Elul: reflexiones sobre las dimensiones de la luz.

Luz, pasaje, tiempo… apertura: Elul es un mes de pasaje, que se abre como un puente entre el final de un ciclo y el inicio de un nuevo tiempo. Nos abrimos, además, a la cosecha de lo realizado durante el año para celebrar la creación y nuestro actuar: búsqueda de luz. Pero también, y allí la riqueza del judaísmo en su lugar y complejidad para leer el mundo, la dimensión de la luz tiene una ambivalencia que caracteriza el propio fenómeno lumínico, como estos días que tendremos que atravesar: aquello que por un lado ilumina, pero que al mismo tiempo puede generar el fuego o quemarnos la vista.

La luz nos permite ver el mundo, percibir los colores, diferenciar los detalles de la existencia y la belleza de la naturaleza, pero en el mismo gesto, en la potencialidad de lo que ilumina, también se halla el exceso de luz: nos enceguece si la buscamos de frente, incendia y alimenta el fuego. Ante un campo seco, sin cosecha, la luz es la fuente del fuego. Del mismo modo, en nuestra búsqueda de luz, en este final de ciclo, si aquello que cultivamos durante el año no da su fruto, si nuestra existencia está caracterizada por la aridez, entonces esa luz que se abre a la belleza también puede abrirse a la destrucción.

Este mes, antesala del nuevo año y del día de la introspección, nos permite renovar el sentido del pueblo en cuanto al lugar de lo individual y lo colectivo, de lo propio y lo comunitario. Vamos del todo, como terminamos el año, hacia el uno en un movimiento que nos incluye: Rosh Hashaná es una celebración que va del todo comunitario hacia cada uno de nosotros como parte de ese todo, el sentido que también tienen los días que transcurren hasta llegar a Iom Kipur, consagración de lo individual y de la relación del uno con lo divino que, finalmente, se dirigirá hacia el todo nuevamente: de la comunidad y el mundo.

Algo semejante, podríamos pensar, existe con el sentido de la luz: ella nos permita mirarnos, ver el mundo, distinguir los colores, los matices y celebrar la creación, la renovación y la cosecha, pero sin perder de vistas que allí está la potencia de arrasar con todo ello y devolvernos a la oscuridad. Luz y oscuridad, el sentido de reflexión de cada uno en el día de la t’shuva.

Celebramos lo común a todos, lo comunitario, lo individual y más íntimo de la relación entre el hombre y lo divino. Rosh Hashaná es la puerta que se abre e ilumina a cada uno, y cada uno tiene que encontrar su propia luz pero sin perder de vista los peligros de su potencia y los avatares de la oscuridad, ese es el sentido Iom Kipur.


· Más leídos ·

Consola de depuración de Joomla!

Sesión

Información del perfil

Uso de la memoria

Consultas de la base de datos