A propósito del descubrimiento de América

Los primeros judíos en América

Artículo cedido por el Departamento de Estudios Judaicos de Universidad ORT.

En las páginas que siguen, intentaremos desarrollar tres líneas argumentativas que justifican el título del presente artículo. Nos apuramos en aclarar que no estamos planteando que “el descubrimiento” haya sido obra y gracia de los judíos europeos y particularmente españoles, sino simplemente que éstos tuvieron en el proceso, un rol protagónico interesante, producto, muy probablemente, de la situación coyuntural que atravesaban, y de la historia (los largos siglos de prosperidad vividos por las juderías españolas durante la Edad Media y la posterior instauración de la Santa Inquisición), que los antecedía.

La primera línea tiene que ver justamente con los judíos y su participación en el viaje – expedición – de Cristóbal Colón.

Aquí debemos mencionar dos grandes elementos: a) las ya conocidas tesis que plantean que Colón era un judío converso, o al menos nació en una familia de esa condición, que se habría convertido durante las persecuciones a judíos en Italia, entre los siglos XIV y XV. b) la participación trascendente, tanto desde el financiamiento como en la travesía, de judíos conversos reconocidos fehacientemente como tales.
En cuanto a lo primero hay una larga lista de indicios que llevan a creer que la opinión de que Colón era un judío converso sea cada vez más aceptada.  A tal punto es así, que según el Dr. Oscar Villar Serrano, la Iglesia Católica no ha canonizado a Colón debido a que tiene la certeza de que era judío (1).

Son varios los hechos ocurridos, así como los documentos escritos por el propio Colón,  que darían lugar a creer en esto. El primero quizás deba ser el hecho de que su hermano fue quemado en la hoguera en 1492 por judaizante. Otro es cuando en nota escrita a su hijo le dice que: “ante la gente se comportara como mandaba la ley canónica, pero entre nosotros tenemos que conservar nuestras costumbres” (2). La utilización de expresiones talmúdicas en sus escritos, referirse al año 1481 como el “5241 de la creación del mundo”, o el curiosos elemento de no referirse ni una sola vez en su diario a la expulsión de los judíos de España decretada por los reyes católicos, a pesar de elogiar a los monarcas en su esfuerzo por expandir el cristianismo y hacer positiva referencia a la expulsión de la “secta de Mahoma”.

Está claro que cumple con su deber de cristianizar mediante la nomenclatura  de los lugares a los que arriba, pero es llamativa la indiferencia hacia este punto que aparece en su diario. En el mismo no aparece ninguna cita al Nuevo Testamento, mientras que sí las hay del Antiguo.

Pero por si esto no bastara, hay otros indicios que, si bien podrían no ser concluyentes, alimentan la teoría del pasado judío de Colón: la condición de navegante; profesión muy extendida entre los judíos durante la Edad Media, tanto por fines comerciales como por la constante necesidad de huir.  Además, Fernando, su hijo ilegítimo – se dice que estaba en esa condición por haber sido de madre judía – afirmó que Colón escribió en una oportunidad: “No soy el primer almirante en mi familia; después de todo, David, un rey muy sabio, pasó de ser pastor a rey en Jerusalén, y yo soy siervo del mismo Señor que elevó a David a ese estado” (3). Su estrecha relación con los conversos Gabriel Sánchez y Luis de Santángel – financistas del viaje del descubrimiento – así como Isaac Abarbanel, tesorero de la corona del rey Fernando. Y por último, la condición de su padre que era tejedor, unos de los pocos oficios que le estaban permitidos a los judíos durante la Edad Media.

Por último en lo que a este argumento se refiere, hay un hecho que, aunque no totalmente demostrado, es por demás significativo. La expedición de Colón partió del Puerto de Palos el día 3 de agosto de 1492, a pesar que habría evidencia que estaba pronta para zarpar – con la tripulación ya a bordo – al menos uno o dos días antes.  El 31 de julio había vencido el plazo de 4 meses dado por los reyes a los judíos para abandonar España, según el Real Edicto de Expulsión emitido el 31 de marzo. Plazo que la reina, sin fundamento conocido, extendió por 48 horas, según consta en la investigación de Mesa Bernal ya citada.

