Violencia ultraortodoxa no impide rezo de "Mujeres del Muro"

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El Muro de los Lamentos, santuario más sagrado del pueblo judío, fue el viernes escenario de violentos intentos de radicales ultraortodoxos de impedir el rezo de mujeres que, según ellos, violan la santidad del lugar al orar "como los hombres".La policía intervino para alejar a los extremistas y separarlos del grupo de mujeres en cuestión, que de acuerdo a lo determinado hace tres semanas por un tribunal de Jerusalem,

que de acuerdo a lo determinado hace tres semanas por un tribunal de Jerusalem, tiene derecho a elevar sus plegarias en el lugar como lo deseen, y que con ello, no están violando "la ley del lugar".

 El conflicto de por medio, nada tiene de nuevo. En el centro está el grupo conocido como "Las mujeres del Muro" (en referencia por cierto al sitio sagrado)-que pertenecen en su mayoría a las corrientes reformista y conservadora dentro del judaísmo, pero también a la ortodoxia. Hace ya años que el primer día de cada mes del calendario hebreo las mujeres llegan al lugar e intentan orar de acuerdo a sus costumbres, o sea-por ejemplo- cubriéndose con el manto de oración ("talit") ,práctica que la ortodoxia reserva a los hombres. Las mujeres ortodoxas no rezan de esa forma, pero hay entre ellas quienes apoyan al grupo en cuestión , explicando que cada uno debe rezar como considere.

Tras años de abierto conflicto y hasta detenciones de mujeres miembros del grupo por parte de la policía, un juez de Jerusalem dictaminó recientemente que esta situación se debe terminar y que la policía debe protegerlas a ellas, ya que tienen derecho a orar como consideren.

Grandes rabinos ultraortodoxos, decididos a impedirlo, ordenaron a miles de jóvenes estudiantes religiosas abstenerse de ir a clase para hacerse presentes ya de madrugada en el Muro de los Lamentos e impedir así que "Las Mujeres del Muro" puedan acceder al santuario. Pero la policía hizo una cadena humana con la que, ayudándose además de fuertes empujones, permitió que las mujeres cubiertas con sus manos y con la cabeza cubierta (como es común en efecto ver a los hombres), puedan rezar en el lugar, haciéndolo ellas además a viva voz.

Del lado de los hombres-separados de la sección femenina por una especie de largo biombo (otro de los puntos en los que discrepan ortodoxos y las otras dos corrientes, ya que conservadores y reformistas oran juntos hombres y mujeres) - en algún momento no parecía claro si lo que había era un rezo o un circo. Varios hombres de negro hacían sonar con fuerza silbatos con los que pretendían impedir que se oiga la oración y el canto de las mujeres, pero sus esfuerzos fueron infructuosos.

Líderes del movimiento reformista y conservador acusaron a rabinos "que reciben sueldo del Estado" de haber intentado frustrar su rezo en el lugar, contrariamente a lo decidido por el juez. El Rabino Shmuel Rabinovitz, del Muro de los Lamentos, desmintió que él haya actuado de esa forma. "Lo que pasó aquí dolió a nuestros ojos", declaró, señalando que hay que hallar la forma de garantizar la unidad. Pero él, hasta ahora, ha rehusado dar el visto bueno a la oración de las mujeres.

Las "Mujeres del Muro" lograron rezar, aunque la felicidad con la que habían recibido tres semanas atrás el veredicto del juez, se vio empañada el viernes por lo sucedido, al quedar claro que habrán ganado aquella lucha en el tribunal, pero todavía no ganaron la guerra.

Anat Hoffman sabía que el camino sería tortuoso y complejo. Con la pasión del creyente convencido, explica la problemática y lo fácil que sería resolverla,si hubiera amplitud de enfoques. Ella, como líder del grupo "Las Mujeres del Muro", está segura de librar una lucha clave para los judíos todos, no sólo en Israel.

"Debemos liberar el Kotel", dice con firmeza usando la palabra hebrea para referirse al lugar sagrado. "Es de todos nosotros, no sólo de los ultraortodoxos , que son la minoría en el pueblo de Israel".

