Estado & Religión: una mirada externa al Judaísmo
Paul Johnson, «Historia de los Judíos».
Teniendo en cuenta que el Exilio fue breve, en el sentido de que duró sólo medio siglo después de la caída definitiva de Judá, su fuerza creadora fue abrumadora. Llegamos aquí a un aspecto importante de la historia judía. Como ya hemos observado, existe un conflicto inherente entre la religión y el Estado de Israel. Desde el punto de vista religioso, hubo cuatro grandes periodos formadores en la historia judía: el de Abraham, el de Moisés, el del Exilio y la primera parte del post-exilio, y el posterior a la destrucción del Segundo Templo. Los dos primeros produjeron la religión de Yahvé, los dos segundos la desarrollaron y refinaron en el judaísmo. Pero en ninguno de estos periodos los judíos poseyeron un estado independiente, aunque es cierto que, durante el periodo mosaico, realmente no fueron gobernados por terceros. A la inversa, llama la atención que en el momento en que los israelitas, y después los judíos, alcanzaron una situación de gobierno propio, estable y próspero surgieron extraordinarias dificultades para mantener pura e incorrupta su religión. La decadencia se inició rápidamente después de la conquista de Josué; se repitió bajo Salomón, y se manifestó de nuevo en los reinos septentrional y meridional, sobre todo bajo el mandato de los reyes ricos y poderosos y cuando los tiempos eran buenos; exactamente el mismo esquema se repetiría otra vez bajo los Asmoneos y durante el gobierno de potentados como Herodes el Grande. En las etapas de autogobierno y prosperidad, los judíos siempre parecieron atraídos por las religiones vecinas, fueran éstas la cananea, la filisteo-fenicia o la griega. Sólo en la adversidad se aferraron decididamente a sus principios y desarrollaron su extraordinaria capacidad de imaginación religiosa, su originalidad, su claridad y su celo. Así pues, quizás estaban mejor sin su propio estado, porque se sentían más inclinados a obedecer la Ley y experimentar temor de Dios, mientras otros afrontaban los deberes y las tentaciones que acompañaban al gobierno.