El 2 de agosto de ese mismo año, se correspondía con el noveno día del mes de Av del calendario hebreo. Ese es para los judíos un día de duelo y ayuno, ya que se conmemora la destrucción del primer y el segundo Templo de Jerusalem.

Hay investigadores, como Villar Serrano, que afirman que se esperó hasta el día 3, para dejar pasar este día de duelo, en virtud, no sólo de la judeidad – en ese momento absolutamente secreta – de Colón, sino de la mayoría de los 700 tripulantes de las carabelas.
Esto nos lleva a nuestra segunda línea argumentativa, que tiene que ver justamente con la judeidad de la tripulación que acompañó al descubridor.

Está claro que la afirmación de Villar Serrano es más una tesis a demostrar que un hecho comprobado fehacientemente, pero sí es cierto que varios de los puesto claves de la expedición eran ocupados por judíos conversos. Por lo menos cinco lo eran. El más conocido fue Luis de Torres: “políglota versado en hebreo y arameo y con conocimientos de la lengua árabe, era el intérprete oficial de la expedición. Se trataba de un cargo honroso e indispensable, ya que lo que se pretendía era llegar al Lejano Oriente viajando por el oeste. De Torres era judeoconverso, y no hacía todavía un año que había recibido el bautismo.” (4). Su nombre verdadero era: Yosef Ben Halevy Haivá, escribió un diario, asentado ya en la Isabela (Cuba) en el nuevo mundo, treinta y un años después que Cristóbal Colón descubre las Indias (América) a la edad de 71 años. Allí dice:

..."Como yo dominaba varios idiomas, entre ellos el hebreo, fui invitado a acompañar a Cristóbal Colón como intérprete en su viaje. Él pensaba que cuando hubiésemos alcanzado China podía localizar a los exilados judíos de las Diez Tribus Perdidas. Las tres carabelas, La Santa María, La Pinta y La Niña navegaron hasta un viernes en la tarde, dos horas después de mediodía que en calendario judío era Hoshaaná Rabá (21 de Tishrei) del año 5253. Navegamos todo septiembre, celebramos Rosh Hashaná y Yom Kipur (5). En la vispera canté el Kol Nidré (6), voces de La Pinta y La Niña se juntaron a mi en oración. Cuando terminé el Kol Nidré, Colón me llamó: ¿No es paloma uno de los símbolos del pueblo judío? -preguntó- el nombre de mi familia, Colombo, quiere decir paloma.... No estamos navegando en este barco en vano.. en el mismo día que los judíos fueron expulsados de España, ese mismo día se me dio oportunidad para ir en la búsqueda de nuevas tierras, cruzando este oscuro y terrible océano...".

Y luego continúa: “Me di cuenta a los pocos días que delgadas ramas con hojas ovaladas flotaban cerca de nuestros barcos, eran de sauce y así pudimos cumplir con la mitzvá (obligación) de Hoshaaná Rabá (7). Pasamos toda esa noche recitando Tehilim con Rodrigo de Triana a la luz de la luna. Desembarcamos en la isla de Guanahaní que Colón bautizó San Salvador y tomamos posesión de esas tierras para Castilla y Aragón" (8).

Luis de Torres es considerado el primer colono de origen judío llegado a América, y se desempeñó como representante de los reyes Católicos en La Española (actualmente Haití y República Dominicana)

Hubo otros judeconversos en la expedición de Colón y los sucesivos viajes españoles al Nuevo Mundo, pero es interesante ver que no sólo con los españoles ocurrió esto, sino que también entre los conquistadores portugueses se dio la misma situación.

El portugués Pedro Álvarez Cabral, descubridor del Brasil, llevó como intérprete a Gaspar da Gama, un judeoconverso: “hijo de judíos polacos y nacido en Alejandría, donde sus padres se habían instalado tras vivir durante un período en Jerusalén. Gaspar llegó muy joven a la India y residió en Cochín y en Goa. Fue capturado por el descubridor portugués Vasco da Gama y se convirtió al cristianismo cuando iba camino de Portugal, adoptando el apellido de su secuestrador y padrino de bautismo; el nombre lo tomo de uno de los Reyes Magos.” (9)

Otro personaje interesante para ver la incidencia de los judíos en el proceso mismo del descubrimiento, es el caso de Fernando Noronha (o Loronha). Cuyo nombre se ha inmortalizado en una de las islas del nordeste brasileño, actualmente muy de moda por ser una de las mayores reservas naturales del mundo. “Cristiano nuevo, convertido ya en la época previa a la expulsión de los judíos de España, Fernando Noronha encabezaba un grupo de comerciantes ex–judíos. Cuando llegó a un acuerdo con la Corona, apenas hacía seis años que se había llevado a cabo la conversión forzada de todos los judíos de Portugal.”(10)

A este grupo de comerciantes, la corona portuguesa dio terrenos en el Nuevo Mundo en arriendo, ese es el acuerdo al que se refiere Haim Avni en su libro.

