Rabino Mordejai Edery: el Hugo Batalla del judaísmo rioplatense
Martín Kalenberg para TuMeser, 27 de febrero de 2023
Sábado de mañana. Tiempo de la plegaria matutina. Estoy en Yavne: mi exescuela, mi sinagoga y mi segundo hogar. No logro concentrarme. Voy a la biblioteca a buscar el libro de Éxodo. Me encuentro con una joya: la traducción al español de Mordejai Edery.
Más allá de que sé quién es, nunca había accedido a su obra en formato impreso, sino que siempre en su versión digital a través del sitio web de la organización Masuah. Voy a las páginas finales. Me impresiona la bibliografía que utilizó para editar una de las primeras traducciones judías del pentateuco al español (la de Éxodo, en 1984). La reviso. Edery cita la primera traducción judía al alemán de Franz Rosenzweig y Martin Buber (ninguno de ellos ortodoxo, a diferencia de Edery). Además, menciona la traducción de la Biblia al español en 1961 por parte de León Dujovne, filósofo judeoargentino de renombre, quien no era un hombre de fe.
Edery me sigue sorprendiendo al mencionar como fuente a una traducción bíblica al árabe, publicada en Beirut en el año 1905, así como la mención de biblias cristianas y el Diccionario de la Real Academia Española.
En el prólogo del libro indica la cantidad de exégetas judíos que incluye en sus comentarios de cada porción bíblica, siendo sus fuentes principales el francés Rashi (clave para el mundo ashkenazí) y el andaluz Abraham Meir Ibn Ezra (reverenciado por el mundo sefardí).
Empiezo a leer el texto de la porción semanal que se lee ese sábado de febrero. Se trata de Terumá (donación en hebreo). Bien el principio aparece el versículo 10 del capítulo 25 donde Dios le dice al pueblo judío que lo primero que debe constuir, dentro del tabernáculo, es el arca sagrada. Lo interesante, según Edery, es que lo dice en plural (“Y harán el arca”).
Así lo explica: “llama la atención, desde el punto de vista gramatical, que el mandato de la construcción del ארון «Aron» es enunciado en plural ועשו «vehasu» -habrán de hacer-, a diferencia de la מנורה «Menorah» -candelabro o la mesa que había en el Mishcan, queriendo -alegóricamente- indicar que la Torah no es patrimonio ni posesión de ningún individuo ni de ningún grupo selecto.
La Torah pertenece a todos los seres humanos del mundo que quisieran tenerla. Por último, las medidas de la superficie del Arca contienen codos y fracciones de codos, queriendo indicar también alegóricarnente que, el estudio y conocimiento de la Torah, no se puede nunca llegar a lograrlo en soledad, siempre estaremos solamente en una fracción del conocimiento a lo sumo en una mitad, de ahí la necesidad de vivir la Torah en grupos de personas que se complementan.
Esto nos da una necesidad de dimensión de modestia y de no perfección. Todos nosotros tendremos deficiencias en el campo de lo intelectual y de lo moral. Estas deficiencias solo pueden ser corregidas cuando nuestro prójimo está claramente incluido en nuestra moral y acciones”.
Siento que Edery me habla y yo asiento con mi cabeza. Le comparto el texto a quien tengo sentado a mi lado. Empiezo a recordar la historia de este rabino que comenzó siendo ortodoxo, compartió el púlpito con Marshall Meyer en la liberal Bet El (movimiento conservador) durante los duros años de la dictadura militar Argentina, y codirigió junto a Meyer el Seminario Rabínico Latinoamericano (también masortí).
Meyer era el liberal y el carismático, cercano a la reforma judía. Edery, el legalista, el conocedor de las fuentes y autores más preciados para el judaísmo ortodoxo. Y así convivieron en una misma comunidad durante varios años. Mordejai terminó siendo ortodoxo. Fue un hombre que conoció muchas realidades judías.
Edery me hace pensar en el doctor Hugo Batalla. Sus comienzos en el Partido Colorado, primero con Luis Batlle (lista 15 ) y luego junto a Zelmar Michelini (cuando funda la 99), la creación y pasaje por el Frente Amplio, la defensa de Raúl Sendic, fundador del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros, su liderazgo y candidatura a la presidencia por el Partido por el Gobierno del Pueblo como lema independiente en 1989.
Batalla terminó su vida retornando a su primer amor, al igual que le ocurrió a Edery, y fue vicepresidente de la República a partir de marzo de 1995 en lo que fue el segundo gobierno sanguinettista.
Durante ese tiempo tuvo que mudarse de su querida La Teja a Punta Carretas debido a la intolerancia de varios partidarios izquierdistas que no lo dejaron vivir tranquilo ni aceptaron su honestidad intelectual y el hecho de que, por su naturaleza, el ser humano cambia.
Hugo murió mientras era vicepresidente. Ese día era sábado, y los justos mueren en Shabat tal como nos enseñan nuestros sabios de bendita memoria.
Ese día con mi amigo Andrés fuimos al Palacio Legislativo a rendirle homenaje y a despedirlo. Fue emocionante.
Me quedo pensando, mientras la plegaria continúa, que Edery y Batalla nos enseñaron que en la vida uno puede elegir distintos caminos que lo llevan, al final de sus días, a tener la tranquilidad de que siempre fue quien consideró que debía ser.