2a Carta Abierta a Jana Beris
Querida Ana,
Cuando escribí mi primer carta “abierta” en relación a las críticas que recibiste por “tomar posición” respecto de los temas en juego en el Estado de Israel, a fines de julio y cuando se había votado la enmienda a la “ley de razonabilidad”, yo estaba todavía en el exterior, ajeno a la politiquería comunitaria, disfrutando de mi vida familiar; en suma, muy remoto.
Sin embargo, la acusación me pareció tan fuera de lugar y al mismo tiempo tan ilustrativa de lo que vengo sosteniendo hace años, que no resistí la tentación de escribir aquella carta: parte en apoyo y parte para seguir sumando reflexiones, algo que vengo haciendo desde que Netanyahu formó el gobierno que asumió en noviembre de 2022.
Cuando un mes y medio más tarde vuelvo a leer un texto tuyo del mismo tenor, y ahora sí sumergido en mi propia rutina, personal y comunitaria, quisiera ser un poco menos reflexivo y mucho más contundente: la situación que delatas es de una mezquindad y alevosía que rayan en lo violento. En términos actuales, es “bullying” liso y llano.
Dudo que quien negó el aviso o apoyo basado en tu postura personal frente a la crisis en Israel lo haya hecho pensando que cederías o cambiarías de postura si él o ella accedieran a apoyarte; lo dudo porque eso sería dudar de tu integridad, lo cual ya superaría cualquier límite de la ofensa.
Creo que declarar la falta de apoyo a tu emprendimiento en función de tu postura como ciudadana votante israelí, entonces, se reduce a un acto de bravuconería, avasallamiento, e intimidación. Busca condicionar tus editoriales, tu selección de entrevistas, noticias, en fin, todo lo que incluye un medio de prensa. En términos actuales, te “cancela”.
Cuando la política israelí, aun en la discrepancia, no nos daba motivos para confrontarnos y dividirnos en la peor e innovadora tradición de las grietas, cuando Israel exportaba el concepto de Start-Up Nation, cuando teníamos que defender las desproporcionadas acusaciones anti-israelíes en torno al conflicto de turno, cuando queremos combatir el prejuicio ya instalado del supuesto apartheid israelí, entre otras tantas causas, el Semanario Hebreo y vos son la gran esperanza sionista uruguaya. Todos se alinean detrás de ti. El apoyo es unánime.
Israel está sumida en una amenaza existencial interna. No que vaya a desaparecer, pero sí que su configuración cambie en forma irreversible. La amenaza de un estado teocrático está escondida detrás de la Reforma Jurídica; la Anexión de los territorios en disputa es el fin último del actual Ministro de Economía de Israel; un verdadero apartheid es el fin que persiguen Ben-Gvir y sus secuaces. Tal vez yo no viva para verlo, pero tal vez algún día mis hijos no reconozcan el Israel que les enseñé a amar.
Si el Semanario Hebreo fuera omiso a esta realidad estaría traicionando los principios para los que fue fundado y que ha mantenido más de medio siglo. El silencio de las autoridades comunitarias pertinentes respecto del asunto es, por decirlo delicadamente, cuestionable. Enfrentamos, como dirigentes comunitarios, planteos al respecto cada día, y cada vez se hace más difícil encontrar respuestas. Creo que lo que has manifestado a través de tu publicación son interrogantes más que respuestas de tipo absolutista: explicar qué sucede y cuáles son los peligros en consecuencia.
Muchos hemos dejado de contribuir a causas judías y sionistas muy tradicionales; eso es el derecho de cada uno. Lo que no puedo es insinuar que mi contribución, o la ausencia de la misma, determinen el fin que persiguen esas causas y los medios que usan para lograrlas. Las discusiones se dan con palabras, no con billetes. Quien no entienda esto peca de una soberbia no ya desmedida, sino de una ceguera ideológica peligrosa.
Cancelar, descalificar, o insultar al que se expresa, por más que discrepe, es el recurso del absolutismo. De hecho, es lo que la Reforma Judicial en Israel está buscando en una suerte de venganza histórica. Por eso no me sorprende que quienes defienden al gobierno actual en Israel usen el mismo tipo de recursos y dialéctica.
Te confieso que desde donde yo estoy parado muchas veces me pregunto si el esfuerzo vale la pena. Porque en general me ubico en los bordes de la opinión pública. No quiero pensar en cómo te sentís tú ahora, que has sido la portavoz, el medio, de la opinión pública de la comunidad judía en Uruguay, cuando no sólo te niegan un apoyo (como bien dijiste, nadie está obligado), sino que te amenazan cuando explicitan esa decisión. No por nada tu foto de portada es de familia.
Entiendo que tus desvelos son por tu pueblo y su Estado. Puede que tus proyectos se sostengan en el tiempo, o no; esa no es la cuestión. La cuestión está entre el respeto y el avasallamiento, entre el reconocimiento y la cancelación, entre la discusión de tono rabínico (estas y aquellas son palabras del Dios viviente) y la arenga de barricada. Sólo deseo que te preserves de este tipo de situaciones y sepas refugiarte en tus afectos y aliados incondicionales. Que son la mayoría.
Por un año de Tikún y perdones, te saludo afectuosamente