Hay experiencias similares en las expediciones que fueron a los distintos rincones del continente americano, desde el Norte hasta el Sur. Hernán Cortés fue acompañado por lo menos por tres personajes, que en 1528 fueron juzgados por judaizantes: Hernando Alonso, Gonzalo (o Francisco) de Morales,  Diego de Ocaña. Estos dos últimos hallados culpables y ejecutados en la hoguera el 17 de octubre de 1528, en el primer Auto de Fe, realizado en México, aún antes de haberse establecido oficialmente  el Santo Oficio de la Inquisición en el continente.

La lista de nombres comprobados a lo largo del continente es extensa, citamos solamente algunos a modo de ejemplo:  Pedrarias Dávila y Cota, capitán general y gobernador de “Castilla de Oro” (Colombia) y Nicaragua es de origen judío comprobado. También se sabe que al menos tres cristianos nuevos participaron de la expedición de Francisco Pizarro al Perú, y de Diego de Almagro a Chile en 1535.

El punto de este argumento es que debemos coincidir con Haim Avni, en que América, resultaba una  “buena oportunidad” para por lo menos aliviar los peligros y las tensiones de la Inquisición. No nos olvidemos que recién en 1569 se establece el primer Santo Oficio en las colonias españolas, y no será hasta 1591 que se establezca en Brasil.

“El primer centenario del descubrimiento de América marcó, pues, el fin de una época de relativa seguridad para los judaizantes, y el siglo XVII se inició con un incremento importante de la actividad inquisitorial. En el auto de fe que tuvo lugar en México el 25 de marzo de 1601 tomaron parte 135 procesados, entre ellos 46 presuntos judaizantes. Otro, celebrado en Lima el 10 de diciembre de 1600 con 14 acusados de judaizar, seguido por un segundo en 1605 con 28, auguraban una época sombría a los que carecían de pureza de sangre. En ese mismo año el rey Felipe III, de acuerdo con el Papa Clemente VIII, cedió ante las bien pagadas súplicas de los cristianos nuevos, y decretó una amnistía temporal en las actividades de la Inquisición. En esa época (1610), fue establecido el tribunal de Cartagena, y fue entonces cuando se intentó fundar otro en Buenos Aires, pero la iniciativa no prosperó. Una segunda visita de la Inquisición portuguesa a Brasil en 1618 causó un una nueva oleada de inmigrantes “portugueses” a los virreinatos españoles, haciendo de la palabra portugués un sinónimo de cristiano nuevo. La reaparición del celo inquisitorial no tardó en manifestarse.” (11)

Si bien todo esto no es suficiente para decir que el descubrimiento de América se produjo en el marco de un plan – que sin duda tenía que ver también con la posibilidad de encontrar una nueva ruta a las Indias Orientales – que tenía como finalidad principal buscar un escape para los judíos perseguidos por la Santa Inquisición, si podemos afirmar que la expedición que se proponía ir en busca de esa ruta, fue una excelente vía de escape para los judíos que buscaban un refugio, un lugar en donde vivir como lo que eran y lo que deseaban ser.  De allí la alta participación – desde la financiación hasta la ejecución – de judíos en la expedición del descubrimiento.

Pero por si esto no fuera suficiente para alimentar la sospecha, nuestra tercer línea argumentativa agrega nuevos elementos.

Es más que sabido que la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales se nutrió enormemente de capitales de judíos sefardíes que de España pasaron a vivir en Holanda. Y todo podría indicar, que éstos se lanzaron a la conquista de los espacios portugueses en América, tras ver que, con la instauración del Santo Oficio de la Inquisición, la situación de sus hermanos en América se había vuelto peligrosa.
Su intención habría sido la de llevar al Nuevo Mundo, la libertad religiosa de la que gozaban en territorio holandés.

