Carta Abierta del Shalom Hartman Institute, Marzo de 2023
Desde la fundación del Instituto Shalom Hartman hace más de 40 años, y a lo largo de estas décadas de realizar investigaciones sobre los mayores desafíos que enfrenta la vida judía y desarrollar programas educativos para el mejoramiento del pueblo judío, nos hemos adherido a un conjunto de compromisos fundamentales que ayudan a caracterizar las apuestas de nuestro trabajo y nuestras aspiraciones.
Nuestros compromisos fundamentales
En primer lugar, nuestro trabajo – y la ubicación de nuestra sede en Jerusalén – reflejan una apreciación de la centralidad del nacimiento del Estado de Israel como parte de una conciencia religiosa judía moderna y la voluntad de participar en el proceso audaz y creativo de “escribir la Torá del Sionismo” para el pueblo judío a medida que nos encontramos con las nuevas posibilidades que esta realidad histórica ha traído consigo.
En segundo lugar, entendemos que el Estado de Israel se originó como un proyecto colectivo del pueblo judío en todo el mundo, e insistimos en que debe seguir siendo así, requiriendo de toda nuestra sabiduría y pasión para su prosperidad a largo plazo. A veces decimos que Israel es demasiado grande y demasiado importante para dejárselo solo a los israelíes. Para que Israel sea la patria del pueblo judío, debe involucrar de forma permanente y para siempre a los corazones, a las mentes, a las preocupaciones y a los compromisos de la judería mundial. Así como el sufrimiento judío ha sido históricamente compartido por los judíos de todo el mundo, también debe compartirse la responsabilidad judía por el pueblo judío.
En tercer lugar, vemos al Estado de Israel como una de las mayores pruebas a las que el pueblo judío se ha enfrentado: un crisol de nuestros sistemas de valores y esencialmente un referéndum público sobre la calidad de nuestros compromisos. La experiencia del poder y de la soberanía puede ser milagrosa, pero también es una prueba. Para que valga la pena que el judaísmo y la tradición judía continúen existiendo, deben abordar las cuestiones morales centrales del día y dar una respuesta con un lenguaje moral coherente. En pocas palabras, el Estado de Israel es la plataforma más grande que el pueblo judío ha tenido para probar la integridad de nuestros compromisos.
Y en cuarto lugar, insistimos en que las aspiraciones morales y políticas centrales del Estado – ser a la vez una patria para el pueblo judío y una democracia vibrante, una patria para los judíos y para los palestinos, y un Estado judío y un Estado de todos sus ciudadanos – no son ideas en tensión que compiten entre sí y ciertamente no contradicciones, sino que son aspiraciones complejas pero plausibles para el Estado de Israel y que pueden ser honradas a través de un compromiso serio con los valores judíos y democráticos, así como con sus instituciones.
El hecho de que estos compromisos sean difíciles de alcanzar, y a veces complicados de articular, no los hace inválidos y no nos exonera de nuestra responsabilidad de llevarlos a cabo. Creemos que el judaísmo siempre ha hablado mediante oraciones completas, con párrafos, e incluso con tratados, mucho más que con los eslóganes que funcionan temporalmente para los partidos políticos o que sobreviven fácilmente en el adhesivo de un paragolpes. Por otro lado, nuestra tradición es escéptica del populismo, y cuestiona si las ideas que son las más populares y fáciles de implementar son en realidad las moralmente serias. Siempre hemos tenido en nuestra historia profetas, ancianos y sabios con un mensaje moral para el pueblo; a veces sus puntos de vista han sido rechazados por el pueblo por todas las formas de conveniencia, pero su sabiduría se conserva para la posteridad y representa la estrella polar de la continuidad judía.
Durante las últimas décadas, nos hemos beneficiado del hecho de que muchos de estos compromisos fueron compartidos por los israelíes y la judería mundial; si no explícitamente, al menos tácitamente. A pesar de que el apego a Israel de algunos judíos de alrededor el mundo se ha erosionado en las últimas décadas, la abrumadora mayoría ha sostenido que una relación con Israel constituye un compromiso significativo en su judaísmo; incluso cuando algunas normas democráticas se han erosionado en Israel con el fracaso de las negociaciones con los palestinos y la probabilidad de una ocupación indefinida, las fuerzas prodemocráticas en la sociedad israelí han ayudado a Israel a mantener sus compromisos centrales alineados.