La Rabina conservadora Sandra Kochman , que también es miembro de "Las Mujeres del Muro", sostiene que el problema es tanto la falta de respeto a corrientes no ortodoxas dentro del judaísmo como lo que llama de "verdadera ignorancia". "Las fuentes judías no prohíben que las mujeres se cubran con el talit para rezar , ni que cumplan el rito de colocarse los tfilin, sino que antiguamente dieron a la mujer la posibilidad de verse exenta de dichos deberes religiosos para poder llevar a cabo todas sus otras tareas", explica a este diario. "Pero si nosotras queremos sí asumir ese rol y cumplir con ese deber, debe ser nuestra decisión, sin que se nos imponga lo contrario".

El conflicto al respecto se ha visto escalado cada vez que la entidad que rige y maneja el Muro de los Lamentos llama a la policía para que intervenga, llegándose hace pocos meses al extremo de encarcelar a Anat Hoffman por un día entero, ya no sólo detenerla simbólicamente.

"Es una situación insostenible, injusta y totalmente absurda", asegura Hoffman casi sin poder creer su propio relato. "Un marco en el que hay solamente hombres ultraortodoxos y no hay no sólo ni una mujer sino tampoco judíos hombres pertenecientes a otras corrientes de nuestra religión, actúan como dueños y señores de lo que es un bien nacional, que pertenece a todo el pueblo judío", nos dice al recibirnos en su despacho en el Centro Reformista de Jerusalén que encabeza.

"No puede ser que judíos tengan mayor libertad de culto fuera de Israel que aquí mismo", critica Hoffman, señalando que el rol preponderante que juegan los ultraortodoxos, determinando su primacía, es insostenible. "Se les dio las llaves de la religión y eso debe acabarse. Tenemos que recuperar las llaves, que son del pueblo todo".Y lo más significativo es que son ya varias las organizaciones de mujeres ortodoxas que apoyan la lucha en cuestión.

Dos puertas se han abierto para solucionar la situación.

La mayor esperanza de Hoffman y sus compañeras está basada en la decisión del Juez Sobel de Jerusalén del 24 de abril, que determinó categóricamente que con su rezo en el Muro las mujeres en cuestión "no violan la ley del lugar", con lo cual dejó en claro que no sólo nadie puede detenerlas y molestarlas, sino que es a ellas que la policía tiene que proteger si algún radical las ataca o pretende impedirles que oren libremente.

La otra vía, es la misión que encomendó el Primer Ministro Benjamin Netanyahu al Presidente de la Agencia Judía y ex ministro Natan Sharansky, de hallar una fórmula que permita rezos igualitarios en el Muro de los Lamentos, o sea no solamente como ahora, de mujeres y hombre separados, sino también de comunidades como la conservadora y la reformista, en las que todos rezan juntos.

"Nadie podrá acusarnos de haber intentado imponer nada en forma irrespetuosa y provocativa", aclara Anat Hoffman. "Desde hace años, hemos propuesto distintas fórmulas destinadas a solucionar la situación y aceptamos inclusive que se nos den 11 horas por año , una por mes salvo en el mes de año nuevo en el que cada una está con su respectiva comunidad religiosa, para orar a nuestra forma", recuerda. "Si ni eso se aceptó, es porque hay alguien que quiere imponer todo y pretende hablar en nombre del pueblo y la religión. Y con eso no haremos paz, porque también nosotras somos parte del pueblo".

"Los israelíes laicos ven en esto solamente un problema entre religiosos de distintos tipo, pero se equivocan", afirma Kochman, dando a entender que se una lucha por el rostro de la sociedad israelí.

Y Anat Hoffman espera contar también con el apoyo de judíos del exterior, entre los cuales las corrientes no ortodoxas tienen una presencia mucho más evidente que dentro de Israel. "El Muro de los Lamentos es de todo el pueblo judío", recuerda. "No es sólo de Israel".

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