acto de fe, pase por encima de sus propios razonamientos, y se aleje de lo racional. La Vaquilla Roja se ha convertido en sagrada porque en lugar de ser sólo una parte pequeña e insignificante de nuestra tradición, ha sido transformada por algunos en el caso emblemático de lo que la religión significa y exige.

Después de décadas de autoexiliarse a los asentamientos, el sionismo religioso ha vuelto al centro del discurso israelí. En la redefinición de sí mismo ya no es una comunidad monotemática, predicando únicamente la santidad de la tierra como la virtud y el valor que son el elemento unificador de nuestra tradición. No es que el sionismo religioso haya reevaluado su posición sobre la santidad de la tierra y la obligación de ocuparla, sino que ahora se da el espacio para que su persona pública, política, reconozca el hecho de que el hogar judío (Bait Yehudi) está adornado con múltiples ideales y valores acerca de cómo los Judíos deben vivir y no sólo dónde.

En una transición dura y dramática sólo posible en Israel, el sionismo religioso se trasladó de la noche a la mañana al centro de nuestra vida política y del discurso nacional. Sin embargo, las tres preguntas fundamentales son si puede permanecer allí, si puede liderar, y si va a aportar una nueva voz sanadora a nuestro discurso social.

La fortuna política puede ser fugaz, y el éxito de una elección no es necesariamente indicativo de aptitud. Liderar a largo plazo requiere de ideas y valores, y del compromiso y la capacidad de traducirlos y llevarlos a la práctica para mejorar nuestro país. El sionismo religioso del 2013, ¿es afortunado o bueno?

A esta altura usted debe estar preguntándose que tiene que ver todo esto con la Vaquilla Roja. En realidad, es la relación del sionismo religioso con ella la que será la clave para responder a las preguntas anteriores. A diferencia de la ultra-ortodoxia, los sionistas religiosos están social y culturalmente integrados a la sociedad israelí. Dejando de lado algunos de sus rabinos, y algunos cadetes en la escuela de oficiales que salieron de la habitación al escuchar a una mujer cantando, la gran mayoría se quedó y representa la realidad socio-religiosa del sionismo religioso como la ortodoxia moderna. Es una ortodoxia totalmente asimilada e integrada a la cultura y vida israelí, una ortodoxia comprometida con la halajá pero también comprometida con ser, tener el aspecto y actuar como el resto de la sociedad israelí. Lleva su kipá con orgullo, pero como Naftali Bennet, la limita en tamaño, ya sea física o conceptualmente. Los rabinos tienen voz y autoridad, pero no el control, ya sea del partido político o de la vida de las personas.

El sionismo religioso ha roto con la ultra-ortodoxia, ya sea ideológicamente o de hecho, en relación a muchos temas, desde el valor de servir en el ejército, la participación en la fuerza laboral, la educación y la aceptación del conocimiento científico, los códigos de vestimenta y las leyes de la modestia, la conducta sexual de los adultos jóvenes, la separación por género, la igualdad de género e incluso las actitudes hacia la comunidad gay y lesbiana.

Todos estos y también otros elementos han permitido el posicionamiento de los sionistas religiosos en el seno de la sociedad israelí, con un potencial de liderazgo inimaginable para la ultra-ortodoxia. El hecho de que los primeros desean tener ese liderazgo es posiblemente la mayor prueba de la diferencia.

Para realizar plenamente su potencial, sin embargo, el sionismo religioso debe sacrificar su Vaquilla Sagrada. Un judaísmo que celebra lo irracional como expresión y testimonio de su devoción, es un judaísmo que construye muros de gueto en torno a sus adherentes. Se trata de un lenguaje privado para un grupo de iniciados y no un puente hacia la comunidad más amplia.

Si la comunidad sionista religiosa quiere liderar, tiene que aceptar e internalizar un judaísmo de ideas y valores que se basen en los méritos de su contenido y no en la autoridad de su autor. Es un judaísmo cuya fuerza se basa en un mensaje capaz de convencer e inspirar, y no en el poder político y la coerción religiosa. Es un judaísmo que es respetuoso de la diferencia y plenamente comprometido con los valores democráticos y los derechos humanos. Es un judaísmo que reconoce la necesidad de adaptación constantemente y la legitimidad del cambio halájico cuando nos enfrentamos a nuevas verdades y realidades. Se trata de una ortodoxia que reconoce que ese entendimiento no los transforma en "reformistas" (no es que haya nada malo en ello), sino que los coloca totalmente en sintonía con el proceso de autosanación de la halajá lo largo de los milenios.

Ese judaísmo es capaz de trascender las líneas políticas, tribales y confesionales y de dar forma al discurso acerca de los valores de nuestra sociedad. Ese judaísmo es capaz y digno de liderar. La sociedad israelí está hambrienta de un judaísmo así.

¿Quién es la contraparte del sionismo religioso? ¿Es la comunidad ultra-ortodoxa, que lo considera una desviación y un pecado? ¿Considera el sionismo religioso que su aceptación de la modernidad es un pecado admisible que refleja la debilidad del espíritu de sus miembros, una adaptación necesaria a los jóvenes que de otra manera lo abandonarían? ¿O es que el sionismo religioso ve la modernidad como un reservorio de valores e ideas que cuando se integran a la vida religiosa crean una vida con sentido y una religión de mayor valor?

Hace más de 800 años, Maimónides postuló que los que celebran lo irracional en la religión como un reflejo y testimonio de su origen divino, sufren de una enfermedad en sus almas. (Guía de los Perplejos, 3:31). Por el contrario, según él, la divinidad de nuestra tradición no se mide en el acto de fe que exige, sino en su afinidad con lo racional y lo razonable.

¿Es la Vaquilla Roja una vaca sagrada, el paradigma de nuestra vida religiosa, o una excepción? La respuesta que dé a esta pregunta dará forma no sólo el futuro del sionismo religioso, sino a la sociedad israelí toda.

 Traductor: Daniel Rosenthal

 

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