Y por un tiempo lo lograron. Con la ocupación holandesa de Pernambuco en 1630, se formaron las primeras sinagogas y comunidades judías libres del continente. Zur Israel y Maguen Abraham fuero las dos primeras, en Recife, Brasil.

“Más de un siglo de colonización portuguesa había transcurrido, cuando en 1630 los holandeses adquirieron una posición en Pernambuco, llegando a ocupar entre 1630 y 1654 esa franja costera del Brasil y las áreas que la rodeaban. Tan pronto como la colonia holandesa de Pernambuco se estabilizó, crecientes cantidades de judíos de Amsterdam se trasladaron a Recife donde se habían formado dos comunidades religiosas "Zur Israel" y "Maguén Abraham" y donde los conocidos rabinos Isaac Aboab da Fonseca y Mozes Rafael de Aguilar, lideraban los servicios a partir de 1642. Allí tenían su propio cementerio y otras instituciones, la ventaja de conocer el holandés y el portugués les permitían controlar el mercado de dinero, el comercio minorista, el negocio inmobiliario, el comercio del azúcar y los esclavos, así como la recaudación de impuestos. Puesto que sabían que estaban rodeados de enemigos formaron una estrecha unión tratando de cooperar con las autoridades locales en armonía.” (12)

Pero la situación fue insostenible para estos judíos. En los territorios que seguían perteneciendo a Portugal, la persecución a los judeconversos se intensificó, debido que eran vistos como una quinta columna del enemigo holandés: “…había sospechas que los nuevos cristianos y sus parientes de Amsterdam habían provisto a la Compañía de Indias Occidentales la información que condujo a la captura de Bahía en 1624 y de Recife en 1630. Económicamente eran vistos como competidores peligrosos e ideológicamente y socialmente como deicidas y corruptos de la moralidad.” (13)

Mientras tanto, la vida judía en los territorios holandeses en América prosperaba, pero la felicidad duró poco. “En 1654 los holandeses se rindieron al cerco portugués y de los 5000 judíos residentes algunos se convirtieron de nuevo en marranos, otros al catolicismo y muchos abandonaron esas tierras. De los que salieron, unos regresaron a Amsterdam, un grupo de 23 personas, a bordo del St. Charles, llegó a New Amsterdam (antiguo nombre de Nueva York) y otros se dispersaron por las islas del Caribe y Surinam. Los judíos portugueses se extendieron por diversos rumbos americanos.” (14)

Con la derrota holandesa se terminó la vida judía abierta en el Continente, primero en el centro y Sur del mismo, y luego en el Norte, para renacer con las oleadas migratorias de la segunda mitad del Siglo XIX y hasta principios del XX, dando lugar a las comunidades judías americanas que existen hasta hoy.


1.- Citado en Perednik, Gustavo: “Violín a Cuestas. Encrucijadas históricas del pueblo judío”, Universidad ORT Uruguay, Montevideo, 2008, p. 89. Daniel Mesa Bernal ya había puesto este asunto sobre la mesa, en un trabajo publicado en el Repertorio Histórico de la Academia Antioqueña de Historia en 1989, y disponible hoy en Internet en: http://biblioteca-virtual-antioquia.udea.edu.co/pdf/11/11_1661271262.pdf

2.- Ver: Perednik, Gustavo (2008). op. cit. p. 89.

3.- Idem. p. 92

4.- Avni, Haim.. “Judíos en América. Cinco siglos de historia”. Ed. Mapfre, Madrid.1992, p. 20.

5.- Las festividades del Año Nuevo y Día del Perdón.

6.- Rezo que se celebra al iniciarse el Día del Perdón.

7.- Se refiere al séptimo día de la festividad de “Sucot” o “Fiesta de las Cabañas”, en las que las hojas del sauce juegan un rol protagónico.

8.- “Un converso con Cristóbal Colón”. Centro Virtual de Estudios Judaicos-Universidad BarIlan http://lookstein.org/cej/material/un%20converso%20con%20cristobal%20colon.doc disponible, setiembre 2009.

9.- Avni, Haim. op. cit. pp. 21-22.

10.- Idem. p. 23

11.- Idem. pp. 34-35.

12.- “Un converso con Cristóbal Colón”, op. cit.

13.- Idem.

14.- Idem.

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