Arte e ideología neo-liberal


Después de la segunda guerra mundial, asistimos a una paulatina e inexorable separación entre el Arte y el mercado del Arte.
Actualmente la obra de Arte se vende como cualquier otro producto, entra en el sistema de la misma manera que un coche o un nuevo tipo de frigorífico. Los criterios y las políticas de marketing son las mismas.

Pasa el mensaje que solo lo que se vende es Arte. Los nuevos museos se convierten en las nuevas catedrales, todo lo que entra en las catedrales es sagrado, todo lo que entra en el museo es, supuestamente, Arte.
El tráfico de reliquias, típico de la cultura católica, triunfa en los grandes contenedores del arte contemporáneo.


Críticos de arte y agentes de bolsa se hermanan en la lucha por imponer productos y modelos vendibles y rentables. A los nuevos museos se unen los nuevos coleccionistas, ambos invierten, ambos defienden el producto comprado y vendido.
Se ha vuelto muy difícil discutir sobre el arte que entra en las nuevas catedrales, difícil escapar a las nuevas dictaduras y a los centros culturales del poder. Los críticos y los historiadores del arte se arrodillan sin ningún escrúpulo ante el poder económico. El dinero compra el pensamiento y la tinta, vuelven los grandes genocidas del espíritu y son la sociedad, la cultura y los artistas a pagar el precio más alto.
Quien no se arrodilla al sistema, vive como un ermitaño, ¿quizás éste sea el momento del artista-ermitaño?
¿El tiempo dividirá el producto de la obra, el crítico de arte del agente de bolsa, el contenedor del museo?

Interrogarnos sobre la cultura, el etnocentrismo y los nuevos centros culturales del poder se ha vuelto urgente y necesario. La palabra MEMORIA, la palabra, la palabra OFICIO y la  HONESTIDAD INTELECTUAL siguen siendo subversivas.

TIEMPOS LÍQUIDOS


Son muy pocos los intelectuales que como Zygmunt Bauman tienen el coraje y la lucidez de cuestionar y analizar las características de la modernidad, “Tiempos Líquidos”, es uno de sus libros mas interesantes.
 Bauman, nacido en Polonia en 1925, fue miembro del Partido Comunista hasta la represión antisemita de 1968. Esta purga le obligó a dejar su cátedra de profesor de sociología y filosofía en la Universidad de Varsovia. Desde ese momento da clases y conferencias en Israel, Estados Unidos, Canadá y en las más prestigiosas universidades europeas.
A diferencia de otros intelectuales del Este europeo, Bauman, mantiene un profundo sentido crítico respecto al mundo occidental, realiza un prolijo proceso de análisis y desenmascara la superficialidad de la filosofía postmoderna, tanto en el ámbito sociológico, económico y estético.
Denuncia el drama de los extranjeros, de los emigrantes y en particular de los refugiados: “de algo podemos estar seguros, es que cientos de miles de personas han desaparecido y continúan desapareciendo de los registros y estadísticas de refugiados…De camino a los campamentos, sus futuros ocupantes se ven despojados de cualquier seña de identidad excepto una: la de refugiados sin Estado, sin lugar, sin función y “sin papeles”…
Los refugiados son la encarnación del “desprecio Humano”…Solo quedan los muros, el alambre espinoso, las puertas vigiladas, los guardias armados. Son estas cosas las que definen la identidad de los refugiados o, mejor, las que acaban con su derecho a autodefinirse, y aún más, a autoafirmarse…Se han tomado todas las medidas para garantizar la permanencia de su exclusión…”


