Israelíes ortodoxos en Eurovisión

“Los seis concursantes que han sido elegidos pueden seguir soñando con participar en el concurso de canciones de Eurovisión”, dijo el maestro de ceremonias Liron Weizman, dando fin al reciente episodio de “Batalla de los gigantes” del reality show israelí “El Factor X”. Dos de los “soñadores” a los que se refería Weizman son Shahar Edwi, un joven haredi que cantó “Dreams Like Joseph” (Sueños como José) de Hanan Ben Ari y que pasó a la siguiente etapa de la competencia a pesar de una actuación que se describió como problemática, e Ilay Elmakys, quien usa una kipá negra y cantó “You Touched My Heart” (Tocaste mi corazón) de Eyal Golan, maravillando a los jueces, así como a este escritor, con una forma de cantar penetrantemente clara que salía de él sin esfuerzo alguno.

Sin embargo, la cuestión del talento en relación con Eurovisión es problemática cuando se trata de concursantes religiosos en Israel. La razón es técnica: la transmisión del concurso anual de canto, con representantes de unos 50 países, tradicionalmente se lleva a cabo un sábado por la noche. En consecuencia, alguien que observe el Shabat no puede participar, porque el ensayo general, en el que los jueces otorgan puntos a los cantantes, se lleva a cabo el viernes por la noche, cuando comienza Shabat. De hecho, la banda Shalva, que alcanzó una etapa avanzada en el espectáculo previo al festival “Rising Star for Eurovision” (Estrella naciente para Eurovisión) en Israel hace unos años, se vio obligada a retirarse de la competencia precisamente por esta razón.

Cada pocos minutos, en promedio, alguno de los jueces de “El Factor X” local se pregunta en voz alta: “Lo que acabamos de escuchar y ver ahora ¿es apropiado para Eurovisión?” Por ejemplo, después de la actuación de Edwi, dos miembros del panel, los cantantes Margalit Tzan’ani y Ran Danker, miraron al joven y dijeron que estarían de acuerdo en enviarlo a Eurovisión, que se llevará a cabo en Italia en el próximo mes de mayo. Sin embargo, otro juez, el cantautor Aviv Geffen, dijo en un momento de sinceridad: “Quiero que la discusión sobre ti deje el tema de la religión a un lado por un momento. Es algo que hemos tratado antes; me parece que lo hemos agotado”.

De hecho, la discusión sobre la religión puede haberse agotado para Geffen, pero las conversaciones sobre la viabilidad de que Edwi represente a Israel en la próxima primavera ni siquiera han comenzado. El análisis de este tema toca una serie de cuestiones profundas. ¿Es justo que los concursantes observantes, que no tienen posibilidades de ganar o incluso de participar en Eurovisión participen en las preliminares israelíes? ¿Y es correcto que tales concursantes progresen a etapas avanzadas a expensas de otros participantes, que en realidad podrían llegar a la etapa final? La exclusión de los concursantes, al principio de la fase israelí, basada en su práctica religiosa ¿constituiría una violación de la libertad de religión, o sería un acto deseable de transparencia que solo evitaría una frustración innecesaria más adelante?

Los productores del programa parecen no haber considerado estas preguntas, o al menos no las han planteado para ilustrar a la audiencia. Pero eso también es comprensible. Un cantante como Elmakys es un valor para cualquier reality show de talentos: una potencial mina de oro que, si se maneja adecuadamente, llenará las salas de conciertos en los próximos años. Uri Sela, quien estuvo detrás de “Eyal Golan Is Calling You” (Eyal Goyan te está llamando), un show competitivo presentado hace una década por Golan, uno de los animadores más populares de Israel (es el programa que catapultó al estrellato a Nissren Kader, una mujer árabe), y quien es el director de la temporada actual de “El Factor X”, sabe muy bien cómo luce una estrella, incluso antes de “nacer”.

“El Factor X” se presenta a sí mismo como un programa pluralista, con representantes de todas las comunidades: gays y lesbianas, mizrajíes y ashkenazíes, religiosos y seculares, entre ellos una tal Netta Barzilai, quien ganó la competencia internacional hace tres años. Eso es motivo de alegría. Los reality shows se encuentran entre los marcos de entretenimiento más democráticos en términos de la amplia gama de participantes que participan, tanto en Israel como en el extranjero. Aun así, elegir al representante de Israel para Eurovisión significa renunciar a ciertos grupos, por doloroso que sea. Los participantes de Eurovisión simplemente tienen que profanar el Shabat. No obstante, si quieren participar, tendrán que seguir el ejemplo de Boaz Mauda, el finalista que representó a Israel en Eurovisión en 2008, actuando el día de descanso a pesar de las exigencias de sus creencias religiosas. En caso contrario tendrán que ceder su lugar a aquellos para quienes el día no es sagrado.

La exclusión de una persona observante de cualquier foro o competencia es algo que debe evitarse a toda costa, en todo momento, pero en el presente caso, cuando el evento simplemente no puede trasladarse de Shabat a otro día, no parece haber alternativa. Afortunadamente, siempre habrá reality shows musicales locales, como “Rising Star” (Estrella naciente), que no prometen al ganador un boleto a Europa.

La empresa Reshet, que produce el programa en el Canal 13, declaró en su respuesta que “los concursantes de ‘El Factor X para Eurovisión’ son conscientes de que los ensayos de la competencia también tienen lugar el fin de semana, y que el programa les ofrece libertad de elección sobre si participar. Debería enfatizarse que, en el pasado, personas religiosamente observantes representaron a Israel”.

Traducción: Daniel Rosenthal