Por esto estoy agradecido

altPara todo hay un momento apropiado: tiempo de duelo y tiempo de celebrar, tiempo de introspección y tiempo de congratulación, tiempo para la autocorrección y tiempo para la apreciación.  Como pueblo y nación necesitamos aprender a abrazar a cada uno de estos momentos.  Al mismo tiempo, necesitamos aprender a mantener límites y asignarle a cada uno su tiempo definido.  A pesar del dolor inspirado por Iom HaZikaron  y la nube que extiende sobre Iom HaAtzmaut, el Día de Independencia de Israel, Iom HaAtmaut en su esencia es un día en el cual debemos aprender el arte de celebrar y dar las gracias.  Un día en el cual dejamos de lado nuestra autocrítica y aspiraciones, y nos conectamos con el don que tenemos y decimos "Daieni".  

Ahora que celebramos el sexagésimo cuarto  cumpleaños de Israel, por esto estoy agradecido:

Doy gracias por el hogar que Israel me ha dado.  Aunque como judío del siglo XXI hay muchos lugares que me podrían servir de hogar, aprecio este hogar y el sentimiento de pertenencia a mi pueblo que el vivir aquí facilita.  Aprecio la lealtad que siento que mis conciudadanos tienen hacia mi, una lealtad que ha sido probada en la voluntad de dar tanto nuestras vidas como nuestros impuestos por el bienestar de todos.  Una lealtad y cariño que siento cada vez que camino por la calle y sé que a la hora de la verdad mi pueblo cuida mi espalda. No necesito vivir en Israel, quiero hacerlo.

Doy gracias por el don de poder participar en la construcción de una patria judía, un lugar donde la judeidad define no sólo la identidad nacional de la mayoría de la población, sino también las ideas y los valores que pueden dar forma a la esfera pública de nuestras vidas.  Aprecio la oportunidad de ser un actor, ayudando a dar forma a la identidad del estado judío y democrático, tanto extrayendo valores y recursos de nuestra tradición capaces y dignos de dar forma a una sociedad justa y moral, como también poder  trabajar para implementarlos y diseminarlos dentro de nuestro joven país.  

Doy gracias por el don y los desafíos del poder y la dignidad  que me brindan.  En la economía global somos todos interdependientes, y más aún un país del tamaño de Israel.  Mi habilidad de participar activamente en forjar mi destino, el tener una voz en determinar qué camino tomar, es a la vez un don inmensurable.   

Doy gracias por nuestra democracia que, a pesar de todos los desafíos y fallas todavía está viva y respirando.  Doy gracias porque a pesar de vivir en el Medio Oriente nuestra cultura política aún no es del Medio Oriente.

Doy gracias por la percepción de estabilidad y la consecuente oportunidad de tener esperanza que, a pesar de todas las posibilidades en contra, ha echado raíces en nuestro país.  Nos atrevemos a querer más y hasta exigimos más, porque el don de Israel es creer que es posible.

Finalmente, doy gracias por los israelíes, una amalgama de inmigrantes quienes a pesar de sus diferencias culturales e ideológicas crean una sociedad cálida, afectuosa y espontánea.  No hay nadie más con quien quisiera compartir mi vida.  

Mañana tenemos mucho trabajo por hacer, muchas cosas sin terminar, muchos desafíos y fallas que necesitan ser superadas.  Hoy estoy agradecido.

Traducido por Ría Okret.

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