Nuestras preocupaciones y temores
Los acontecimientos de los últimos meses, y especialmente los de la semana pasada, están resultando ser algunas de las pruebas más difíciles para cumplir con nuestros compromisos que jamás hayamos visto. Nos sentimos perturbados, y sabemos de muchos de ustedes que también se sienten perturbados.
En las últimas semanas, hemos sido testigos de un gran estallido de violencia, incluyendo varios ataques terroristas que han matado a civiles israelíes inocentes, incluso dentro de nuestra propia comunidad: Elan Galenes z”l, el hermano de Gabriel, un exalumno de nuestro programa de año sabático Jevrutá. Hemos visto incursiones militares israelíes letales en Cisjordania que han resultado en importantes bajas palestinas. Hemos visto y participado en manifestaciones históricas contra las reformas judiciales radicales que son tremendamente impopulares para el electorado israelí, incluso cuando están siendo promovidas por un gobierno que acaba de ser elegido por ese mismo electorado. Y hemos visto, con horror, los comportamientos de represalia de un grupo de colonos judíos en Huawara después de uno de los ataques terroristas. Esta respuesta violenta contradice la esencia de lo que queremos decir cuando hablamos del pueblo judío pensando en nosotros mismos como definidos por el compromiso de ser ‘rajmanim, bnei rajmanim’, los compasivos, hijos de los compasivos.
En algunos de estos momentos hemos alzado nuestras voces en protesta; en otros, hemos vertido lágrimas de pérdida; en otros, lamentándonos o con ira.
No es fácil en momentos como este seguir siendo, como seguiremos siendo, una organización imparcial y pluralista. Y para hacerlo, se nos recuerda que definimos nuestro trabajo a través de un compromiso con los principios, creencias y valores, y no con posiciones políticas concretas u otras estrategias a corto plazo.
Todos nuestros compromisos fundamentales están siendo puestos a prueba en este momento.
Hay demasiada gente en el pueblo judío que está dando por sentado al Estado de Israel y a su existencia futura a largo plazo, y otra que cada vez más lo “descarta” considerándolo como una parte menos central de su judaísmo.
Hay muchos que están renunciando al proyecto colectivo que es el pueblo judío o están siendo expulsados de ese proyecto en contra de su voluntad.
Hay demasiados ejemplos de que el Estado de Israel simplemente no cumple con las normas de excelencia moral, esas normas que están destinadas a que asumamos la responsabilidad por nosotros mismos, y en su lugar capitula demasiado fácilmente frente a la “normalidad” o algo peor.
Miles de observadores internacionales y pro-Israel están hablando – en algunos casos por primera vez en público debido a la claridad de sus preocupaciones y la gravedad de los problemas – para expresar temores legítimos del futuro de Israel como democracia; y un número creciente de ciudadanos palestinos de Israel temen por su futuro.
Nuestras responsabilidades
No tenemos ninguna intención de reducir nuestros compromisos; en todo caso, la urgencia de estos compromisos – estipularlos y luchar por ellos – nunca ha sido más fuerte. En este momento, es nuestro deber hablar, criticar los fracasos morales y los peligros para el futuro democrático de Israel, y ser claros sobre nuestros valores como judíos y sionistas.
Este es también el momento de redoblar esfuerzos en el trabajo que hacemos, con un sentido de urgencia y responsabilidad que nunca hemos experimentado. En Israel, estamos acelerando el ritmo de nuestro crecimiento e innovación en nuestro Centro para la Identidad Judía Israelí bajo el liderazgo de Ronit Heyd, construyendo una red activista de maestros y directores en pro del avance de los valores liberales judíos y democráticos en el sistema escolar; en nuestro nuevo Centro para la Sociedad Compartida bajo el liderazgo de Rana Fahoum, estamos abriendo nuevos caminos en la construcción de relaciones y en la construcción de una cultura cívica más fuerte de pertenencia compartida entre los ciudadanos judíos y palestinos de Israel; en nuestra red rabínica Rabanut Yisraelit, estamos impulsando la organización de la comunidad basada en la religión en todo el país; en nuestro Centro de Religión y Estado bajo el liderazgo de Tani Frank, estamos difundiendo propuestas legislativas y comentarios críticos para avanzar en la agenda del pluralismo religioso; en nuestro Centro de Investigación Kogod, bajo el liderazgo de Shraga Bar-On, estamos trabajando en nuevas formas y metodologías para comunicar las características esenciales del judaísmo liberal, la democracia y el sionismo religioso para la sociedad israelí; y con nuestras voces – en nuestros podcasts, videos, por escrito y en la calle – a veces damos forma y a veces nos hacemos eco de la emergente voz democrática liberal de la sociedad israelí que está haciendo una reaparición.