Sorprende que en 1937, Joseph Roth, una de las figuras más importantes de la narrativa europea, escribiera casi las mismas cosas que Bauman escribe en el 2007 : “Los pasaportes caducan y pierden validez. Y ya se sabe, que en nuestro tiempo, la vida humana puede depender de un pasaporte casi exactamente igual que la de los antiguos pendía de los famosos hilos. Ahí están las legaciones, los consulados, los policías secretos del Estado, con sus tijeras heredadas de las clásicas Parcas. Nadie ama los infelices, ni siquiera sus compañeros más próximos…En un mundo como éste no se trata ya de que sea imposible el que los emigrantes reciban pan y trabajo: es casi un sobreentendido. Pero es que también es imposible que reciban una de esas cosas que llamamos “papeles”. Y ¿qué es un ser humano sin papeles? ¡Menos que un papel sin un ser humano!
En muchos países civilizados de Europa, las asociaciones protectoras de animales organizan anualmente extrañas excursiones aéreas con destino al Sur: se recogen las aves migratorias que en Otoño fueron dejadas atrás por sus congéneres y metidas en jaulas, se las traslada a Italia…
¿Dónde hay una sociedad protectora de hombres que esté dispuesta a trasladar, sin pasaporte y sin visado, a nuestros congéneres al país que ellos anhelan? Cinco mil golondrinas que, sin duda obedeciendo a una ley natural ininvestigable y no investigada, han quedado atrás ¿valen más que 50.000 seres humanos? Un ave no necesita pasaporte, billete, visado…¿y aun ser humano se lo mete en la cárcel si le falta alguna de esas tres cosas? Quienes atormentan a los animales son castigados, y quienes atormentan a los hombres son distinguidos con medallas. Al igual que las aves migratorias –si bien no necesitan tanto- también ellos son trasladados en aeroplanos de Norte a Sur o de Sur a Norte. No es de extrañar que la asociación protectora de animales sea, en todos los países y en todas las capas de la población, mas popular que la Sociedad de las Naciones” (Joseph Roth).

ARTE LÍQUIDO

Después de leer y reflexionar sobre las duras palabras de estos dos grandes intelectuales judíos, volvemos al Arte. Lo hacemos porque presenciamos la siempre más amplia separación entre el arte y vida, entre arte y oficio del arte.
Entrando en los nuevos museos-catedrales vemos que se repite la misma historia: “arte conceptual”, reflexiones estéticas, que necesitan otras reflexiones para que los comunes mortales entendamos lo que el “divino” artista quiso expresar: “El arte supo conservar su vínculo con lo perpetuo: Pero la resistencia resulta inútil en un mundo dónde los objetos culturales surgen, como dice George Steiner, para generar “un impacto máximo y una obsolencia instantánea”. La postmodernidad es una época de deconstrucción de la inmortalidad: el tiempo eterno descompuesto en un sucederse de episodios que se valoran y justifican en función de su capacidad para proporcionar una satisfacción momentánea” (Zygmund Bauman).

Pensemos en las instalaciones, en las performance que son representaciones que duran el tiempo en que el espectador permanece delante, teatro sin oficio, artistas-actores vaciados de historia, elogio del vacío o sagrada vacuidad?
Lo conceptual invade desde hace décadas los mas prestigiosos eventos  internacionales. La Bienal de Venecia o la Dokumenta de Kassel, año tras año declaran la intención de marcar las nuevas tendencias, lamentablemente se convirtieron en la noria del eterno retorno de lo vacuo que se autocelebra: “Vivimos en un espacio en el que la estética celebra su triunfo final vaciándose de las obras de arte. La estética se adentra hasta por entre el último escondrijo, la última grieta de nuestro mundo, al mismo tiempo que la obra de arte desaparece” (Bauman).

Después de ésta breve y desoladora análisis, nos preguntamos, ¿qué espacio queda para la MEMORIA? Alienados en un contexto individualista y tardo-racionalista, vuelven los fantasmas del pasado. Se celebra con “júbilo” la muerte de lo humano, la muerte del Arte y de la Memoria, el espectáculo debe continuar, rostros y almas de plástico se autocelebran. No hay más rostros detrás de las célebres máscaras de Ensor.

                                                                         

Zigmund Bauman. Tiempos Líquidos. Vivir en una época de incertidumbre. Barcelona. Edit. Tusquets. 2007
Joseph Roth. Los Judíos Errantes. Barcelona. Edit. Acantilado. 2008
Zigmunt Bauman. Arte, ¿Líquido? Madrid. Edit. Sequitur. 2007


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