Es la Semana de Apartheid Israelí.  Sólo digan la verdad.

altEl movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones está montando su Semana de Apartheid Israelí anual. Sin embargo este año hay algo distinto: la gente ha comenzado a decir la verdad sobre BDS.

Es ese momento otra vez.  En los campus universitarios de todo el mundo el movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) está montando su octava Semana de Apartheid Israelí anual.

En el pasado esto era un momento en que los pro-palestinos de línea dura y los pro-israelíes de línea dura hicieran resonar sus voces, hicieran contra acusaciones y muy a menudo llegaran rápidamente a un inefectivo empate.  

No sucede así este año.  Este año hay algo claramente distinto en el aire.  La gente ha empezado a decir la verdad acerca de BDS.

La puerta fue abierta por el autor y conferenciante Norman Finkelstein, uno de los críticos más duros de Israel que le hizo mover el piso a BDS con una crítica devastadora por su candor.

Finkelsten dijo que detestaba la duplicidad e hipocresía del movimiento al esconder el hecho que una gran parte de sus miembros “desean eliminar a Israel”. "Yo apoyo a BDS”, dijo Finkelstein, "pero nunca va a llegar a un gran público hasta que y a menos que sean explícitos acerca de su meta.  Y su meta tiene que incluir el reconocimiento de Israel porque de otro modo es todo en vano".

“En cambio”, dijo, “el movimiento insiste que es ‘agnóstico’ sobre el punto de si Israel debería o no existir.” “¡No, Uds. no son agnósticos!  ¡No quieren que exista!  ¡Entonces díganlo! Pero los (los líderes de BDS) saben muy bien, que si lo dicen, no tienen ninguna oportunidad de llegar a un gran público…Y francamente ¿saben qué? No deberían llegar porque son deshonestos.”

Aunque BDS constantemente afirma tener éxitos, “es un culto, en el cual el gurú dice ‘Hemos tenido todas estas victorias’ y todos asienten con la cabeza”  Finkelstein dijo.  “La gente lo promociona como si hubieran demostrado lo que valen y estuviéramos al umbral de una  victoria de alguna clase.  Eso es una absoluta tontería.  Y yo, personalmente, yo estoy cansado de este culto".  

Es la Semana del Apartheid Israelí.  Se puede decir la verdad acerca de BDS.  Y acerca de Israel también.  No es la robusta y vibrante democracia aclamada por la derecha, al mismo tiempo que la derecha trabaja para coartar la libertad. Es una democracia, comprometida, amenazada por su propio gobierno, erosionada por guerras y disputas internas y amenazas externas y los costos morales y humanos de la religión del destino manifiesto.  

No muy distinto a los Estados Unidos a la edad de 64 años, un país llevando a cabo la brutal ocupación de una población nativa para proteger asentamientos que se expandían continuamente, una nación dividida debido a los millones de personas en su medio privadas de las libertades y derechos básicos.  Una obra en progreso.  

Pero al igual que los Estados Unidos, Israel es una obra en progreso que merece una oportunidad para encontrar su camino, para apuntalar y profundizar su democracia. Una obra en progreso que necesita apoyo por sus esfuerzos de ser democrática y reconocimiento cuando estos funcionan.

Es la semana de Apartheid Israelí. Podemos decir la verdad.  Hay algo en el aire aquí, algo claramente poco familiar.  Algo bueno. Un suave olor a democracia.  Un débil horizonte de luz.  Un despertar de esperanza.  Y de los lugares más inesperados.

En esta semana solamente, en una extraordinaria expresión del poder de la no-violencia, una huelga de hambre de un palestino encarcelado forzó a los israelíes por primera vez a mirarle a la cara realmente y a comenzar a debatir la cuidadosamente escondida práctica de la detención administrativa: encarcelar a palestinos sin un juicio, sin cargos criminales formales u otro debido proceso.

Esta semana bajo la amenaza de una posible orden de la Alta Corte de Justicia y con los medios internacionales enfocando la atención en el caso, los funcionarios hicieron un trato por el cual el prisionero, Baader Adhan, será liberado en abril.

Esta fue una semana en la cual toda la sociedad israelí empezó a reexaminarse. En la Oficina del Primer Ministro, ocurrió lo impensable: un intocable, íntimo de Netaniahu y uno de los jefes de la trastienda renunció en respuesta a alegaciones de acoso sexual contra él hechas por sus colegas. En Tel Aviv una prohibición de transporte en Shabat que tenía decenas de años fue derrocada, en lo que puede resultar un paso  más de simbolismo que de sustancia, pero éste es un país en que el símbolo pesa mucho más que la sustancia.

Y en una decisión que podría tener profundas implicancias para la democracia israelí, la Alta Corte ha anulado la ley que exime a los ultra ortodoxos del servicio militar universal.  Más significativamente, la corte ordenó que la nueva ley sobre esta cuestión sea todo lo que los extorsionadores del chantaje teocrático trajeados con sobretodos de satén temen más: que sea igualitaria, proporcionada y consistente con los principios de las leyes de una democracia.

Es la Semana del Apartheid Israelí 2012.  Es hora que los que apoyan a Israel digan la verdad. Sí, los asentamientos son un obstáculo para la paz. Sí, la ocupación que existe para proteger a los asentamientos, es lo opuesto a la democracia. Sí, el gobierno actual habla de dos estados solamente en teoría.

En la democracia que fueron los Estados Unidos en el año 1840 había aquéllos que decían que la esclavitud era esencial, irreversible y eterna.  La voluntad de Dios.  Y que a la gente de color y a las mujeres de todas las razas no se les debía otorgar y por lo tanto no se les otorgarían las libertades y derechos de una ciudadanía completa, que el único americano nativo bueno era uno muerto.  

Y al mismo tiempo, estaban los que creían que la democracia y la igualdad se convertiría en ley, sin importar cuan largo y terrible pudiera ser el proceso, y tuvieron razón.

Es 2012 las libertades de Estados Unidos, sus promesas de oportunidad y apertura para inmigrantes y minorías todavía están bajo ataque, todavía están siendo probadas. La respuesta no es desmantelar a los Estados Unidos, sino fortificar sus libertades.

Todos los americanos merecen democracia y autodeterminación.  Así también lo merecen los dos pueblos nativos de la Tierra Santa, los palestinos y los israelíes por igual. Al igual que en la Norteamérica de 1840, en esta Tierra Santa hay gente trabajando para ambos lados, silenciosamente, contínuamente, hacia una meta. No la libertad para un pueblo a expensas del otro sino la independencia para ambos.

Ésta es la lección que el BDS todavía tiene que aprender. Y es por esto que el BDS y la Semana del Apartheid Israelí son un fracaso.  

Fuente: www.haaretz.com

Traducido por Ría Okret

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