Galvanizar a los líderes judíos estadounidenses para que hablen, enseñen y lideren con una voz moral clara y apasionada sobre el Israel por el que estamos luchando es igualmente crítico, para que podamos apoyar a nuestros socios en Israel y honrar nuestros compromisos con el pueblo judío. Estamos haciendo esto mediante el rápido crecimiento de nuestro trabajo con adolescentes y jóvenes adultos judíos en nuestro conjunto de programas Wellspring, que se centran en gran medida en la problemática de la condición de pueblo judío y del sionismo y lo que significa estar comprometidos moral, espiritual e intelectualmente con Israel en esta coyuntura crítica. Hemos dedicado la mayoría de los episodios de nuestros podcasts emblemáticos, Identidad/Crisis y Por el Amor de Dios, a fortalecer el discurso comunitario judío en torno a Israel y la política judía. Dedicamos todos los programas del verano pasado para líderes laicos y rabinos, y un número de nuestra revista Sources (Fuentes), a la pregunta de “¿Por qué Israel ahora?” invitando a una nueva generación de nuestros líderes a crecer y dar forma a sus propias voces valientes de liderazgo para las necesidades de este momento. Y estamos planeando nuestros programas de verano de este año para líderes laicos, rabinos, directores de escuelas judías, profesionales de Hillel y estudiantes universitarios, los que se infundirán con el lema “El Israel por el que estamos luchando”, para dejar claro que nuestros compromisos son alimentados por la Torá, nuestras convicciones morales y las responsabilidades que conlleva estar vivos en este momento en la historia judía.
No hacemos nada de esto solos. El Instituto Shalom Hartman se enorgullece de pertenecer y contribuir a un ecosistema de organizaciones en Israel y de la comunidad judía de América del Norte que están comprometidas con un Israel judío y democrático que esté a la altura de nuestras aspiraciones morales, y especialmente las muchas organizaciones que invitan tanto a los israelíes como a los judíos del mundo a participar en conformar el Israel que imaginamos.
Queremos que estés con nosotros y que te quedes con nosotros. Ahora no es el momento para que aquellos que comparten nuestros compromisos fundamentales – que creen en el ideal – nos abandonen debido a lo que está ocurriendo en la realidad. Ahora es el momento para que la judería mundial apoye a los israelíes y palestinos que están trabajando por el cambio; para que los sionistas liberales vean nuestros compromisos como arraigados en el patriotismo y la lealtad a los compromisos permanentes de Israel que fueron establecidos en su Declaración de Independencia. Ahora es el momento de construir coaliciones más grandes y más amplias, para reconocer que no tenemos que estar de acuerdo en todo, pero que nos necesitamos unos a otros para el mejoramiento de la sociedad israelí. Ahora es el momento de recordar que muchos de nuestros desacuerdos se pueden negociar sin el marco de suma cero al que nuestros políticos están tan apegados, y que una cultura de pluralismo y debate de principios es en nuestro mejor interés colectivo. Ahora es el momento para que la gente de la Torá de todas partes resista el binarismo entre los valores judíos y el nacionalismo judío, para reconocer que la historia ha hecho que tal distinción sea irrelevante, y que el trabajo de la Torá está al servicio de las necesidades actuales del pueblo judío y no para evitarlas. Ahora es el momento de más sermones sobre Israel que pongan en primer plano la voz moral de la tradición judía y la insistencia en que lo mejor de nuestra tradición continúe moldeando nuestras esperanzas y sueños sobre cómo nosotros, como pueblo judío, caminamos por el mundo, por más y mejor educación de Israel que no se aleje de los desafíos sino que los use para ayudar a reclutar a la próxima generación para que sea parte de la solución, por más filantropía para las ONG israelíes para que podamos hacer lo que el sionismo siempre ha hecho: soñar con un futuro mejor y rechazar el fatalismo del status quo.
Nos necesitamos unos a otros más que nunca. El pueblo judío no puede alejarse el uno del otro, no durante nuestro turno en él. ¡Hay demasiado por hacer!
En amistad, y con oraciones por la paz,
Donniel Hartman, Presidente Instituto Shalom Hartman
Yehuda Kurtzer, Presidente Instituto Shalom Hartman de América del Norte
Traducción: Daniel Rosenthal