No se trata del Kotel…
Alejandro Bloch, Tamuz 4, 5778
No se trata del Kotel. No nos equivoquemos, la discusión actual no se trata del Kotel. El kotel es el símbolo de la centralidad de Israel y de Ierushalaim para el pueblo judío, está en el corazón de cada uno de nosotros y lo seguirá estando.
La discusión de fondo no tiene que ver con el Kotel, sino con la naturaleza del judaísmo, con su carácter, con su relevancia, con su futuro. Para algunos es indispensable ganar una batalla que tiene que ver con el poder y las peguntas que formulan son:
- ¿Quién tiene la verdadera autoridad? ¿Quién tiene el poder de decidir?
- ¿Y quién da la legitimidad a uno o a otro?
De esas preguntas se derivan las más candentes:
- ¿Quién tiene la autoridad real para decidir quién es judío?
- ¿Quién es un verdadero rabino?
- ¿Qué significa el estado de Israel para todos los judíos?
- ¿Cuál es su naturaleza y cómo se moldeará su carácter futuro?
- ¿Será el estado de todos los judíos o se transformará en un estado cooptado por una secta de fanáticos?
- ¿Qué significa ser religioso?
Estas son las verdaderas discusiones.
El Judaísmo aún no ha completado su proceso de polarización, todavía sus polos se están alejando más y más, llegará el momento en que vuelva a encontrar su centro. De todos modos al final es como dice Pirkei Avot, existen dos tipos de disputas, las de Koraj con Moshe y las de Hilel y Shamai, unas son las que van a prosperar, mientras que otras son solo por el poder. En un comentario brillante sobre las disputas en la tradición judía sobre Parashat Koraj, el Rab. Iehuda Brandes, señala que las disputas entre Hilel y Shamai son entre pares y con respeto y la de Koraj tiene la intención de lastimar al otro y es por eso que él no responde cuando Moshe lo enfrenta.
Hoy nadie se puede quedar callado ante una afrenta a la unidad del pueblo judío. Debemos responder porque el que calla otorga y porque la razón está de nuestro lado. Para nosotros el judaísmo integral es el que incluye conversaciones profundas sobre D´s, sobre la Tora y sobre Israel, en todos sus sentidos, como pueblo y como nación. No podemos dejar de levantar nuestra voz, ya que amamos a Israel y vemos en nuestra Medina parte de la promesa milenaria en proceso. Los procesos hay que acompañarlos y hoy es nuestro tiempo para expresar qué deseamos y esperamos del Estado de Israel como el lugar de referencia de todo Am Israel. Que haya gente extremista, que haya fanatismo religioso es un problema filosófico y moral, en todos los pueblo existe y aunque de manera minoritaria también nosotros los tenemos.
Que el gobierno de Israel haya claudicado frente a estas posturas extremas, es un problema de todo Am Israel Mi familia, mi educación, mi rabino me han inspirado a ser sionista. Para mi Israel es el hogar nacional de todos, absolutamente de todos los judíos, como lo indica en su declaración de independencia. Cuando algo malo pasa en Israel me duele, cuando algo va bien en Israel celebro.
Siento a Israel como mi hogar y cuando las cosas no están bien en casa, todos sufrimos.
Con acciones como la de suspender el acuerdo del Kotel y de la nueva ley de conversiones se transforma el gobierno de Israel en uno secuestrado por sectarios a los que no les importa el Klal Israel y de esta forma se aísla de la mayoría del pueblo judío en Israel y en la diáspora. Koraj, tenía poder y quería más, los partidos ultras tienen poder y quieren poder absoluto sobre temas que le competen a todo el pueblo judío ya que impactan mas allá de las fronteras de Israel. Por suerte esta vez empezamos a despertar y a unir nuestras voces y dejamos el silencio. Tengo esperanza, creo con fe sincera, que llegar a este límite absurdo debe ayudar a despertar las conciencias y a que todos al unísono defendamos el Israel que queremos. Un Israel en donde todas las expresiones judías tengan su lugar por igual para crecer y para crear,para educar y también para celebrar.