Borges y Bioy la tenían clara

borgescasaresMe fijo en el Diccionario de la Real Academia Española y leo que "relato" significa, en su segunda acepción, "narración, cuento". La verdad hecha cuento, la realidad pasada por el tamiz de una ficción.

 "La poesía puede corregir las erratas de la historia", dijo hace algunos días el escritor español José Manuel Caballero Bonald al recibir el Premio Cervantes. A veces me pregunto cuánta poesía necesitaríamos por estos lados para que la sensación térmica de lo cotidiano se parezca a los termómetros del "relato", esa palabra flaca que desfila por los micrófonos oficiales con la misma liviandad que las flacas modelos de pasarela. Me fijo en el Diccionario de la Real Academia Española y leo que "relato" significa, en su segunda acepción, "narración, cuento". La verdad hecha cuento, la realidad pasada por el tamiz de una ficción.

Borges y Bioy Casares dan un buen ejemplo de eso en "Esse est percipi", uno de los textos que forman parte de las Crónicas de H. Bustos Domecq (1967). Allí cuentan cómo los partidos de fútbol ya no se jugaban más en las canchas, sino que los goles, las expulsiones, los penales o los tiros libres se creaban en los despachos de los dirigentes de los clubes, para que luego el relator oficial transmitiera esa realidad prefabricada con la misma pasión con que la hinchada lo escuchaba vociferar a través de los parlantes. Nadie jugaba esos partidos, porque la verdad se había transformado en "un género dramático", una invención paralela en la que lo real ya no era necesario.

Hay ocasiones en que el arte es utilizado para enmendar estos desvíos de la realidad. Un ensayo de Jacques Rancière que acaba de editar Eterna Cadencia, Figuras de la historia , reflexiona justamente sobre la manera en que la representación histórica en el cine y en la pintura puede reabrir el debate sobre las escenas que las versiones oficiales han pretendido fijar en letras de molde. "Nuestro presente no es presa del escepticismo, sino de la negación", escribe el filósofo francés cuando enumera algunos ejemplos en los que el presente registró lo que se le ha dicho que registre.


Igual que en la crónica de Bustos Domecq, donde hay una verdad atrapada en un relato, para que la realidad pueda esconderse en otra parte.

Fuente: Revista Ñ de Clarín

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