El Día 471
Hoy, domingo 19 de enero de 2025, es un día histórico: han sido liberadas las primeras tres rehenes (vivas) de los treinta y tres acordados en el acuerdo de tregua en la guerra de Gaza. Sólo resta esperar que así sea, que se cumpla todo el acuerdo (incluyendo los diez rehenes muertos que se anuncian), y que el desarrollo de los acontecimientos conduzca a más días más parecidos al día de hoy y menos a los cuatrocientos setenta días que lo anteceden. Nadie en su sano juicio podría desear algo distinto una vez que llegamos al día de hoy; el tiempo no retrocede.
Dicho esto, creo que pocos pueden evitar lo que habitualmente llamamos ‘sentimientos encontrados’ que son, en realidad, sentimientos ‘contradictorios’. Las excepciones, como suele suceder, están en los extremos del espectro humano y de la opinión pública: por un lado los ingenuos que creen que esto es ‘la paz’, y por otro los halcones que creen que esto es una sentencia de muerte. Las mayorías creemos que del complejo menú de opciones que se nos presentan, este es el plato que debemos elegir: un mix de esperanza fresca y una bien madurada resignación. Se come sin conservantes ni condimentos. Se traga. Estoicamente.
Durante estos cuatrocientos setenta días la imagen de los niños Bibas en redes sociales me ha violentado a diario. Ahora que se ha llegado tan forzadamente a este acuerdo el empuje mediático se ha intensificado. Hoy aparecieron los datos y las fotos de las tres rehenes a ser liberadas. Vivos o muertos, nadie que salga de Gaza hoy, mañana, pasado, o cuando suceda, tendrá nada que ver las imágenes que inundan redes y medios. No serán los mismos que la madrugada del 7 de octubre de 2023; sus familias tampoco; y el resto de Israel y el pueblo judío, tampoco. ¿Cómo nos miraremos a nosotros mismos a partir de hoy? ¿Cómo nos miraremos cuando los niños Bibas aparezcan?
Cuando transitábamos el proceso de quiebre socio-político que disparó la Reforma Judicial impulsada con prepotencia por el recién instalado gobierno de Netanyahu en enero de 2023, y en la medida que pasaron los meses, muchos se preguntaban cómo terminaría la pesadilla de un proceso de deterioro social, moral, y democrático que sólo parecía instalarse más profundamente cada día. La respuesta llegó el 7 de octubre cuando Hamás invadió Israel, masacró mil doscientos, secuestró doscientos cincuenta, y nos dejó a todos en shock. Ese día, y por un año, dejamos de lado los aspectos judiciales y constitucionales del Estado para poner foco en la guerra y la esperanza. La guerra no ha terminado; la esperanza germina, finalmente, de la tierra desolada. Nada termina con un gran estallido sino en un largo, profundo gemido. (*)
Nuestra historia y nuestra tradición no son de resurrección sino de renacimiento. Por eso salvamos a nuestros hijos a cualquier precio y enterramos a nuestros muertos para siempre. Los cementerios judíos crecen y se acumulan, las letras sobre las lápidas se desdibujan o borran, pero ellos siguen allí mientras los vivos seguimos ocupados en vivir. No hay confusión: en vida se construye con realismo y pragmatismo, en la muerte se construye memoria. No caminamos sobre ‘rastrojos de difuntos’, pero sabemos dónde yace cada uno. (**) Sé que hay creencias mesiánicas, pero no comulgo ni vivo en base a ellas.
A partir del día cuatrocientos setenta y uno de la cuenta desde #Oct7 sólo resta desear, esperar, y construir algo más parecido al sueño que siempre supuso el proyecto sionista que a la pesadilla que nos ha tocado transitar estos años. Ante la caída del Templo en 70 EC el judaísmo respondió con su versión rabínica; ante la Shoá en el siglo XX, culminación del antisemitismo milenario, el judaísmo respondió con la visión sionista.
Ojalá a partir de hoy podamos volver a sumar la sabiduría de milenios a la soberanía del último siglo. Lo que ha sucedido, lo que sigue sucediendo, no es un tropiezo; perdimos el camino de los valores y las prioridades, perdimos de vista el colectivo cegados por el fanatismo. Amalec siempre existirá. No borraremos su memoria precisamente para que no vuelvan a suceder un #Oct7 o una 2ª Intifada. Honraremos a nuestros muertos y nos haremos cargo de nuestros heridos, pero elegiremos la vida.
(*) ‘The Hollow Men’, T.S. Eliot, 1925
(**) ‘Elegía a Ramón Sijé’, Miguel Hernández, 1935