Blog de viaje, dia II

Día 8 – El final de la primera semana (26 de Octubre de 2012)

Durante el taller, mientras hablaba sobre los dos temas principales, le conté a mis estudiantes mi filosofía sobre la importancia de ser un abogado en una sociedad libre; que todo movimiento social en los EEUU comenzaba y terminaba en la corte: desde el movimiento laborista, hasta el darle servicios a los pobres, asegurar la libertad de religión que garantiza nuestra Constitución, el movimiento de Derechos Civiles, y que era emocionante ser parte de este proceso y profesión. También destaqué la importancia de dedicarse la abogacía con integridad porque esa integridad protege el sistema judicial. Les dije que muchas veces debemos trabajar en áreas grises – muchas veces la ley no es ni blanca ni negra y es aceptable discutir en esa área gris lo que creemos que la ley debería ser o como debería ser aplicada. Pero, les dije, no es aceptable controlar la ley para alcanzar los resultados que deseamos porque cada vez que uno controla la ley – de forma que excede el servicio al cliente o nuestros propios intereses -  le sacamos la autoridad a la ley y al sistema legal. Y perjudicamos nuestra propia reputación. Les dije que sus nombres y reputaciones los precederán en cada juicio, y un juez sabrá si confiar en ellos o no en base al nombre que oye. Estoy muy segura con respecto a estos puntos.


Compartí con ellos la lección que aprendí sobre la necesidad de que nuestro país deposite su confianza en la corte. Es una historia que tiene 225 años, y sugerí que su país también deberá aprender a confiar en la corte y que ellos son parte de la creación de un sistema legal en el cual se pueda confiar. Esta es la lección: durante la presidencia de Andrew Jackson, se encontró oro en las tierras de los nativos americanos en el estado de Georgia.

El Presidente Jackson (para mi decepción, porque antes me agradaba) le ordenó a los indios que abandonaran la tierra para que el estado de Georgia pudiera extraer el oro. Los nativos americanos hicieron una demanda y la Suprema Corte de Estados Unidos dijo que estaban en lo correcto: la tierra y el oro les pertenecían y no podían ser tomados. 

(Winster v. Georgia.) El Presidente Jackson respondió “El jefe de la Suprema Corte decidió, ahora que él lo imponga.” (Así comenzó el Sendero de Lágrimas de los Cherokee a Oklahoma.) Más de 100 años después, en 1954, la Suprema Corte ordenó que las escuelas seandesegregadas. (Brown v. Junta de Educacón.) Nueve años después, en 1963, cuando la Universidad de Alabama aún no aceptaba alumnos negros, un juez federal le ordenó a la Universidad acatar Brown v. Junta de Educación. El gobernador (George Wallace) bloqueó las puertas de la Universidad, rechazando la decisión de la Suprema Corte y de la corte federal; el Presidente Kennedy mandó a las tropas de Guardia Nacional para acompañar a dos alumnos a entrar a la Universidad, cumpliendo así con la decisión de la Suprema Corte. Después nos adelantamos al año 2000, cuando muchos fueron decepcionados por la decisión de la Suprema Corte de detener el re-cuento de votos en Florida durante la elección presidencial del 2000. (Bush v. Gore.) Pero como país aceptamos esa decisión y aceptamos que George W. Bush sea nuestro presidente. Así, pasamos de ignorar una decisión impopular a necesitar a la Guardia Nacional para imponerla, para finalmente aceptar tal decisión. Este es el proceso de maduración de la democracia.

Fuente: www.honeyamado.blogspot.com
Traducido por Mariel Benedykt

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