Irán: Problemas étnicos

Las ejecuciones en masa de miembros de las minorías kurda, azerí y sunnita árabe en Irán - generalmente por falsos cargos de espionaje, difusión de blogs, porno, o simplemente por publicar fotos online - son prueba de la enorme tensión que enfrenta actualmente el régimen religioso-militar del país.

En los últimos tiempos, la televisión iraní se ha plagado de «admisiones de culpabilidad» por parte de candidatos a la ejecución; de «confesiones» de espías, y de expresiones de pesar fabricadas, con música de película de suspenso sonando de fondo. Además de Siria, donde una guerra civil está causando estragos, no hay otro Estado en Oriente Medio donde el régimen se ocupe de ejecutar a activistas políticos de manera tan ostentosa y obscena.

El régimen teme el regreso de las protestas de millones de personas en su contra, tal como sucedió en 2009, por lo que decide responder salvajemente a fin de disuadir a las masas. «Facebook es una máquina de espionaje sionista», explicó el experto en informática, Ahmadinejad, a sus compatriotas.

Este régimen sabe que Irán es un país de minorías, donde ninguna de las sectas puede jactarse de constituir la mayoría. Los mismos persas están por debajo del 50%, y las demás minorías se muestran interesadas en formar parte de los países vecinos y no tienen ninguna intención de apoyar a un régimen que las oprime.

La segunda gran minoría es el pueblo azerí, unos 20 millones de ciudadanos que representan aproximadamente un cuarto de la población de Irán, incluyendo al líder supremo Alí Jamenei y al líder de la oposición, Mir-Hossein Mousavi. A muchos azeríes les gustaría ser anexados por el vecino Azerbaiyán, su patria cultural. Azerbaiyán considera también a las regiones azeríes de Irán como áreas que le pertenecen culturalmente.

Y así, por ejemplo, en el Festival de la Canción de Eurovisión de 2009, Azerbaiyán presentó un vídeo que mostraba diferentes sitios de su patrimonio nacional, y para sorpresa de los ayatolás, el clip incluía un lugar ubicado en Irán, la Tumba de los Poetas (Maqbaratol Shoara), cerca de la ciudad de Tabriz. Teherán afirma además que los azeríes están ayudando a Israel y a las agencias de espionaje de Estados Unidos a atacar objetivos del régimen.


Otra gran minoría la constituyen los kurdos, que sostienen diariamente violentos enfrentamientos con la Guardia Revolucionaria. Su sueño es abandonar Irán y unirse a la gran patria kurda, una vez que ésta sea establecida. Otras minorías incluyen al pueblo tayiko - que pretende unirse a Pakistán - y los árabes sunnitas, que sueñan con establecer un Estado dentro de Irán que se llamará Ahwaz.

El régimen de Teherán conoce el grado de vulnerabilidad de su punto débil étnico; los funcionarios son conscientes del peligro de separación y desintegración que corre el país en caso de un enfrentamiento militar. Cada minoría trabajará para promover sus propios objetivos nacionales, a expensas de los persas.

Mientras tanto, las tensiones entre chiítas y sunnitas dentro de Irán no han dejado de incrementarse (un 33% de los iraníes son sunnitas, incluyendo a los árabes y kurdos del país), extendiéndose también a los estados vecinos. Por ejemplo, un periódico iraní pidió la anexión de Bahréin, gobernado por una familia real sunnita, una maniobra que enfureció a los lectores sunnitas online, así como al mísero gobierno de Bahréin.

La posible desintegración de Irán constituye, en efecto, el eslabón débil del régimen, pero también su fuerza. Todas las minorías entienden que, en caso de producirse la caída del gobierno, el resultado sería el caos e incluso una guerra civil, tal como sucedió en Líbano entre 1975 y 1989, y como ocurre actualmente en Siria.

Los ciudadanos iraníes miran la situación actual de Siria y se ven a sí mismos reflejados. Esa es la razón por la cual, a pesar de la opresión y su disgusto con el régimen, pueden seguir apoyándolo como un elemento amortiguador entre ellos y el vacío que implica una masacre étnica.

Aquí es donde las cada vez mayores sanciones económicas entran en escena, desintegrando aún más el tejido étnico. Sin embargo, he ahí la paradoja: A medida que la tendencia de división y desintegración crece, puede llegar a reforzar la idea de que no hay otra opción más que este régimen, y de que, en caso de derrumbarse, todo el mundo habrá de caer con él. Después de todo, no tienen ningún otro lugar donde ir.

Por ende, la principal debilidad del régimen iraní es también su principal fortaleza.


israelenlinea.com

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